domingo, 31 de diciembre de 2023

Los anillos de poder (T1)

Hay que ver lo que le gusta a la gente una buena polémica y el odio y más en estos tiempos en el que se puede hacer casi de todo desde el anonimato de una cuenta en redes sociales. 

La primera temporada de Los anillos de poder es un ejemplo perfecto, desde que se publicaron las primeras fotos hasta la misma emisión de los capítulos por parte de Amazon: odio, odio y más odio, enfocados principalmente en Morfydd Clark (Galadriel), Ismael Cruz Cordova (Arondir) y Sophia Nomvete (Disa). 

A pesar de intentar aislarme de las noticias, no podía dejar de recibir ecos más o menos intensos. Que si Galadriel no es una guerrera, que si dónde se habla de elfos negros en la obra de Tolkien, que si dónde se ha visto una mujer enana y además negra.... Todo ello con una ausencia de análisis y en busca de un supuesto purismo que raya en el fanatismo. Porque lo que he visto desde mis tiempos en la página de elfenomeno.com, es difícil encontrar un grupo de aficionados más fanático e intolerante a las críticas. 

 


Soy el primero al que le producen rechazo muchas de las modas actuales en cuanto a selección de personajes para películas o series, pero no es menos cierto que en este caso particular, la mayor parte de las críticas creo que se han realizado por pura inercia.

Tanto es así que las críticas que me llegaban de la serie eran todo menos buenas. Es curioso cómo las expectativas que uno tiene llegan a influir en el grado de satisfacción con un producto. Tanto había oído, y no precisamente bueno, que iba con unas expectativas tan bajas que el resultado ha sido bastante satisfactorio. Los anillos de poder no es tan mala como esperaba, sino una digna adaptación de la obra de Tolkien. 

De una pequeña parte de la obra, habría que decir, porque por lo que se ve, Amazon solo tiene los derechos de adaptación de los apéndices del Silmarillion. O sea, que prácticamente no pueden meter mano a ningún nombre ni situación narrada en las partes principales de la obra. Poco mimbre me parece para hacer un cesto grande. 

 

De los mejores personajes de la serie

Aún así, la serie tiene momentos de interés, porque no vamos a negar a estas alturas de la película que ver las minas de Moria en todo su esplendor (y no las ruinas que pudimos ver en El señor de los anillos), o la gran ciudad de Númenor antes de la Caída, son imágenes que ponen los pelos de punta a cualquier aficionado de bien. Si añadimos que seremos testigos de la formación de la tierra negra de Mordor y el asentamiento de Sauron en ella, tenemos un paquete bastante interesante.

La historia de Halbrand y Galadriel anduvo durante varios capítulos en el filo de una peligrosa navaja, con una cierta tensión sexual no resuelta que pudiera haber sido problemática, visto el desarrollo de la serie, pero al final se resolvió más o menos bien. 

Menos interés tiene la historia de los protohobbits, aunque en este arco argumental salen algunos personajes sobre los que más tinta se ha vertido, para bien o para mal, en redes sociales: el hombre desconocido y las tres brujas que le buscan. Este arco acaba en un punto alto y, aunque en ocasiones lo he visto como un relleno y un alivio cómico, tengo ganas de ver qué pasa al final con este desconocido capaz de las cosas más buenas como de las más malas y la joven Nori. 

 

La armadura le sienta bien

Otra cosa que me ha gustado es la permanencia del mal en las tribus de hombres que en su día apoyaron a Melkor y que luego serán un gran apoyo en los planes de Sauron, además de sus fieles orcos. 

Un aspecto negativo es la aparente facilidad con las que se forjan los anillos de poder y el papel bastante desapercibido que Sauron tiene en ello, cuando suponemos que es realmente el cerebro detrás de la obra de Celebrimbor. 

Por último, también negativo, es la falta de carisma de una gran parte de los personajes. Salvo Galadriel (a pesar de las críticas a la actriz), Durin y su esposa, hay solo un puñado más de personajes interesantes mientras que el resto se diluye en la historia o resulta directamente fallido. Y uno de estos pocos interesantes, el elfo caído Adar, parece que no aparecerá en la segunda temporada.

 

En el ojo del huracán desde antes del estreno

Acabo con ganas razonables de ver una segunda temporada y hacia dónde tiran las diferentes historias. A pesar de todo lo mal que se ha hablado de la serie, cotiza hoy a un más que digno 7,0 en imdb. 

Llevo un tiempo aficionado a la escucha de podcasts que me acompañan en los largos viajes de trabajo. Entre ellos hay dos ejemplos contrapuestos de todo lo que he ido diciendo: mientras que La Órbita de Endor tiene más o menos siete horas de bilis, el podcast de Luces en el Horizonte opta por una visión más inocente de un espectador que no sabe de qué va la obra de Tolkien. 


martes, 19 de diciembre de 2023

Gregor Eisenhorn, inquisidor

La magnitud y complejidad del universo de Warhammer 40K puede echar para atrás a muchos aficionados. De hecho, yo no he realizado mi primera incursión hasta el año pasado en que probé con la trilogía de Dan Abnett sobre el inquisidor Gregor Eisenhorn y que componen Xenos, Malleus y Hereticus, que se pueden encontrar en una edición ómnibus que recopila los tres, algo que parece bastante habitual tanto en este universo como en el de Warhammer. 

No sé si he tenido suerte, porque mira que hay libros de Warhammer 40K y, cuando uno se aventura en leer libros de franquicias, la probabilidad de darte de morros con un peñazo no es nada desdeñable, pero la verdad es que me ha gustado mucho esta trilogía. 

