miércoles, 27 de marzo de 2024

Midway

Hace unos pocos años, la industria del cine norteamericana generó una de esas películas que, de vez en cuando, lanzan para disfrute de sus ciudadanos como exaltación patriótica. El resultado es desigual, dándose la paradoja de que las mejores películas son las que no buscan precisamente esa exaltación, sino que se centran en otras circunstancias de la guerra. 

Pearl Harbour fue la última película de exaltación hasta que en 2019 se estrena Midway. Pasó por completo bajo mi radar, porque la exaltación patriótica norteamericana a mí es que me da bastante igual, pero en las vacaciones de navidad de 2022 la emitieron en televisión una noche, ni siquiera en prime time, así que aproveché para quitarla de en medio.

No me equivocaba. La película es impresionante en lo visual, con escenas impactantes de verdad. Pero, por todo eso y más, a los ojos de un espectador no norteamericano, resulta fallida incluso como película de aventuras. Porque la exaltación patriótica de los Estados Unidos, suele resultar estomagante y excesiva y en eso Midway no es una excepción. 

Como tampoco lo es en el elenco de actores de nivel que reúne, buscando la mayor suntuosidad posible. Está llena de rostros conocidos, aunque pocos serían considerados sin discusión actores de la primera fila: Woody Harrelson, Patrick Wilson, Luke Evans, Dennis Quaid, Aaron Eckhart o Nick Jonas (ejem...). 

 


Para la dirección, el gurú del cine de superproducción y acción, Roland Emmerich (Godzila, Independence day, El día de mañana, Moonfall, 2012, Stargate...), que cada vez hace películas más surrealistas en lo excesivo. 

El resultado de todo estos ingredientes es un cóctel previsible y de un mínimo interés, que dura 138 minutos que estarían mejor empleados en otros menesteres. 

Ahora bien, la batalla de Midway supuso el punto de inflexión de la Segunda Guerra Mundial en el frente del Pacífico, donde se libraba una guerra paralela contra el Imperio de Japón, y esto sí que es realmente importante. 

Desde el ataque sorpresa a Pearl Harbour en diciembre de 1940, los japoneses habían ido de victoria en victoria y controlaban todo el sureste asiático. Pero, incluso en la cúspide de su poder, temían al gigante americano al que habían vuelto a doblar la muñeca en la batalla del Mar de Coral unas semanas antes. 

Se dice que el almirante Yamamoto, el hombre detrás de la estrategia, sabía que era una guerra que no podía ganar a largo plazo. No se puede decir que fuera un visionario en este sentido, porque hay pocos escenarios en los que se pueda derrotar a un país-continente del nivel de los Estados Unidos y su inmensa (en aquella época aún más importante) capacidad industria. 

Yamamoto buscaba un nuevo enfrentamiento en el que poder poner de rodillas de forma definitva a la flota del Pacífico, ya tambaleante, y poder negociar desde una posición de fuerza, así que eligió un atolón perdido de la mano de dios para presentar batalla. 

 

Reparto de 1976. No hay color

El resultado, lejos de lo esperado por Yamamoto, supuso un golpe casi final a la flota japonesa, que perdió cuatro portaaviones (el nuevo rey de los mares por encima del acorazado). 

Leer sobre la batalla es fascinante y revelador de cómo, a veces, el destino se juega en el filo de una navaja. En Midway los japoneses bebieron hasta los posos del cáliz de la mala suerte. 

Para empezar, durante los juegos de guerra previos que realizaba el estado mayor para determinar la estrategia, el oficial responsable de los movimientos de la flota estadounidense propinó una sonora derrota al bando japonés, pero como había maniobrado sin cumplir las reglas del escenario de batalla propuesto, el resultado se declaró nulo y se repitió con el resultado esperado de victoria decisiva japonesa. Los nipones, y no sería la primera vez, pecaron de soberbia y no prestaron atención al aviso, porque la flota norteamericana actuó de la forma en que el oficial japonés había previsto, con el mismo resultado. 

