domingo, 1 de junio de 2025

Millie y Netflix lo intentan, pero...

El fenómeno Millie Bobby Brown estalló en 2016 a la par de fenómeno Stranger Things, el pelotazo que está próximo a terminar con una quinta temporada. La actriz tenía algo así como doce años cuando se vio en el centro de la acción.

Antes que Stranger Things se la pudo ver en alguna cosa, incluyendo capítulos de Modern Family o de Anatomía de Grey, según su ficha de imdb. Después, tanto ella (o su familia, que era una niña) como Netflix maniobraron para sacar provecho de su tirón.

Además de aparecer en la franquicia de Godzilla, la maquinaria de la productora se puso en marcha para darle papeles protagonistas, como el de Enola Holmes, la hermana pequeña del famoso investigador y cuyas dos películas son lo mejor que ha hecho en cuanto a valoración.

En 2024 se pone en la piel de Elodie, la chica que debe casarse con el príncipe de un reino que se ve continuamente bajo la sombra y la amenaza de un dragón. Era la película Damsel y en ella se intenta dar una vuelta de cuerda a los roles tradicionales de los cuentos de fantasía.



La película agarra todos los ingredientes clásicos: un príncipe, una princesa, un reino, un dragón, magia y fantasía. Esos ingredientes los pone en una coctelera y los recoloca para ver qué sale, con un resultado que, sin ser satisfactorio en su totalidad, es interesante hasta el punto de que la película se deja ver.

Salvo la protagonista, el resto de personajes (lo que incluye a la dragona, que es en realidad de lo que se trata) resulta no ser lo que parece en un principio. Todos, en mayor o menor medida, tienen una motivación oculta que es la que domina todo lo demás. Elodie, la joven prometida, es la única que se muestra tal y como es y se ve envuelta en una larga historia de venganza que va mucho más allá de ella misma.

La película está realizada para mayor lucimiento de la actriz y, aunque tengo que confesar que no soy un gran admirador de Millie, en esta película no está del todo mal y consigue mantener el tipo.

El resultado es una cinta que se deja ver con agrado, pero que cotiza a un magro 6,1 en imdb.

Netflix vuelve a intentarlo este año con Estado eléctrico. En esta ocasión hay un cambio de estrategia y al lado de Millie Bobby Brown tenemos a Chris Pratt con un papel significativo.

Nos encontramos en un futuro más o menos cercano, en el que la Humanidad ha llevado a cabo una guerra contra los robots humanoides y los ha arrinconado a una serie de reservas. Todos los androides están prohibidos, pero al mismo tiempo la gente está enganchada a un entorno de realidad virtual desarrollado por la empresa de la persona que logró los avances tecnológicos que llevaron a la victoria.

El personaje de Millie es Michelle, una chica que ha perdido a sus padres en la guerra y que desde entonces ha pasado por un rosario de hogares de acogida. Su hermano ha desaparecido, aunque al parecer no ha fallecido.



Chris Pratt es un buscavidas que se gana el pan contrabandeando con equipos que están prohibidos a pesar de ser en su mayoría inofensivos, y que se mueve con un gran camión y al que acompaña un robot.

El resultado final de esta coctelera resulta mucho más confuso que lo que consiguió Damsel. De hecho, me aburrió bastante y pasé una buena parte de la película con el piloto automático y el móvil en la mano.

La estética postapocalíptica y de decadencia está bastante bien representada, pero el conjunto desaprovecha una ocasión ideal para encontrar a unos espectadores que estamos deseosos de propuestas interesantes en cuanto a ciencia ficción o fantasía.

Estado eléctrico se queda en un paupérrimo 5,9 en imdb y quizá ponga en entredicho la capacidad de Millie de conseguir un verdadero pelotazo, sola o en compañía de otros como Chris Pratt, que tampoco parece pasar por su mejor momento. 

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