 

Ómnibus

Vale, he elegido para empezar a un autor como Dan Abnett, que por lo que he podido leer es uno de los autores más valorados por los aficionados, si no el que más. Si tuviera que buscar un autor equivalente, no puedo evitar pensar en R.A. Salvatore. Lo cual, siendo sinceros, tampoco tendría que verse como un halago, porque la calidad de Salvatore más allá del atractivo del personaje de Drizzt, es discutible. 

Pero eso es, como se suele decir, otra historia y es hora de centrarse en Warhammer 40K. 

 

 

El 41º milenio está lejos de ser un lugar paradisíaco. La Humanidad, gobernada por el inmortal Dios-Emperador, domina infinidad de sistemas, pero siempre se encuentra amenazada por el enemigo interior de la corrupción y el exterior de las hordas del Caos. 

Son los inquisidores, entre otros, los que velan por la integridad del Imperio de la Humanidad, luchando con todos los medios a su alcance, dando su vida incluso por el Dios-Emperador. A veces, por desgracia, un inquisidor cae en desgracia cuando su infatigable estudio le lleva por tortuosos caminos lindando con la herejía, y el brazo secular se ve obligado a actuar con todo el peso de la ley.

 


Uno de esos inquisidores es Gregor Eisenhorn, que forma un grupo de funcionarios y civiles bajo su mando, trabajando muchas veces en la sombra, con riesgo de su vida y su hacienda, incluso arriesgando las de antiguos amigos y colaboradores. 

El universo de Warhammer 40k tiene una interesante mezcla de magia y tecnología, además de telepatía. Grandes naves que surcan el espacio y que pueden saltar enormes distancias en una especie de hiperespacio, marines espaciales embutidos en poderosas armaduras que convierten a un hombre en todo un ejército, mechas, vehículos acorazados, etc. El nivel tecnológico es tal que es posible alargar casi de forma infinita la vida de un hombre mediante implantes, casi hasta hacer desaparecer al ser original, o implantar su consciencia en un objeto mundano con el que se puede interactuar, como Eisenhorn sufrirá en sus propias carnes. 

 


Todo esto está reflejado en el grupo heterogéneo de personajes que acompañan a Eisenhorn: Uber Aemos es una especie de erudito, físicamente disminuido, cuya labor es recopilar toda la información posible de un tema que permita a Eisenhorn trazar sus planes; Godwyn Fisching es el guerrero, el tanque del grupo; Midas Betancore es el piloto personal del inquisidor, sustituido en un punto de la historia por su hija Medea... Pero a mí quien me encantaba es Alizebeth Bequin, que se une al grupo de forma un tanto accidentada, pero resulta ser una de las colaboradoras más valiosas porque posee la rara cualidad de anular los poderes telepáticos a su alrededor, a costa de sufrir el rechazo de la mayoría de las personas con las que se cruza (una especie de repugnancia psíquica, se podría decir). 

La trama, que transcurre en un lapso de décadas, es variada también. Desde amenazas de razas alienígenas hasta la omnipresente presencia del Caos y sus agentes, socavando la jerarquía y el orden en las remotas provincias del Imperio. Eisenhorn saboreará el dulce premio del éxito y el amargo sabor de la derrota más absoluta, solo para levantarse y hacer frente a los enemigos del sagrado Dios-Emperador de la Humanidad, bendito sea por siempre.

 

El autor
 

Hace poco se ha publicado una nueva novela, Inquisición, que no he tenido aún la ocasión de leer, pero que intentaré hacerlo sin duda, esperando que sea al menos tan buena como el resto de la trilogía. La edición ómnibus contiene, además, el atractivo de incluir una serie de relatos cortos basados en el personaje e intercalarlos entre los libros. Abnett es sorprendentemente bueno también en el campo del cuento corto. 

En resumen, trilogía recomendable y una inmejorable puerta de entrada a un vastísimo universo. Seguro que encontraré algún asteroide en el que estrellarme, pero seguramente leeré algo más, casi seguro relacionado con la Herejía de Horus. 

domingo, 3 de diciembre de 2023

Predator: la presa

Depredador era una franquicia en pronunciada caída desde hace mucho tiempo, que vivía del recuerdo que teníamos los aficionados de sus dos primeras entregas, porque a partir de ellas cada una de las siguientes ha pasado más bien sin pena ni gloria, incluido ese intento de reincio que hubo hace unos pocos años y que dio como resultado una película bastante infumable. 

Con estos antecedentes no es de extrañar que las expectativas para nuestra sesión de cine del sábado por la noche no estuvieran muy altas, que digamos. 

Puede que fuera precisamente por eso, porque no esperábamos demasiado, que la película nos gustó a todos. Muy entretenida, con dosis de acción, algún que otro susto y una ambientación nueva, intrigante y atractiva, además de que la protagonista se lo curra de verdad (la actriz y el personaje). 

 


Nos vamos a la América del Norte del siglo XVIII, en pleno territorio comanche, al que ya empezaban a llegar los europeos, en este caso franceses, buscando sobre todo pieles con las que comerciar. Un pequeño grupo tribal sobrevive en un amplio territorio, totalmente ajeno a lo que se les vienen encima, de una forma literal. 

La protagonista es hija del jefe y hermana de uno de los principales guerreros jóvenes. Educada como una especie de mujer-medicina, ella aspira a cualificarse como guerrero, cazando a su primera presa. 

Entonces, como imagen especular, entra en escena una nave que aterriza en el territorio y que lleva como pasajero a un aspirante a lo mismo, pero de un lugar bastante más lejano. 

Y se lía una buena. 