Los norteamericanos partieron con la ventaja de haber roto el código de mensajes japonés, lo que les permitió determinar el punto de ataque con una argucia. Sabían que se aproximaba una ofensiva, pero no conocían el punto elegido y tenían varias opciones. Para acabar de cerrar esta incertidumbre emitieron en abierto un mensaje que indicaba que Midway tenía problemas con el suministro de agua. Cuando desencriptaron los mensajes japoneses, confirmaron que Midway era el punto de ataque y pudieron maniobrar en consecuencia. 

 


En la batalla del Mar de Coral, los norteamericanos perdieron el portaaviones Lexington y el Yorktown quedó tan gravemente dañado que los japoneses pensaron que se acabaría hundiendo o que las reparaciones llevarían demasiado tiempo. Craso error y falta de inteligencia militar, porque el portaaviones fue reparado en un tiempo récord y se lo encontraron enfrente sin esperárselo. 

Por último, la mala suerte y la indecisión del almirante Nagumo hizo que el ataque aéreo norteamericano pillara en una situación comprometida a la flota japonesa, lo que disminuyó de forma notable la capacidad de su defensa antiaérea. 

El resultado fue devastador, perdiendo los japoneses los cuatro portaaviones que habían puesto en liza, frente a solo uno de los norteamericanos. Las pérdidas humanas fueron también graves, siendo las bajas de los pilotos experimentados las más difíciles de asumir. 

A partir de ahí, la oportunidad del Imperio Japonés, no de ganar la guerra, sino de negociar, se esfumaron y comenzaría una campaña de años en las que fueron retirándose palmo a palmo de la tierra que conquistaran, con gran pérdida de vidas y material, hasta la derrota final. 

¿La película? Ah, sí. Cotiza a 6,7 en imdb, pero resulta uno de esos casos en los que la puntuación está inflada. Muy inflada, diría yo. Rondando el cinco, por arriba o incluso por abajo, sería más ajustado.

sábado, 23 de marzo de 2024

El viaje del perdón a Glen Orchy

Una de las manías que tengo es intentar empezar cada año con un nuevo libro, así que a medida que se acerca el 31 de diciembre ya voy calculando lo que voy a ser capaz de leer y eligiendo libros de acuerdo a su tamaño para intentar cumplir el objetivo. No lo consigo todos los años, pero me suelo quedar bastante cerca. 

Al acabar 2022 me encontré de nuevo en esa tesitura y miré con esperanza a mi biblioteca, donde encontré un pequeño librito de Anne Perry que resultó ser el primer volumen de sus Historias Navideñas: El viaje del perdón a Glen Orchy

Nada sabía de la autora y menos de su obra. Ambas me sorprendieron. 

 

Una historia agradecida de leer

Cuando busqué información de Anne Perry (que resultó ser un seudónimo), no pude hacer otra cosa que abrir los ojos con la tremenda historia de su juventud. No la voy a comentar aquí, porque creo que es mejor que el que quiera la descubra de la misma forma. Solo voy a decir que a veces resulta curioso cómo da vueltas la vida y todavía hay esperanza incluso cuando parece que ya no hay salida (si bien es verdad que lo de la esperanza depende del punto de vista, en este caso, porque a lo otros protagonistas no les quedó nada). 

En cuanto al librito, intuí que por pertenecer a la serie de Historias Navideñas, se trataría de algo relacionado de algún modo de esa época del año que tanto me gusta. No es que yo sea precisamente un águila, pero a veces me lanzo con conjeturas como esta. 

Lo que me encontré fue una historia que se lee con tremenda rapidez y que me ventilé en tres o cuatro días, ambientada por Navidad en la alta sociedad británica de finales del XIX y principios del XX.

Nos encontramos en una celebración de un fin de semana en una de esas casas inglesas que son casi castillos, separadas del resto del mundo y en las que los  miembros de la alta sociedad se autoaíslan de la baja sociedad sobre la que se elevan y que en el fondo (o no tan en el fondo) desprecian. 

