Todo el jaleo que tengo en el curro ha llevado a dos semanas de inactividad en el blog y la interrupción de un ritmo que empezaba a ser muy interesante. Ahora tengo un hueco y me propongo a hablar de La guerra por el Norte, mi primera incursión en la fantasía épica nacional (no incluyo mi frustrante lectura de Memorias de Idhûn, de Laura Gallego, de la que ya hablaré en otro momento).
Escrita por Guillem López, La guerra por el Norte es la primera parte de una trilogía que está a punto de ver su segundo acto y estaba dentro de mis futuribles, pues las críticas que había estado leyendo por la red la dejaban bastante bien. Así que, cuando me la encontré en la Semana Negra, me la eché al zurrón y la puse en la lista de espera.
Pues después de todo esto, tengo que decir que me ha costado horrores leerla. He tardado casi un mes, bastante más que la media de lectura de un libro de tamaño similar (490 págs) y aunque hubo algún día en que no pude leer ni un párrafo por circunstancias del trabajo, los días que me dedicaba a ello tampoco acababa de sacarle partido. He tenido que hechar mano de toda mi fuerza de voluntad y de mi orgullo (que no es poco) para terminarlo.
Pero también tengo que decir que la culpa no es del todo de la historia. Pesa mucho más en lo negativo la edición de Grpo AJEC (línea Excalibur): tipo de letra demasiado pequeño y poco atractivo, maquetado pobre, erratas... No ayudan nada, no... Se me cansaba mucho la vista y hacía que poco a poco fuera perdiendo las ganas de leer alguna página más, así que acababa cerrando el libro y a otra cosa.
La historia está muy currada, es cierto: decenas de personajes, facciones, localizaciones, política entrecruzada... Un gran trabajo, hay que decirlo. Pero también pesa en su contra, porque los personajes principales son atractivos únicamente lo justo para no mandar el libro a la pila de libros abandonados a la mitad. Les falta carisma, magnetismo, ese nosequé que hace que tengamos más ganas de saber qué les va a pasar en el capítulo siguiente. Los momentos de interés aparecen con cuentagotas y ahí si que la lectura el ágil y amena, pero entre uno y otro hay que vadear grandes zonas de nada.
No obstante, tengo la impresión de que si la edición fuera mejor de lo que es, estas apreciaciones mejorarían bastante. El autor tiene oficio y una gran capacidad de trabajo, no la caga en ningún momento, por lo que merece la oportunidad de ser leídos.
Lo que pasa es que no todo el mundo puede ser el nuevo George R.R. Martin. Y digo esto porque la inmensidad del objetivo es muy similar al de Canción de Hielo y Fuego. Pero hay que mantener las distancias entre uno y otro. Mucho (asumo la injusticia de la comparación, aunque inevitable).
Un aprobado raspado, un cinco para La guerra por el Norte.