La verdad es que el depredador en sí viene a ser bastante parecido a lo que ya estamos acostumbrados. Aquí, además, la brecha tecnológica es mucho más pronunciada con sus víctimas, lo que en principio disminuye las probabilidades de supervivencia de los antagonistas. Además mantiene costumbres ancestrales, como arrancar la columna vertebral de las víctimas escogidas. 



La historia no es tampoco demasiado original, con el depredador haciendo una escabechina a su gusto, hasta que por fin se enfoca en la víctima que considera adecuada para su rito de iniciación particular. Y, para sorpresa de nadie, la cosa termina como termina. Incluido plan maquiavélico para sacar ventaja del entorno, como hizo Schwarzenegger en la película que lo inició todo (por cierto, hace unos días que se ha publicado una noticia en la que un grupo de científicos da soporte a lo que hizo nuestro Gobernator favorito).

¿Cuál es, entonces, el atractivo de la película? Pues sin duda la nueva ambientación, muy atractiva. Y las sucesivas escenas llamativas en ese marco natural incomparable. Aunque escribo esta entrada más de un año después de haber visto la película, todavía recuerdo un par de ellas, por lo menos: cuando el depredador acaba con un grupo de franceses en un bosque envuelto en la niebla y cuando acaba con el oso que, a su vez, está a punto de acabar con la protagonista. Y en ésta escena, recuerdo que levanta al bicho a pulso mientras la sangre del animal chorrea en primer plano.

 

¡Sal, ratita, quiero verte la colita!

Con Predator: la presa, se puede abrir la veda para una serie de películas históricas en las que los depredadores se enfrenten a algunos de los guerreros más letales de la historia. Yo tengo ya dos propuestas: vikingos y samurais. No sé al resto de la gente, pero a mí me tendría pegado a la pantalla. 

Otro atractivo, nada desdeñable, es su duración contenida de apenas cien minutos incluyendo créditos. Una vez más, se demuestra que no hace falta un metraje interminable para contar una historia con su planteamiento, nudo y desenlace como dios manda. 

En imdb cotiza a 7,1 el día de hoy. No me parece mal.

sábado, 25 de noviembre de 2023

El jovencito Frankenstein

La semana pasada hablaba de una adaptación fallida de una obra de humor. Esta semana nos vamos al otro lado del espectro, con una obra maestra del cine clásico que resulta ser una adaptación libre de una obra que de comedia tiene más bien poco. 

Reconozco que no soy un gran seguidor de Mel Brooks ni de Gene Wilder, pero gracias a ellos podemos disfrutar de una película tan grande como El jovencito Frankenstein.

 


Supongo que a estas alturas de la vida, casi todo el mundo conoce esta película. No era el caso en mi casa, puesto que las niñas no saben nada de la vida, todavía. Yo llevaba tiempo queriendo ponerla en una de nuestras sesiones de cine de los sábados por la noche, pero la idea no cuajaba. No sé si porque se trata de una película en blanco y negro, las niñas pensaban que les iba a poner una frikada de las mías, así que se resistían, con uñas y dientes. 

Al final, después de varios intentos en los que la diplomacia no consiguió acercar posturas, apelé a mi autoridad como pater familias e impuse mi criterio, no sin cierta resistencia de la plebe. 

Les encantó. No podía ser de otra forma. 

 

No sé todavía de nadie que no se eche unas risas con El jovencito Frankenstein. Chiste tras chiste, la película avanza con paso firme por la obra de Mary Shelley y pinta un cuadro que no deja sitio a la tristeza. 

Es que, desde el inicio, se suceden las situaciones absurdas y el espectador tiene que estar atento para que no se le escape un detalle hilarante, por pequeño que sea. 

Gracias a un grupo de actores que está de lujo: Gene Wilder (el doctor Fronkonstin), Cloris Leachman (frau Blücher), Madeline Kahn (Elizabeth), Teri Garr (Inga) y Peter Boyle (el monstruo). Y, por encima de todos, Marty Feldman (Aigor, que no Igor), en un papel cínico y ácido que lleva gran parte del peso cómico de la película, ayudado por su físico peculiar.. Incluso Gene Hackman en el papel del ciego con el que se encuentra el monstruo y que protagoniza una de las escenas más graciosas de toda la cinta.

Gracias a Mel Brooks, brillante director y guionista junto con Gene Wilder.

 

¿Un vaso de leche, tal vez?

No puedo decir nada malo de la película, sino recordar situaciones y esbozar una sonrisa mientras escribo estas líneas: la lluvia repentina en el cementerio, el cerebro de A. Normal, la joroba que cambia de lugar y suena a hueco, el ruido de los caballos y los truenos cada vez que se llama a frau Blücher, el pulgar en llamas del monstruo... Tantos y tan buenos que parece que estamos en una película de los ZAZ, que luego pondrían de moda las películas con sobredosis de humor, a veces grueso. 

No hay humor grueso en El jovencito Frankenstein, no le hace falta para hacer reír, porque los gags y los juegos de palabras inteligentes están funcionando muy bien. Por eso es una película que pueden ver grandes y pequeños, sin miedo de los padres. Ni siquiera le hace falta un gran metraje, porque dura un poco más de cien minutos incluyendo los títulos de crédito. 

 


Decir que ya no se hace cine como el de antes (la película es de 1974) sonará viejuno, pero después de ver de nuevo esta película de Mel Brooks, no puedo evitar pensarlo. Seguro que no soy el único, porque cotiza a un soberbio 8,0 en imdb. Y la cosa es que se me antoja escaso y yo la pondría bastante más cerca del sobresaliente. 

