domingo, 18 de mayo de 2025

Tres libros con una propuesta peculiar

Tengo la costumbre de alterar mi programación de lecturas (sí, confieso que llevo un listado de los próximos libros que voy a leer, intentando mezclar autores y géneros), normalmente para incluir algún libro del que he sabido a través de artículos o podcast o que, simplemente, me han llamado la atención por el título o el autor.

Uno de ellos ha sido Bosque Mitago, de Robert Holdstock (no sé ni quién es). Lo tenía en mi lista de pendientes desde hace muchos años. Creo que alguien lo comentó en algún foro de literatura que frecuentaba por los años 2010 y luego debí escuchar algo en algún podcast.

El inicio me pareció brillante y atrayente, con el protagonista que vuelve a la casa familiar una vez que su padre ha desaparecido y su hermano se interna en el bosque para ir en su busca. Claro que el bosque no es normal, sino que en él los arquetipos de la fantasía se vuelven reales, reproduciendo las características que el imaginario colectivo les ha otorgado, pero tomando conciencia de sí mismos y viviendo sus vidas.



De hecho, cuanto más se interna uno en el bosque, más oscuros y primarios se convierten esos arquetipos, vinculados con edades tempranas en las que la Humanidad comenzó a crear sus mitos.

Acompañamos al protagonista en un viaje al interior de ese bosque, no tanto buscando a sus familiares sino a uno de esos arquetipos con los que ha compartido unos meses de vida y del que se ha enamorado perdidamente.

La historia me parece que fue perdiendo fuelle a medida que pasaban las páginas y el impacto inicial se diluía, hasta llegar a un final un tanto precipitado. No obstante, el conjunto es de interés y al tratarse de un libro no muy largo, se puede leer con facilidad y disfrutarlo. Aún así, no me he animado todavía a leer su continuación.

Otro de estos titulos fue Esperanza del venado, de Orson Scott Card, del que he intentado retomar la saga de Ender con un resultado desigual. Creo recordar que supe de él a través del blog amigo Demencias vespertinas.

El libro es una incursión del autor en la fantasía, tocando temas como las profecías, la magia primordial (que no primitiva), el destino de los héroes, el amor y la venganza. Algo así como una saga vikinga escrita en el siglo XX.

Me pareció raro en su concepción y en su ejecución. Me chocó tanto que me costó leerlo a pesar de su brevedad, con algunos pasajes que incluso me removieron las tripas por ser un tanto desagradables.



Esto, unido al fallido tercer libro de Ender (que todavía no he llegado a comentar aquí), me ha convencido de que el autor va a tardar un buen rato a tener una oportunidad en mis lecturas.

Por último, Los tejedores de cabellos de Andreas Eschbach, un librito no muy largo, pero denso y que nos muestra una sociedad en un planeta perdido de un imperio galáctico en el que los tejedores de cabellos del título dedican su vida a tejer alfombras con los cabellos de sus mujeres e hijas, pasando el oficio de padres a hijos.

Una vez terminada esa alfombra que, como digo, es la obra de toda una vida, se la venden a un funcionario que pasa por el planeta a recogerlas.

Esta historia tan peculiar se entremezcla con una rebelión contra ese imperio galáctico. Al cambiar el punto de vista, somos espectadores de la paradoja que resulta ser el destino de todas esas alfombras que han salido de planeta durante incontables generaciones de tejedores de cabellos.



Pero también el autor nos plantea una cuestión filosófica cuando conocemos cuál es la relación real que hay entre el gobierno y la rebelión, que recuerdo me dejó con la boca abierta.

Seguramente en su conjunto es el mejor libro de los tres que comento en esta entrega, aunque por más que lo he intentado, no consigo recordar dónde oí de él por primera vez.

Los tres libros tienen en común una propuesta original y su brevedad, gracias a lo que no va a dar tiempo siquiera a lamentar haber empezado a leerlos porque cuando llegue ese momento casi habremos terminado y no costará demasiado seguir hasta el final.



 

1 comentario:

  1. Me alegra que «Mitago» haya funcionado más contigo, porque a mí me aburrió un poco. «El venado» puede ser muy desagradable para algunas personas y genial para otras, lo amas o lo odias. A mí me gustó más que «Ender», que también me parece una novela muy buena.
    No leí el tercero, así que lo apunto.

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