domingo, 31 de julio de 2022

Camino sin retorno

Me equivoqué al comprar este libro. Pensé que formaba parte de la serie de Geralt de Rivia y resulta que no, que se trata de una serie de cuentos cortos del Sapkowski y resulta que solo dos tienen relación con el brujo. 

El resto de cuentos son de fantasía y ciencia ficción y después del tiempo que ha pasado desde que lo he leído, casi no me acuerdo de nada de muchos de ellos. 

Los dos relatos relacionados con Geralt son probablemente los mejores. Camino sin retorno, además de dar título al volumen, trata de cuándo se conocieron los padres de Geralt, Visenna y Korin (aunque en ningún momento se habla del Lobo Blanco, se sobreentiende lo que estamos viendo). 

El segundo relato de Geralt es Algo termina, algo comienza y narra la boda de Geralt y Yennefer. No recuerdo si se llegan a casar o no, pero sí que la ceremonia se ve constantemente interrumpida por sucesos interesantes. 


 

Ambos relatos son bastante entretenidos, como no podía ser de otra forma. A partir de ahí, mis recuerdos se nublan cada vez más. 

Los músicos se llevó un Ignotus, pero no recuerdo nada. Lo mismo me pasa con Tandarandei!, Battle dust, La tarde dorada o Spanienkreuz (al parecer fue un relato exclusivo de la edición española). 

De En el cráter de la bomba tengo vagos recuerdos y creo que no me disgustó como cuento de ciencia ficción urbano durante una guerra en Polonia. 

Dejo para el final Lo que sucedió en Mischief Creek. Quizá el relato no tenga el mejor título del mundo, pero me gustó bastante y me parece el mejor relato después de los dos de Geralt. Trata de un grupo de hombres que llega a un pueblo en busca de una mujer considerada bruja. Pronto se dan cuenta de que el pueblo en el que están no es un pueblo normal y que allí pasan cosas. Las cosas que pasan, las descubre el lector con una mezcla de sorpresa y media sonrisa. 

La verdad es que el libro no me apasionó. Ya digo que no hay un relato verdaderamente memorable y que solo hay tres o cuatro relatos que merecen algo la pena. 

No lo recomendaré, así que cada cual que haga lo que considere y bajo su responsabilidad. 

La edición de Alamut en tapa dura, eso sí, espectacular.

sábado, 16 de julio de 2022

Wonder Woman 1984

Hace unos pocos años que Diana de Themyscira se convirtió en las pantallas de cine de medio mundo en la Wonder Woman del siglo XXI. Fue aquella una película que tuvo buenas críticas y que se designó como la llegada de la mujer al cine de superhéroes. Una directora y una superheroína que venían a marcar el paso, al menos en el cine de DC. No en vano, Wonder Woman pertenece por derecho propio a la tríada capitlona de esta editorial, junto a Superman y Batman.

A mí me pareció entretenida y digna, pero con un doblaje terrible que me sacaba de la historia una y otra vez. 

Su secuela, Wonder Woman  1984, y es peor. 

 

 

Nos encontramos con Diana aburrida. Ha salvado el mundo, pero parece que nada le llena tras la muerte de su amor Steve Trevor (Chris Pine). En el trabajo conoce a una compañera nueva, Barbara Minerva (Kirsten Wiig), que pasa desapercibida en cualquier situación y más cuando se encuentra cerca de la impresionante Diana. 

Resulta que Barbara tiene una pieza interesante encima de su mesa, que según cuentan las fuentes clásicas, otorga a quien la posee prácticamente todo aquello que desea. Esta pieza será la fuente de todo lo que sucede en la película y el objeto de deseo de Maxwell Lord (Pedro Pascal), que buscará hacerse con ella a toda costa. 

Maxwell Lord es un poco Almeida...
 

Poco a poco la cosa se va complicando. Trevor resucita (sí, tambien las semidiosas tienen momentos de flaqueza y de pedir milagros), Barbara se convierte de la noche a la mañana en el foco de atención allá donde se encuentra y Maxwell Lord hace de Maxwell Lord, consigue la pieza y... literalmente se funde con ella. 

Aunque las situaciones puedan ser más o menos interesantes, me ocurrió lo mismo en esta segunda entrega: el doblaje me sacó de la historia muchas veces. Aparte de eso, me aburrí bastante, hasta el punto de limitarme a ver pasar las imágenes en la pantalla y ya está, deseando que la película terminara lo antes posible. 

No es la mejor de las caracterizaciones
 

Ni siquiera algunos momentos de Pedro Pascal como Lord consiguieron sacarme de la sensación de desastre. Ni las escenas finales de lucha, en las que este tipo de peliculas suelen echar el resto, son especialmente espectaculares a pesar de la armadura dorada que luce Diana en esas escenas oscuras y mojadas por una lluvia torrencial. 