No me ocurre con otra películas de Brooks, que más o menos me divierten, pero no llegan a las cotas de satisfacción, sonrisa continua y carcajada frecuente como en esta. 


domingo, 19 de noviembre de 2023

Guía del autoestopista galáctico

Acabo de buscar la ficha de la Guía del autoestopista galáctico en imdb y me he sorprendido de que se trate de una película de 2005. La hacía mucho más reciente, pero la edad no es un atenuante para los sentimientos que me produjo.

Vaya por delante que no soy un gran aficionado de Douglas Adams. He leído algunos de sus libros y sé que me deberian haber hecho gracia, pero no ha sido así. Supongo que no entendí su humor inteligente y su ácida crítica social, pero no me llamaron para nada la atención. Incluso me aburrí. 

 

Los culpables

Vimos esta adaptación un sábado de sesión de cine familiar, acudiendo al reclamo de Martin Freeman (que haría esta película cinco años antes que le conociera gracias a Sherlock), pero ni siquiera la colección de muecas y cara del pequeño Watson sirvió para animarnos. 

Nada más lejos de la realidad. La película no nos gustó a ninguno, ni grandes ni pequeños. De hecho, pocas veces hemos estado más aburridos que con esta adaptación. Ha sido realmente duro aguantar todo el metraje y teníamos todos muchas ganas de que terminara. 

Es que nada funcionó. Ni los chistes, ni las situaciones ni los rostros conocidos del reparto con su recargado y sorprendente vestuario. De nada sirvió que Arthur Dent saliera de su casa con poco más que la toalla antes de que la Tierra fuera demolida para dejar paso a la autopista galáctica. Las continuas referencias a la Guía del autoestopista galáctico no tenían ni pies ni cabeza. En resumen, asistimos a cerca de dos horas de chistes supuestamente graciosos hasta 

 

Toallas, hay

No sé si se debe a que la adaptación se adelantó a su tiempo y quizá hubiera sido mejor haberla hecho en estos años de desarrollo de los efectos especiales, porque los alienígenas no podían evitar un tufo a látex y marioneta bastante acusado (aunque, pensádolo bien, no descarto que fuera un efecto buscado de forma consciente, viendo lo absurdo de algunos vestuarios). 

Confieso con vergüenza que sentí un inmenso alivio cuando terminó la tortura. Más que nada porque al autor y a la obra se la tiene en gran estima en el mundillo friki, celebrándose cada año el día de la toalla, en conmemoración precisamente al inicio del libro. 

 

La depresión contagiosa de Marvin

Pero me he quitado un peso de encima. La película me parece mala a rabiar y no se la voy a recomendar a nadie. Pienso evitar así que la gente deje de hablarme o, incluso, que tenga tentaciones de tirarme huevos por la calle o pegarme en las nalgas con toallas húmedas, aprovechando el atrezzo. 

Veo con horror que, aún así, más de doscientas mil personas le otorgan un digno 6,7 en imdb a fecha de hoy. ¡Inconcebible!

Ni con un palo, me acerco otra vez.

sábado, 11 de noviembre de 2023

Figuras ocultas

Esta película fue un descubrimiento. En principio, no me parecía una opción para ver en familia, sobre todo porque el tema era bastante desconocido y porque no pensaba que iba a entretener a la pequeña. Craso error. 

Es cierto que Figuras ocultas no es una cinta que parezca orientada a todos los públicos, pero no porque haya escenas peliagudas o lenguaje explícito o soez, sino porque el tema que trata no es uno al que los niños de siete u ocho años se enfrenten con asiduidad. Pensaba yo que se iba a aburrir, pero...

No solo eso. El resto de la familia, con un conocimiento bastante superficial del asunto, siendo optimistas, tampoco nos aburrimos. Ni mucho menos. 

 

Figuras ocultas es una de esas películas que enganchan desde el primer momento. El tema, las mujeres que jugaron un papel fundamental y no reconocido hasta tiempos recientes ayudando a desarrollar el programa espacial norteamericano haciendo el papel de calculadoras humanas, resulta sorprendentemente atractivo contado por un trío protagonista de primerísimo nivel. 

Si, además resulta que estas mujeres tienen que luchar no solo contra los prejuicios contra su género sino también contra su raza, el relato roza tintes épicos aunque no deje de mostrar escenas cotidianas que se podrían considerar incluso anodinas. 

La película cuenta lo que cuenta con una serie de anécdotas, algunas de las cuales incluso nos hacen esbozar una sonrisa aún sabiendo que se trataba de una segregación brutal. Lo hace con una delicadeza que acaba por resultar brutal en su sencillez y el resultado es que, en muchas ocasiones, la sonrisa apenas esbozada se congela cuando la realidad de entonces propina una bofetada en toda la cara. 

 

Una calculadora en acción

Pero, sin ninguna duda, lo mejor de Figuras ocultas es el trío protagonista: Taraji Henson, Octavia Spencer (también en Criadas y señoras) y Janelle Monáe (en Puñales por la espalda 2) son tres pedazo de actrices que montan unos personajes capaces de soportar todo el peso de las algo más de dos horas de película. 

Enfrente se encontrarán a toda la sociedad, representada por los rostros de Kirsten Dunst (la jefa de calculadoras que no oculta su  rechazo por la presencia de las tres mujeres en su departamento, pero que no dudará en intentar aprovecharse de la situación una vez que queda clara la dirección hacia la que sopla el viento) o Jim Parsons (el ingeniero que duda de los resultados obtenidos por nuestras chicas y que someterá a escrutinio cada uno de ellos, siendo incapaz de encontrar el menor error en el planteamiento o los cálculos). A ellos les tocará jugar el papel desagradable. 