En esa celebración asistiremos a una conversación de un grupo de mujeres. Una de ellas, viuda desde no hace mucho tiempo, anuncia su compromiso con el joven heredero de una buena familia. La envida corre como la pólvora y los comentarios van subiendo de tono, acusándola de buscafortunas. Para su horror, ni siquiera su prometido la apoyará en público. Esa misma noche, decide poner fin a su vida. 

 

Una autora con una historia sorprendente

Haciendo gala de un ciego cinismo de clase, las críticas se vierten ahora en las dos jóvenes que más se enfrentaron a la fallecida, castigándolas con el desprecio y el ninguneo más absoluto. Para una persona de aquella época, no se trata de otra cosa más que una muerte en vida, porque se las excluirá de cualquier evento social que se convoque a partir de entonces, acabando con sus opciones de encontrar un buen marido o ir creando una red de contactos que poder utilizar más adelante. 

Sin embargo, un hombre de moral intachable y reconocido por el grupo, propone una penitencia: viajar hacia la casa solariega de la suicidada y presentar sus disculpas a su madre, volviendo con pruebas de haber cumplido la tarea. 

Así que acompañaremos a ambas jóvenes en un incómodo viaje, no solo por lo físico sino por lo emocional, y descubriremos con ellas un incómodo secreto familiar.  

Pasa ser la primera incursión en la obra de Anne Perry (a quien, por lo que sea, no dejo de confundir con Anne Rice), me ha gustado mucho. Tengo que encontrar un hueco en mi lista para profundizar en la obra de esta autora que, por lo que he podido averiguar, mezcla el misterio con la ambientación histórica. 


 

domingo, 17 de marzo de 2024

Territorio Lovecraft (T1)

Territorio Lovecraft ha sido, a la vez, una esperanza y una decepción. No hay muchas ocasiones en las que podamos ver adaptaciones de los Mitos en el cine o la televisión, de tal forma que incluso no se reconoce de forma explícita que estamos ante una visita a estos lugares icónicos, así que por eso fue una sorpresa que se avivó tras un más que interesante episodio 1x01. 

De forma inevitable se convirtió en una decepción, primero porque no parecía haber mucha intención de producir nuevas temporadas y, segundo, porque la calidad de los diez capítulos que tenemos, es bastante irregular. O sea, que si es difícil encontrar adaptaciones de los Mito, que estas adaptaciones sean realmente buenas es todavía más complicado. 

No quisiera dar impresión equivocada. Territorio Lovecraft es una serie que está bastante bien, pero que resulta ser algo irregular en cuanto a la calidad de sus episodios. 

 


La verdad es que la serie empieza como un tiro, presentándonos un escenario bastante desconocido porque huye de la ambientación habitual de la Nueva Inglaterra blanca y protestante de los años veinte del siglo pasado. En su lugar, nos sitúa en una Nueva Inglaterra desde el punto de vista de los americanos de raza negra que, como en el caso del protagonista Atticus Freeman, han luchado por su país, pero que cuando vuelven a casa se reencuentran con la cruda realidad en la que son ciudadanos de segunda. El marco temporal es a mediados de la década de los cincuenta, poco tiempo después del fin de la Guerra de Corea.

Este resulta ser uno de los atractivos más evidentes de la serie, porque nos enseña situaciones desconocidas hasta ahora, pero terriblemente habituales en los Estados Unidos de la época. Como resulta ser el caso de los condados y ciudades que prohibían la circulación de gente de raza negra por su territorio una vez puesto el sol, bajo pena de que cualquier persona podía acabar con la vida de los despistados sin que los agentes de la ley movieran un dedo para evitarlo. 