Las dos horas y media de metraje tampoco ayudan. Se hace una película eterna. 

Gal Gadot no es precisamente una virtuosa de su interpretación. Es muy guapa, sí, pero poco más. Kirsten Wiig lo intenta, pero tampoco parece cómoda en el papel de la que luego será Cheetah. Y Pedro Pascal está desatado, excesivo por momentos, como Maxwell Lord. 

Saint Seiya
 

En resumen, la película es olvidable y una muestra más de los problemas que tiene DC para asentarse en la gran pantalla, a diferencia de su gran rival. Una vez más eligen la oscuridad frente al torbelllino de color que suelen ser las películas de Marvel. 

En imdb cotiza hoy a 5,4 y creedme que me parece sobrevalorada. Hay muchas cosas que ver ahí fuera. No perdáis el tiempo.

domingo, 3 de julio de 2022

El instante más oscuro

Hace menos de un mes se celebró el 76º aniversario del desembarco aliado en Normandía. El asalto a la Fortaleza Europa. El tan ansiado segundo frente continental (o el tercero, tras la invasión de Italia en el 43). Con el sacrificio de miles de jóvnes estadounidenses, canadienses, británicos, ANZAC, polacos y de otras nacionalidades, comenzaba la cuenta atrás para el derrocamiento del régimen de terror de Adolf Hitler. 

Eran tiempos más luminosos, pero apenas cuatro años atrás, la situación era muy diferente. La derrota de Polonia en un mes en 1939 y sobre todo la de Francia en 1940, habían dejado al Imperio Británico en una situación muy comprometida, sin aliados, retrocediendo en todos los frentes y con su ejército continental bloqueado en Dunkerque, con unas expectativas bastante oscuras.

 


 

Habían bastado cuatro años para dar un vuelco a la situación y, si bien los británicos ya no estaban solos, sí lo estuvieron durante dieciocho meses, hasta que el gigante norteamericano abandonó su aislamiento tras el ataque a Pearl Harbour y mientras que la Unión Soviética mantenía el pacto de no agresión con Alemania, primero, y era arrollada en los primeros meses de la Operación Barbarroja, después. 

El mundo, tal y lo conocemos hoy, dependió en gran medida de la voluntad de un pueblo para resistir y no dar su brazo a torcer. Las islas británicas fueron una piedra en el zapato alemán y supuso la disgregación de los limitados recursos humanos y de material, militares e industriales (en comparación con sus antagonistas) en Europa y el norte de África. 

La Royal Navy sometió a un duro bloqueo a Alemania, sin casi salidas al mar, con la Kriegsmarine prácticamente inédita salvo por los exitosos U-Boote, mientras que en casa las ciudades eran sometidas a un bombardeo continuo por parte de la Luftwaffe mientras la RAF defendía los cielos como un gato panza arriba en una batalla que lo único que hacía era demorar la rendición. 

La clase política británica era, en gran medida, partidaria de pedir el armisticio con los alemanes. Neville Chamberlain, de infausto recuerdo por los infructuosos acuerdos de Munich, era el estandarte de los apaciguadores. Si ellos hubieran tomado las riendas del país, todo habría sido muy diferente. 

Porque el rey nombró primer ministro a un personaje que ya parecía estar amortizado para todos y que había cambiado de partido varias veces, además de tener un pasado complicado como responsable del desastre de Gallipolli en la PGM cuando era Primer Lord del Almirantazgo: Winston Churchill. 

 

 

Al final llegamos a la conclusión de que el mundo, tal y como hoy lo conocemos, depende en gran medida de la obstinada determinación de un hombre. Alguien que supo ver, a diferencia de muchos, lo que en realidad representaba Adolf Hitler. Alguien que mantuvo contra viento y marea la idea de que el Imperio Británico debía resistir a toda costa. 

Son los años que van de 1940 hasta su sorprendente derrota electoral en 1945, los momentos de gloria de una inmensa personalidad histórica que, de otra forma, hubiera merecido muchas menos páginas en las enciclopedias de finales del siglo XX. 

El instante más oscuro es un homenaje a Churchill, pues todo gira en torno a su figura, interpretada de una forma magistral por Gary Oldman con ayuda de un maquillaje que le convierte en un sosias perfecto del personaje histórico. 

Son algo así como dos horas en las que se cuenta su nombramiento, las dudas generadas en los primeros momentos y termina con el famoso discurso en el que comunica al pueblo británico la decisión del Gobierno y de la Corona de resistir hasta el final. Dos horas que retratan unas pocas semanas, pero que logran transmitir la importancia de esos momentos en el devenir de la posteridad. 

En imdb cotiza a 7,4, que se me antoja quizá un poco escaso y que puede ser debido a que la película es Gary Oldman y su tremenda interpretación. 

Como buen español, me cuesta dar las gracias al inglés. Pero no solo debo hacerlo, sino reconocer su valía y tratarle como un igual.