 

Original y copia

En el otro lado está Kevin Costner, que encarna al director del proyecto. Tratará a estas figuras ocultas con respeto y reconocerá sus méritos, aunque siempre tuve la duda, sobre todo al principio, si lo hacía por un convencimiento personal de justicia social o simplemente porque los resultados eran buenos y redundaban en el progreso del proyecto. En cualquier caso, el bueno de Kevin no puede evitar el cierto paternalismo que acompaña al rostro que encarna del americano medio blanco no racista. 

Ahora que vivimos unos tiempos de constante lucha racial y de género, Figuras Ocultas logra sin estridencias uno de los mejores alegatos que se pueden encontrar en el cine de la última década. Lo hace además con un producto natural, aceptable para todo tipo de público. Un público que saldrá sin duda de la sala o se levantará del sofá dando vueltas a la cabeza de lo que pasaba hace poco más de sesenta años en el país más avanzado del mundo, cuna de la libertad. 

La nota hoy en imdb es un 7,8 que incluso se me antoja escaso. No hubiera sido una sorpresa ver algo  más de un ocho. Notable alto, sin duda, y el mérito de habernos hecho pasar un rato muy agradable, instructivo y esclarecedor para toda la familia. 

Sin duda, una película a recomendar. 

Para terminar, un detalle. En España se tradujo el título original, Hidden figures, como Figuras ocultas. En cambio, Cifras ocultas hubiera sido una traducción más literal, pero si jugamos con el posible doble significado de figures, el título finalmente elegido tiene un sentido más fiel al mensaje.

domingo, 5 de noviembre de 2023

Stranger things (T4)

He tenido que rebuscar en las profundidades de esta bitácora para ver cuándo hice la última entrada sobre Stranger things. Hace ya demasiado tiempo. Ni siquiera recordaba que había metido las tres temporadas anteriores en una misma entrada. 

Lo que sí recordaba es que la serie iba en una cuesta abajo desde la T1, que para mí era la mejor y que la T3 logró remontar en cierta medida, gracias a los descubrimientos de personajes, sobre todo Robin. 

La T4 no solo confirma esa recuperación sino que es probable que sea la mejor temporada de todas. Los personajes presentados en la T3 que tan buenas sensaciones dieron, siguen siendo especiales y ganándose el cariño de todos, pero también aparece Eddie Munson, un frikazo como no hay otro, dungeon master y líder del Hellfire Club, el club de rol del instituto en el que estudian los chicos. 

 

Los carteles son también una oda a la nostalgia

Se añade una trama en la Unión Soviética, donde Hopper acaba tras los sucesos de la temporada anterior en un campo de prisioneros situado en un paraje aislado e invernal. Esta trama ayuda a esparcir un poco la mente y salir del entorno de Hawkins, que comienza a ser un poco claustrofóbico. Nos deja además grandes momentos tanto de Hopper como de Joyce y Murray. Me ha gustado bastante. 

Once se encuentra ahora en otra parte del país, pero no acaba de adaptarse (hay algún momento que recuerda bastante a Carrie), pero su trama está más centrada en su pasado en el laboratorio y qué pasó con los diez sujetos anteriores. Volverá el doctor Brenner, el "papá" de la chica, pero la cosa no acabará bien. 

Mike, Will y Jonathan gravitan en torno a Once y desaparecen de la trama de Hawkins. Pierden también relevancia y peso en el conjunto global, lo que en el caso de Will es de agradecer, siendo el personaje que peor me cae, en un pulso disputado con Lucas. 

 

Vale, da un poco de grima

La trama de Hawkins es muy buena. Aparte de que me gana desde el principio con el club de rol y las partidas de D&D, está montada muy bien y tiene momentos de todo tipo: investigación, terror, tensión, acción... Eleva el nivel a cotas que no se veían desde algunos momentos de la T1. 

D&D vuelve a prestar nombre al villano principal. Se trata de Vecna, el liche con casi el poder de un dios y cuyo ojo y mano se conviertieron en unos de los artefactos más codiciados, a pesar de su malignidad. Y Vecna se esfuerza en ser un rival a la altura, con algún que otro momento escalofriante y desagradable de ver. 

Nos descubren la historia de quién es Vecna de verdad con acierto, siguiendo unas líneas de investigación y unos momentos dignos de una partida de rol de La llamada de Cthulhu. Y a partir de ahí desarrollan el plan que llevará al desenlace en el Mundo del Revés, con momento épico incluido de Eddie Munson. 

La trama soviética, grande

Uno de los aciertos de esta temporada es mostrarnos una realidad bastante cercana, con los abusos escolares, el consumo de drogas o la polémica que había en la América profunda con los juegos de rol en general y D&D en particular en aquellos años ochenta. Integra esas historias en el universo imaginario de Hawkins de una forma natural. 

Capea bastante bien las dificultades innegables que tienen porque los protagonistas crecen mucho más rápìdo en la vida real de lo que sería deseable para la cronología interna de la serie y, aunque se ven forzados a meter alguna trama adolescente, no deja que ser algo tangencial.

Se vuelve a demostrar que Stranger Things es tanto una serie de entretenimiento como un fenómeno social. Después de haber recuperado a Winona Ryder, es capaz de resucitar del olvido canciones de hace cuarenta años y no son pocas las camisetas del Hellfire club que se pueden ver por la calle en un día normal, además de convertir a sus protagonistas en iconos pop, sobre todo Mike y Once.La serie trasciende lo habitual, seguramente porque juega como nadie la baza de la nostalgia de aquellos tiempos y aquellas películas que tanto nos marcaron a toda una generación. 