 


El concepto en sí es terrorífico incluso hoy en día, pero además nos deja alguno de los momentos más tensos de todos los capítulos: cuando Atticus y sus acompañantes circulan con el policía siguiéndoles los talones mientras el sol baja inexorable en el horizonte; no puede acelerar, porque si sobrepasa el límite de velocidad dará una excusa para que les detengan, así que lo único que se puede hacer es rezar y que el vehículo en el que viajan no sufra una avería y les deje tirados. 

Esta combinación funciona realmente bien. Como funciona bien el grupo de personajes, bien construido, con relieve, llenos de motivaciones y frustraciones que irán saliendo a la luz a medida que las cosas se complican. 

Atticus (Jonathan Majors), Leti (Jurnee Smollet), George, Hippolita y Montrose son los protagonistas principales, más los dos primeros, pero cada uno tendrá su momento de lucimiento, por así decir. Incluso la niña, Diana, que también tendrá sus más y sus menos con las entidades de otros mundos.

 


Veremos criaturas de apariencia más o menos desagradable, hechiceros como Christina / William, conjuros de sangre, monstruos orientales, tentáculos, babas, cultistas... Un aderezo que resultará familiar a los aficionados a los relatos de Lovecraft y su Círculo y a todos aquellos que jugamos a La llamada de Cthulhu. 

Es una pena que Jonathan Majors acabara por destrozar una prometedora carrera y unas cuantas vidas, porque su Atticus da el pego tanto como ratón de biblioteca que investiga entre volúmenes polvorientos, como héroe que intenta salvar su vida y la de su familia ante la conspiración que parece que va a acabar con el mundo en cuanto se complete el sacrificio de sangre. 

Ya no veremos cómo continúa la historia, ni tampoco hasta dónde podría haber llegado Jonathan. Pero por lo menos podremos disfrutar de diez capítulos que cotizan a un más que decente 7,2 en imdb. 

Eso sí, hay que advertir que hay algunas que otras escenas escabrosas que quizá no sean para todos los gustos. 

domingo, 10 de marzo de 2024

La casa del dragón (T1)

Los últimos años son bastante prolíficos en cuanto a series de fantasía, con la segunda temporada de La Rueda del Tiempo, la primera de Los anillos de poder y también la primera de La casa del dragón.

Todas tienen en común que son adaptaciones de sagas literarias que se pueden considerar hitos en el género de la fantasía. Vale, no es cierto. La casa del dragón es una suerte de spin-off de Juego de tronos, lo mismo que su inspiración literaria lo es de Canción de hielo y fuego

No he leído Fuego y sangre, básicamente porque me niego a comprar nada de George R.R. Martin hasta que se digne a terminar el sexto volumen de Canción de Hielo y fuego, así que no voy a poder comparar con su adaptación. Casi lo prefiero, viendo el crimen que se está perpetrando con la Fundación de Asimov.


Así que, sin prejuicios y evitando en la medida de lo posible todo el revuelo que habia en redes sociales, me enfrenté a los diez episodios que forman la primera temporada y me encontré con una serie bien distinta y que, de primeras, deja una sensación un tanto decepcionante y que, por otra parte no puede ser de otra forma porque La casa del dragón no es, ni de lejos, el fenómeno televisivo que fue Juego de tronos. Tampoco estoy seguro de si eso es lo que se pretendía, supongo que la cosa iba más bien por estirar el chicle un poco más, como se ha hecho antes con infinidad de sagas y como seguro que se hará después. Pero, cuidado, puede ocurrir que el chicle, de tanto estirarlo, se acabe rompiendo. 

Aquí veremos dragones en su esplendor desde el primer capítulo, es verdad. También a diversos personajes históricos de la dinastía Targaryen y otras familias de renombre, algunas de ellas en posiciones más altas y otras en un escalafón más bajo. En lugar de conflictos abiertos con batallas por todas partes, nos encontraremos con conflictos soterrados, intriga, traiciones, asesinato... Lo normal en una corte en la que el rey está muy enfermo y solo tiene una hija. 

