viernes, 30 de junio de 2017

La corona del pastor

Ha llegado el momento, retrasado de forma inconsciente, de hablar de La corona del pastor, la última novela de Terry Pratchett sobre Tiffany Dolorido. No solo eso. La corona del pastor es la ÚLTIMA novela de Terry Pratchett, tristemente desaparecido hace ya más de dos años cuando contaba con apenas sesenta y seis. Todavía joven. 



Es un momento agridulce. Siempre es agradable de hablar sobre la obra de Pratchett, pero en este caso no es una cosa que apetezca demasiado. Han sido cerca de veinticinco años, cuarenta y una novelas, miles de páginas, decenas de horas de disfrute. Y lo peor es pensar que no va a haber nada más. 

Esa es la idea que revoloteaba sobre mi cabeza según iba pasando las páginas. Y, en cierto modo, esa es la idea que no me permitió disfrutar del todo del libro, porque la cabeza se me iba, una y otra vez, a lo mismo.

Un libro en el que la idea de la muerte está presente de forma continuada. Supongo que es una idea que Pratchett debería también tener muy presente, puesto que vivía con una fecha de caducidad cada vez más cercana. Y esa idea, y sobre todo cómo los que se quedan reaccionan ante la muerte de un ser querido, es la base del libro. 



Desde el principio. Desde la muerte de uno de los personajes icónicos de Pratchett. Un personaje del que nunca se hubiera sospechado que va a morir, pero que es muy consciente de ello y dedica su último día a prepararse a conciencia. 

A partir de ahí, la vida de Tifanny Dolorido, y de todas las brujas (y algún brujo novato) del Mundodisco, se verá puesta patas arriba, con resultados imprevisibles.

Y hay elfos. Pero no los elfos de Tolkien, sino los caprichosos y malvados elfos de las mitologías nórdicas y anglosajonas (como en La espada rota de Poul Anderson, que también he reseñado por aquí), que llevan las pasiones a las cimas más elevadas pese a quien le pese. 

Así hasta el final, en el que los distintos hilos narrativos tejidos durante tantas páginas, se van cerrando. Esta vez para siempre. 



O sea, que es momento de decir adiós a Yaya, Tata Ogg, Magrat, el Archicanciller, el Bibliotecario, el Comandante Vimes, el Capitán Zanahoria, Angua, Nobby, sargento Jovial Culopequeño, Rincewind, Dosflores, el Equipaje, Jodido Estúpido Johnson, Yvoyalarruina Escurridizo, el Patricio Vetinari, William de Worde, Húmedo von Mustachen, Cohen el bárbaro, y tantos, tantos otros personajes que han hecho que el Mundodisco sea un lugar lleno de vida en el que he pasado tan buenos ratos. 

Releo la entrada y veo que es de todo menos una reseña. Da igual. 

Ooook!


sábado, 24 de junio de 2017

Elysium

La ciencia ficción es un género que, tanto en la literatura como en el cine, explora los entresijos de la civilización humana y trata de trazar rumbos creíbles y posibles en el futuro. 

Elysium  retrata con esmero cómo podría ser este futuro, en este caso no muy lejano: con un planeta superpoblado y casi agotado, las élites se desplazan a una estación orbital mientras que la inmensa mayoría de sus habitantes se convierten en mano de obra por unas migajas de tecnología.


No es cyberpunk, le falta esa atmósfera oscura, húmeda y opresiva, y le sobra sol, calor, exoesqueletos y sudor. Al mismo tiempo, a Elysium le falta ese glamour que el género de las corporaciones y la inmersión en la red proyecta en el espectador o en el lector. 

¿Qué ofrece entonces Elysium? Pues una distopía interesante y descarnada, en la que el bueno de Matt Damon, el yerno que todo padre quisiera tener, busca su propia curación y la de la hija de una amiga de la infancia con la que se reencuentra por casualidad. 

Para conseguir sus objetivos deberá enfrentarse al sistema establecido. Los privilegiados que viven en Elysium no desean compartir estos priviliegios por miedo a perderlo todo. Y cuando cada uno de ellos dispone de una cámara médica en su casa capaz de obrar milagros como la curación del cáncer en apenas unos minutos, uno puede llegar a entenderlos.


Mira qué mala soy

Es más, no es difícil ver paralelismos con lo que está ocurriendo en el Primer Mundo en general y nuestra Vieja Europa en particular, con las crecientes restricciones a la inmigración ilegal. Elysium es igual, solo que con armas que barren el cielo de lanzaderas no autorizadas cuando osan penetrar en su espacio aéreo. 

Visto así, la historia no es nada nueva. Ni tampoco el desarrollo de la misma. Entonces, ¿qué hace a Elysium interesante? Por un lado una siempre solvente Jodie Foster, en este caso como fría y calculadora dominatrix espacial que hará todo lo que crea necesario para mantener la situación actual. 

Y, por otro lado, el propio Elysium. Una especie de estación espacial que recuerda poderosamente al Mundo Anillo de Larry Niven, aunque de proporciones más modestas. Cuando uno sobrevuela Elysium, ve todo lo que Niven nos describió de un modo menos hard.