 

Eddie Munson, amo del calabozo

 

Está por ver hasta dónde van a llegar estos chicos. De momento Millie Bobbie Brown y Finn Wolfhard parten con ventaja, sobre todo ella, pero cuesta verlos en otros proyectos. Quizá un éxito tan brutal en sus carreras, tan jóvenes, sea contraproducente.

Hoy cotiza a un 8,7 en imdb. Me parece demasiado, sobre todo porque creo que la T2 está bastante por debajo de las otras tres y porque sigo pensando que vive más de los recuerdos que de la realidad. No obstante, es evidente que es una serie que será recordada durante décadas, como en su momento lo han sido Expediente X, Friends, Seinfeld o Los Simpson.



martes, 31 de octubre de 2023

Cazafantasmas: más allá

Estamos en una época en que la creatividad en el cine está en entredicho. Los proyectos son cada vez más conservadores, moviéndose en entornos familiares y conocidos, buscando una y otra vez las mismas fórmulas de éxito, una de las cuales es apelar a lo nostalgia de los aficionados de antaño que hoy son padres, con la esperanza de que lleven a su progenie y que ésta se convierta en una nueva legión que tome el relevo, sobre todo para merchandising y posibles secuelas. 


Hay que reconocer que lo hacen bien, los condenados. Renuevan el producto, generalmente con rostros adolescentes para enganchar a la juventud. Si son conocidos, mejor, así que ahí entra Finn Wolfhard (Stranger things) o Mckenna Grace (desconocida con la caracterización y con una carrera ya bastante amplia). Ponen a una serie de actores y actrices conocidos como Paul Rudd (Ant-Man) o Carrie Coon (The leftovers) con un caché medio para no encarecer demasiado el producto y sacar una mayor rentabilidad. Aderecemos esto con una cierta tensión sexual no resuelta, blanca, para todos los públicos, porque tampoco queremos asustar a nadie.

Pero lo gordo está en el poso del original, cuya alargada sombra es omnipresente en este tipo de productos. Aquí no estamos ante una excepción, porque tenemos no solo a casi todo el cuarteto original (solo falta el fallecido Harold Ramis, por motivos obvios), el vehículo original y el fantasma zampón original. 


A partir de ahí se mezclan los ingredientes y sale un producto poco original, un refrito de situaciones ya visitadas, a veces calcadas. Y lo agitan como si fuera un cóctel, te lo sirven y tú te lo tomas. A veces tienes que taparte la nariz o cerrar los ojos, pero te lo tomas. 

Y si, por un casual, piensan que eso no es suficiente, juegan la baza de los sentimientos para engancharte otra vez. Son maestros en eso. 

 


Cazafantasmas: más allá es uno de estos productos. Recoge el relevo de la película anterior solo de mujeres y, como aquella, tiene sus momentos. Al final se juntan minutos para completar dos horitas, entretenidas pero sin pretensiones. No se puede negar que cumple su función y que entretiene a toda la familia en el rango de 8 a 50 años.

Hoy en imdb cotiza a 7,1. Demasiado alto, pero seguramente empujado por la nostalgia.

 


sábado, 14 de octubre de 2023

El ala oeste de la Casa Blanca

El ala oeste de la Casa Blanca es historia de la televisión. Ya está. 

Un total de 155 capítulos de unos cuarenta minutos de duración repartidos en siete temporadas, que cuenta la historia de la Administración del presidente demócrata Josiah Bartlet (Martin Sheen). Una serie coral, con un puñado de personajes que aporta su personalidad definida al conjunto, apoyados en diálogos brillantes. 

Casi cada capítulo engancha, pase lo que pase, desde la música del inicio hasta los títulos de crédito finales. Cuarenta minutos sin apenas aparatar los ojos de la pantalla. 

 

La figura central es el Presidente Bartlet, católico, irlandés, antiguo gobernador de New Hampshire y economista de prestigio, con el rostro de Martin Sheen (Ramón Estévez). Algunos miembros de su familia son personajes recurrentes, sobre todo su mujer Abigail (Stockard Channing) y su hija menor Zoey (Elizabeth Moss). Durante los siete años de mandato que narra la serie suceden múltiples cosas y se enfrenta a diversa crisis, tanto internacionales como políticas, pasando por un atentado o la polémica surgida cuando su esclerosis múltiple se hace pública. 

Al presidente le rodea su personal de confianza, encabezados por Leo McGarry (John Spencer), su mano derecha y amigo, ex-alcohólico y finalmente candidato a la vicepresidencia con el congresista Matt Santos (Jimmy Smits). 

La mano derecha del presidente tiene una mano derecha propia, Josh Lyman (Bradley Whitford), quea su vez tiene una ayudante, Donnatella Moss (Janel Moloney),que terminará siendo algo más. 

El jefe de comunicaciones es Toby Ziegler (Richard Schiff), tan inteligente como poco empático en ocasiones a la hora de dar sus opiniones. Su ayudante es Sam Seaborn (Rob Lowe), que hacia la mitad de la serie es sustituido por Will Bailey (Joshua Malina). 

La jefa de prensa es C.J. Cregg (Allison Janney), que sobresale tanto por su simpatía como por su altura y que terminará siendo jefa de gabinete tras el ataque al corazón que sufre Leo McGarry. 

 

Serie coral

Inolvidable también el puñado todavía más secundario, desde la señora Dolores Landigham (tristemente desaparecida en la segunda temporada), secretaria del presidente, hasta su ayudante personal Charlie (Dulé Hill), y las secretarias y ayudantes del resto del personal.