 

Dos amigas

El rey es Viserys I, al que vemos ascender al trono en lugar de la princesa Rhaenys, legítima heredera al trono de los Siete Reinos, pero que el heho de ser mujer supone un riesgo para la continuidad dinástica y no es ratificada por los nobles del reino. 

Algo similar pasará una generación después, puesto que la mujer de Viserys I fallece en el parto de un niño que no tarda en morir, dejando como heredera al trono a la princesa Rhaenyra. La historia parece destinada a repetirse, pero se complica aún más por la presencia del hermano del rey, el príncipe Daemon, que no parece llevar muy bien el ser desplazado por una muchacha. Añadamos que Lord Hightower, Mano del rey, maniobra para meter en el lecho real a su propia hija, con la que el rey se desposa en segundas nupcias y engendra un niño que se convertirá, finalmente, en el heredero al trono. 

Y ahí la cosa se va de madre, porque Rhaenyra se aliará con Daemon para sacudir los cimientos del reino y luchar por sus derechos, previo casamiento político con su primo Laenor Velaryon, primogénito de Lord Corlys y la hermana del rey y heredero de la segunda casa más importante llegada desde Valyria. 

 

Las mismas amigas, pero diferentes y ya no tan amigas

Un lio gordo que se va deshilando delante de nosotros mientras nos familiarizamos con rostros y nombres. Muchos de los personajes tienen personalidades intrincadas, por decir poco. La traición está a la orden del día, la virtud escasea, incluso en el caso de la reina Alicent Hightower, que comienza siendo una dulce niña para terminar jugando como nadie en el tablero de la conspiración para defender los derechos de su recién nacido hijo. 

La lealtad resulta ser una utopía. Los personajes son fieles ante todo a sí mismos y luego, quizá, a su familia. Siempre que los intereses de ambas no entren en conflicto. 

En cuanto al elenco de actores, no conocía a nadie antes de verlos en pantalla salvo a Rhis Ifans (Lord Hightower, Mano del rey). Después, mirando aquí y allá, me sorprendí al saber que Matt Smith (Daemon Targaryen) fue uno de los últimos actores en encarnar al Doctor de Doctor Who. Resulta convincente Paddy Considine en el papel del cada vez más enfermo rey Viserys.

 

Juntos sacudirán los Siete Reinos

Hay abundancia de mujeres fuertes. Empezando por la princesa Rhaenys (Eve Best), desposeída de sus derechos por el bien del reino, pasando por la princesa Rhaenyra (encarnada primero por Milly Alcock y luego por Emma D´Arcy) y terminando en la reina consorte Alicent Hightower (Olivia Cooke), que no sabemos si ha engañado a todo el mundo o si ha madurado a marchas forzadas en una suerte de Sansa Stark. 

Comparando a unos y otras, me atrevería  a decir que La casa del dragón es una serie de mujeres, al menos por ahora, salvo quizá por la presencia de Daemon Targaryen. Todas ellas saben que son sus úteros los que garantizan la pureza de un linaje y son maestras en ponerlo en valor, pero también han sufrido en sus propias carnes la postergación social que sufren sus derechos.

La cosa es que la primera temporada cotiza hoy a un soberbio 8,4 en imdb, pero ha habido más de un momento en que me ha resultado aburrida. No obstante, tiene su público (mucho) y es imprescindible para completistas de la historia de Westeros. 

En mi caso, me hubiera gustado más ver una adaptación de las historias de Ser Duncan el Alto y su escudero Egg. Son personajes que me resultan mucho más simpáticos.


viernes, 1 de marzo de 2024

Miércoles (T1)

Reconozco que me acerqué a esta serie con un poco de escepticismo y un mucho de pereza, pero tengo en casa a unas cuantas aficionadas a la familia Addams en general y a Miércoles en particular, así que no me quedó otra que planificar el visionado de los capítulos para verla en casa con tranquilidad. 