¿Cómo termina la historia? Bueno, tenemos a Matt Damon de nuestra parte, ¿no? ¿Hace falta decir algo más?

Elysium no será recordada como uno de los pilares de la ciencia ficción contemporánea, pero esas vistas sí que son inolvidables.

¿Quién dirá que no a una parcelita en Elysium?

domingo, 11 de junio de 2017

Resucitado

Hubo una época en la que el cine que, bien de forma directa o indirecta tocaba el tema religioso cristiano era una moda. El "cine de Semana Santa", con películas como Barrabás, Quo vadis?, La túnica sagrada, La historia más grande jamás contada, Ben-hur, Jesús de Nazaret... luego vino la polémica con Jesucristo Superstar, La última tentación de Cristo, o La pasión (contada por Mel Gibson según, dicen, visiones de Hildegarda de Bingen). 



Después de algunos años de tranquilidad, en 2016 se estrenó Resucitado, protagonizada por Joseph Fiennes y con el malvado Draco Malfoy como secundario de lujo. 

Clavius es un oficial romano en la Judea del año 30, bajo las órdenes del gobernador Pilatos. Durante su estancia allí, el cuerpo de un reciente ejecutado desaparece y, mientras sus seguidores claman que ha resucitado, las autoridades religiosas judías denuncian una estafa destinada a incitar una revuelta en la provincia.

Así que el descreído Clavio se ve envuelto en ese trascendental asunto, que acomete con determinación, dispuesto a desenmascarar el complot actuando como un detective de nuestro tiempo. 

Pero, tras interrogar a diversos testigos y buscar por todas partes esos indicios que llevarían a descubrir un plan para engañar a todo el mundo, no encuentra lo que espera y encuentra lo inesperado: la duda respecto a lo que sucedió en realidad.



Resucitado es, al final, una película que narra la experiencia vital del protagonista y cómo se encuentra a sí mismo. La historia de la resurrección de Jesús de Nazaret es el desencadenante, pero al final resulta ser algo accesorio frente a la evolución de Clavius hasta la conversación que mantiene con el mismo Jesús. 

Una película, en definitiva, previsible, gris y que, sin generar polémica, pasa desapercibida. Tampoco hay mucho que la haga resaltar en el panorama cinematográfico actual, así que viene a ser un poco ni fú ni fá

Vamos, que ni la recomiendo ni la dejo de recomendar.

jueves, 1 de junio de 2017

El séptimo hijo

El séptimo hijo de un séptimo hijo es un niño afortunado. 

Así empezaba uno de los cuentos de El cuentacuentos, (John Hurt). Y la verdad es que, en la Fantasía, ser un séptimo hijo conllevaba una gran responsabilidad (los magos del Mundodisco, por ejemplo). 



En la película El séptimo hijo, el maestro Gregory (Jeff Bridges) deambula por el mundo con su ayudante, un séptimo hijo, ganándose la vida  como cazador de bichos míticos y de mala uva. Un poco como el brujo Geralt de Rivia, pero con becario. 

Una vida difícil y arriesgada, la de un séptimo hijo. 
Y el bueno del maestro Gregory, con su becario Tom Ward (por el que ha pagado a su familia un justo precio) se va a enfrentar a la madre de todas las amenazas, Madre Malekin (Julianne Moore), a la que ya había encarcelado décadas atrás, pero su prisión se ha visto debilitada por la cercanía de una conjunción astrológica.

¿Y cuándo dice que me va a hacer el contrato, maestro Gregory?


Ni qué decir tiene que Madre Malekin está muy enfadada. Lo normal en estos casos, vamos. Y como esa conjunción astrológica cercana va a otorgarla un poder mucho mayor del habitual, el maestro Gregory y Tom se encuentran una papeleta de las buenas entre manos. 

No solo tendrán que enfrentarse a los campeones que Madre Malekin está convocando, sino que hay una cierta tensión sexual no resuelta con una misteriosa joven que tiene a Tom encandilado y algo tontuelo. La joven es su esperanza y también puede ser su perdición, así que ya tenemos cliffhanger

Y no digo más, porque es un frenesí de efectos especiales, criaturas fantásticas, seres endemoniados, magia, la eterna lucha del mal contra el bien. Porque el maestro Gregory, aún desencantado con el género humano, es el último representante de una antaño gloriosa y honorable orden de caballeros. 

Pues eso, un frenesí con todos esos ingredientes que, aunque no resulte memorable, por lo menos nos hace pasar un buen entretenido. Más aún, nos encontramos con una vieja conocida, Antje Traue, que aquí es la hermana de Madre Malekin y madre de la chica en cuestión y que fue una kryptoniana con malas pulgas en El hombre de acero

Lo sé. Esta foto no aporta nada...


También están Ben Barnes (El príncipe Caspian), Jason Scot Lee (Dragón) o Djimon Hounsou (Diamantes de sangre, Gladiator, Guardianes de la galaxia, Push), pero no hay color comparados con frau Traue. 

 Pues eso, entretenida. Un bien.