Todos ellos, desde el primero hasta el último, los habituales y los que aparecen solo unos pocos capítulos (Marlee Matlin, Glenn Close, Christian Slater, Alan Alda, Jimmy Smits, John Goodman...) rayan a un nivel brillante.

Y sobrevolando todo, Aaron Sorkin, guionista y creador cuya mano se percibe durante las primeras cuatro temporadas. Hay quienes dicen que tras su marcha, la serie sufre un bajón. La verdad es que yo no lo he notado, quizá porque deja un mecanismo perfectamente engrasado donde todo el mundo sabe lo que tiene que hacer y el espectador sabe lo que tiene que esperar. Puede ser que no haya ningún capítulo memorable como unos cuantos de las primeras cuatro temporadas, pero el interés se mantiene hasta el mismo capítulo final. 

En la sexta y séptima temporadas la serie da un giro arriesgado, de la que sabe salir airosa: deja de lado la figura central del presidente Bartlet y se centra en la carrera presidencial que emprende el congresista por Texas, Matt Santos (Jimmy Smits). Primero para conseguir la nominación demócrata, que consigue contra todo pronóstico, empezando desde lo más bajo y enfrentándose a la poderosa maquinaria del partido y de algunos candidatos como el propio vicepresidente Russell. 

 

Ya sabemos que allí la bandera es protagonista

La última temporada nos lleva de la mano a través de la campaña presidencial, enfrentando a Santos contra el senador Vinnick (soberbio Alan Alda), el republicano perfecto y pesadilla de los demócratas. Dos capítulos frenéticos nos llevan al día de la elección, decidida en un pequeño estado. 

Se le puede achacar a El ala oeste de la Casa Blanca un aire bastante idealista. Todos los personajes, sin excepción, son idealistas, creen que lo que están haciendo mejora en realidad a la sociedad. En ese sentido, no es real, sino bastante ingenua. Puede que sea por eso por lo que conecta tan bien con el público, porque los espectadores queremos creer que lo que estamos viendo es verdad. El otro extremo del espectro podría ser House of Cards, otra grandísima serie truncada por la polémica judicial de su protagonista Kevin Spacey. En varia ocasiones he oído o leído que El ala oeste de la Casa Blanca describe cómo debería ser el Gobierno, mientras que House of Cards retrata  cómo es en la realidad. Ni tanto, ni tan calvo, quiero creer. 

El buen gobierno

La serie no ha envejecido nada mal, teniendo en cuenta que su andadura comenzó en 1999 y su último episodio fue en 2006. Maltratada en su momento por TVE, que la emitía en horarios intempestivos por La2, ahora hay múltiples opciones para conseguirla y además se pueden comprar paquetes actractivos de DVD. 

Sé que son muchas temporadas, muchos capítulos y mucho tiempo, pero si no la has visto, tienes que darle una oportunidad. Muchas veces te hará pensar, pero no te asustes, no te dolerá la cabeza. En imdb cotiza a un soberbio 8,9. Para mí es, como poco, un notable alto y está sin duda muy alto en mi escala de valoración. 

Este enlace de Fotogramas es un poco antiguo, pero sirve para dar pinceladas de algunos de los capítulos más brillantes y que merece la pena ver. 

 

sábado, 7 de octubre de 2023

Rompenieves

Hace ya diez años de Rompenieves. Tenía esta película en el objetivo desde hace ya tiempo, hasta que pude echarle el ojo hace unos meses (sigo con el retraso de un año con las cosas que comento, así que muchas veces toca tirar de memoria, cada vez menos fiable a medida que me hago viejo). 

Chris Evans pone rostro a Curtis, protagonista de esta historia distópica ambientada en un ambiente claustrofóbico (que gana puntos de distopicidad). En esta ocasión, el planeta se encuentra en una perenne edad de hielo de la que no recuerdo las causas. Los restos de la Humanidad viven en un tren de cientos de metros de largo que se encuentra en un viaje infinito alrededor del planeta, siempre buscando el sol. 

A la izquierda, irreconocible, Tilda Swinton

 

La sociedad dentro de este tren se ha estratificado. Un gobierno dictatorial con tintes fascistas (cómo no) protege a un puñado de afortunados que viven a todo trapo en los vagones principales, mientras que la inmensa mayoría de la sociedad se apiña en los vagones de cola, hacinados, sucios y enfermos, viviendo de la caridad de esas élites que se materializa en una pasta de aspecto horrible que es la comida que reciben a diario. 

Con cierta periodicidad, los niños de la cola son enviados a la fuerza hacia el frente junto con algunos adultos que tienen circunstancias particulares (músicos, por ejemplo). De forma inevitable, estas medidas hacen subir el nivel de resistencia de las clases humildes, que de forma invariable deben ser sometidas por la fuerza. 

Curtis es un joven que vive en esas condiciones, pero su espíritu es rebelde. Gilliam, su mentor, es un anciano que ha vivido tiempos mejores y que mantiene viva una chispa de resistencia que encontrará en el joven la yesca para prender y arrasar todo el tren. 

 

La troika revolucionaria
 

Un día, los abusos a los que se ven sometidos los habitantes de cola les hace explotar y los paramilitares son, por una vez, incapaces de retener la oleada de indignación y violencia. Así, casi sin querer, lo que es una protesta violenta se convierte en una auténtica revolución que, como una marea, va avanzando por el tren en una mezcla de sangre y muerte, hasta que es finalmente derrotada y todo parece volver a su ser. 