Reconozco también que me he encontrado con una serie bastante agradable de ver, cimentada en la sólida interpretación de una joven muy talentosa, Jenna Ortega, que se ha hecho mundialmente famosa con el personaje y a la que ya conocíamos de la serie Entre hermanos de Disney y que, como curiosidad, ha sido la voz de la princesa Elena de Ávalor (serie de dibujos animados que también se ha visto bastante en casa) y ha encarnado a la princesa Buttercap en una serie que adapta el clásico de La princesa prometida y que no he tenido la ocasión de ver. También ha protagonizado lo último de Scream, pero no sé si esto es bueno o malo.

 

Hace un tiempo maravilloso

Quieras que no, cuando se tiene un personaje tan potente y una actriz tan solvente, todo gira a su alrededor y puedes llegar a perder un poco de perspectiva. 

La serie comienza con la llegada de Miércoles a un internado al que también fueron sus padres, que la dejan al inicio del curso con la única compañía de Cosa. 

 

Estrella mundial

Es inevitable comparar el internado con Hogwarts, porque los alumnos son peculiares: sirenas, licántropos, vampiros... Y también es inevitable perder el paso y caer en el prejuicio de que vamos a ver una serie de adolescentes y poco más, porque los primeros capítulos se centran en las dificultades de adaptación de Miércoles a su nuevo entorno (con detalles tan curiosos como la habitación que comparte con la chica loba, Enid, que mantiene su lado del cuarto lleno de alegría y color mientras que el lado de Miércoles es negro y deprimente), con un pueblo de gente normal cerca del colegio, como si fueran muggles cerca del colegio de magia y hechicería de cierto joven mago. 

Pronto nos daremos cuenta de que Miércoles tiene más que ofrecer, cuando un monstruo comienza a matar a gente de una forma casi tan desagradable como su aspecto. Cuando nuestra chica favorita comienza a investigar y descubre que el monstruo puede estar controlado por alguien o que, incluso, puede ser algun alumno transformado, la serie toma más volumen. 

 

Día y noche

El misterio se desarrolla de una forma bastante solvente  e interesante, pasando de sospechoso en sospechoso hasta el culpable final, que confieso me pilló por completo por sorpresa. Por eso, además de los momentos que se han convertido en virales como el baile de Miércoles, la serie deja una sensación bastante agradable que se refleja en el flamante 8,1 que todavía hoy luce orgullosa en imdb. 

Ayuda el amplio y buen elenco de actores que acompañan a la omnipresente Jenna Ortega: Luis Guzmán (Gómez), Catherine Zeta-Jones (Morticia), Gwendoline Christie (la directora del internado), Riki Lindhome (la psicóloga de Miércoles, a la que vimos hace años en The big bang theory) o incluso la Miércoles de Tim Burton, Christina Ricci, que hace el papel de una de las profesoras del internado.

 

Draco Malf... Bianca la sirena

Mención aparte merecen dos chicas jóvenes que encarnan a la mejor amiga de Miércoles y a su archienemiga (vuelven a ser inevitables las comparaciones con el mago inglés de las gafas). 

La primera es Emma Myers, que hace una estupenda y alegre Enid, la licántropa que comparte la habitación con Miércoles y que todavía no ha sufrido su primer cambio. Su ropa llena de colorido, sus uñas largas pintadas, los ojos alegres y su nerviosismo, hacen un contrapunto magnífico con la siempre hierática Miércoles. 

La segunda es Joy Sunday, que encarna a la sirena Bianca, líder de un grupo de estudiantes que no ve con buenos hojos la llegada de Miércoles Addams y que intentará por todos los medios prevalecer sobre ella. La caracterízación es curiosa, con unas lentillas de un color blanco que la otorgan una mirada inquietante. 

 

Emma Myers, una grata sorpresa

En resumen, los prejuicios se vieron truncados desde el principio y pasamos unos ratos bastante agradables. No obstante, está por ver el recorrido que tiene la serie en posteriores temporadas, una vez agotado el efecto sorpresa del talento de las actrices principales (no encuentro ningún actor que destacar sobre el resto).