Puñales por la espalda fue un gran descubrimiento en muchos sentidos. Por un lado, teníamos un elenco de actores que solo se veían en grandes producciones hace unas cuantas décadas. Por otro, teníamos una historia, un whodunit vibrante, interesante y desafiante tanto para el espectador como para el detective. Y, por último, teníamos un personaje carismático, el detective Benoit Blanc, caracterizado por un actor que lo da todo para hacerlo memorable, Daniel Craig. Que, por cierto, tiene una insospechada virtud para la comedia que espero abra para él un amplio abanico de posibilidades profesionales más allá de James Bond.
La película nos ubica en una reunión familiar en casa del anciano escritor Harlan Thrombey (Christopher Plummer), de delicada salud que cuida su enfermera Marta (Ana de Armas). Ambos están acompañados por hijos e hijas, naturales y políticos, además de nietos y nietas (aquí la lista de nombres es impresionante: Jamie Lee Curtis, Toni Collette, Don Johnson, Chris Evans, Michael Shannon... además de un buen puñado de rostros reconocibles de diversas películas y series).
Esa noche el viejo Harlan muere de causas poco naturales a pesar de su avanzada edad, por lo que automáticamente todos los asistentes se convierten en sospechosos. Se persona la policía (uno de ellos será el detective Hardrock en la persona de Joseph Gordon-Levitt) a la que acompaña el gran Benoit Blanc, detective privado de gran fama.
Durante los días de investigación salen a la luz las miserias personales de todos los personajes, pero sobre todo de la familia Thormbey, más cuando salen a la luz las últimas voluntades del viejo, dejando toda su fortuna y posesiones a la pobre Marta, una joven inmigrante hispana que se gana la vida como enfermera y acompañante y que sufre la curiosa circunstancia de que decir mentiras le supone una violenta reacción somática que deriva en terribles arcadas y vómitos.
Indiscutibles protagonistas |
Toda la familia vivía del viejo. Todos sus componentes necesitaban y confiaban tener su parte de la herencia. Que se lo lleve todo una persona a la que consideran inferior y fuera de su círculo, se lo toman como una afrenta personal y obra el milagro de unirlos ante un objetivo común.
Las dos horas y diez minutos de película se pasan en un suspiro con las vueltas y revueltas de Benoit Blanc acorralando al asesino de forma sutil, de a pocos, hasta que le va cerrando todas las vías de salida mientras que todos los focos apuntan a la enfermera como sospechosa más probable.
La resolución es sorprendente y satisfactoria, ejecutada sin zarandajas más allá de las cualidades interpretativas de los actores. El final de la película deja un poco con la boca abierta y una sensación de pasmo ante lo que hemos visto.
Lo mejor de la película es la historia, pero no sería nada sin las grandes actuaciones de Daniel Craig y Ana de Armas.
Adorable Ana de Armas |
Por su parte, El misterio de Glass Onion es inferior a la primera parte.
Comenzamos porque el elenco es más reducido y hay menos rostros conocidos: Edward Norton, Dave Bautista y quizá Kate Hudson son los que más suenan. Como en la anterior, puede que los demás rostros sean familiares, pero no los nombres.
La película repite fórmula. En esta ocasión, Edward Norton es el millonario Miles Bron, que en pleno confinamiento por la pandemia invita a sus amigos más cercanos a un fin de semana en su isla privada en el Mediterráneo en el que tratarán de resolver su asesinato. La presencia de Benoit Blanc parece romper los esquemas, pero al final será para bien.
Se trata de otra cinta de historia y personajes. Todos los amigos dependen de Miles Bron para mantener su modo de vida. En ese sentido están pillados, como lo estaba la familia Thrombey.
El fin de semana empieza, pero todo salta por los aires. Primero, porque el muerto no es el que todos esperamos. Luego, porque hay otro crimen, esta vez anterior a ese fin de semana. Y más tarde porque hay otro asesinato que resulta no serlo.
Salen de nuevo a la luz las miserias humanas mientras vemos el transcurrir del primer día hasta la trágica velada. Volveremos de nuevo a ver todo lo anterior, esta vez desde otro punto de vista, más esclarecedor y también más perturbador.
Y el final, quizá menos satisfactorio que la primera parte, con un despliegue de fuegos de artificio que no estaban presentes en la cinta anterior (que tampoco lo necesitaba, es cierto). No sé si hubiera funcionado un final más sutil en esta parte, lo que sí me parece es que la opción elegida es más espectacular, pero menos brillante.
Eso sí, la confirmación de Benoit Blanc como uno de los mejores personajes de los últimos años, debería traducirse en más momentos como estas dos películas. De nuevo Daniel Craig hace un papel sobresaliente y se come prácticamente todas las escenas en las que aparece.
Esta sensación de que la segunda parte es menos brillante que la primera la tenemos también en imdb. Si Puñales por la espalda cotiza a un brillante 7,9, El misterio de Glass Onion se queda en un más que decente 7,2.
Muy recomendables ambas. Aptas para un fin de semana de frío, colacao y mantita.