Es entonces cuando la realidad interna golpea con brutalidad al espectador y al protagonista. Se revela información que termina de dar relieve a todo lo que sucede en ese tren. La realidad de la rebelión, el verdadero origen de la pasta asquerosa que han estado comiendo toda su vida, qué pasa con los niños y adultos que pasan hacia el frente del tren, quién dirige en realidad el tren... Todo estalla como una supernova en la cabeza del espectador. Y aunque algunas cosas las ves venir., se trata de algo tan descarnado que sorprende y asquea a partes iguales. 

Y en ese final, brilla Ed Harris, que ha pasado de héroe a villano en el cine actual. Y lo hace muy bien, con ese rostro surcado de arrugas y los ojos azules y fríos de un caminante de Juego de Tronos.  

 

La calma que precede a la tempestad

Vimos Rompenieves en una de nuestras sesiones de cine de los sábados por la noche, los cuatro. Y la verdad es que no triunfó. El ambiente opresivo, la violencia y la realidad que representa no son para todos los públicos Creo que es una de las películas que peor recuerdo nos han dejado. 

Ojo, como relato distópico no se le puede poner un pero. Es solo que no es una película para ver en familia. Seguramente, de haberla visto solo, tendría una opinión distinta. 

En imdb cotiza hoy a un bastante decente 7,1 y ha dado pie a una serie del mismo título que no he tenido todavía ocasión de ver, a pesar de contar con Jennifer Connelly. O sea que estamos ante una película reconocida que no me atrevo a desaconsejar por culpa de una experiencia equivocada.

Como último apunte, la película está dirigida por Bong Joon Ho, de la oscarizada Parásitos


sábado, 30 de septiembre de 2023

La ciudad perdida

Aventura y comedia suelen ser dos ingredientes que combinan bastante bien juntos. La ciudad perdida es un buen ejemplo de ello, con la pareja Sandra Bullock / Channing Tatum como protagonistas haciendo gala de un gran sentido del humor. 

Loretta Sage (Sandra Bullock) es una autora de novelas románticas que vende ejemplares como churros, pero que ahora que llega a la mediana edad, no está satisfecha con su vida y busca un cambio después de sacar a la venta su último libro que, por supuesto, se convertirá en un éxito de ventas. 

 

Esa almohada cervical tiene una historia...
... y ese vestido, también

Alan (Channing Tatum) es un modelo masculino, con bastante poco cerebro, que es la imagen del protagonista de las novelas de Loretta, de todas sus portadas, en poses más o menos ridículas, y de los sueños húmedos de muchas aficionadas a las novelas de Loretta. 

Ambos se verán envueltos en una aventura totalmente inesperada, en una isla envuelta en vegetación en la que se supone que se encuentra una ciudad perdida que contiene un artefacto que busca Abigail Fairfax (Daniel Radcliffe),multimillonario bastante peculiar. Loretta será raptada por Abigail, que está convencido de que en la obra de la autora hay más realidad de lo que parece y que podrá ayudarle a desbloquear la investigación en campo que ha llegado a un punto muerto. 

Al desaparecer Loretta, Alan se ve impulsado a ir en su busca, buscando la forma de acercarse al héroe de acción que ha encarnado durante años. 

 

También hay explosiones

A partir de esta premisa, varios minutos de frenética actividad salpicado de malos entendidos y escenas que rayan el surrealismo. Como apoyo, las actuaciones de los actores que aportan una comicidad que en algunos casos no se esperaba (la actuación de Daniel Radcliffe como millonario ido de la olla me ha parecido bastante buena y me he reído con él).

Para el recuerdo, el cameo extendido de Brad Pitt como Jack Trainer, una especie de agente secreto que de una forma bastante particular consigue llegar hasta ellos y rescatarlos (esa escena de explosiones sin fin mientras Brad empuja un carrito de supermercado en el que va sentada Sandra, es bastante no sé....). 

Mientra tanto, entre chorradita y chorradita que te hacen sacar una sonrisa o una carcajada (la escena de las sanguijuelas, por ejemplo), la relación entre Alan y Loretta  deriva a terrenos inexplorados, pero no inesperados porque, al fin y al cabo, esto es una comedia romántica de aventuras. 

Y, no menos esperado, abrimos los ojos con fingida sorpresa cuando resulta que la realidad y la ficción se entrecruzan y lo que Loretta ha plasmado sobre el papel tiene un deje de realidad que sobreexcita la ya de por sí sobrecalentada excitación de Abigail Fairfox, al que se le cruzan los cables, hacen cortocircuito y se le va la pinza de forma definitiva. 

 

Un poco sí que se les va la pinza

¿El final? Pues el que se espera. ¿Cuál si no? La peli es honesta y coherente de principio a fin y acaba como tiene que acabar: bien. Hay gente que se muere, claro, pero prescindible. Ninguno de los importantes. No sea que facture lo suficiente para justificar una segunda parte.

Diría que, en  ocasiones, la cinta no se toma en serio a sí misma. O que, sabiendo lo que hay, ofrece lo que tiene que ofrecer: casi un par de horas de entretenimiento blanco, apto para todos los públicos. La ciudad perdida cotiza hoy a un digno 6,1 en imdb. A lo mejor le pondría un poquito más, 6,5 o así, para recompensar la transparencia de la ofrenda. 

Y Sandra Bullock, pasados los cincuenta, sale revalorizada como actriz de comedia, décadas después de sus primeras incursiones en el género. Aunque me parece que La ciudad perdida saca varios cuerpos de ventaja a Miss agente especial y su secuela. En el caso de Sandra se podría decir que no todo tiempo pasado fue mejor y que vivir el presente es lo adecuado.

domingo, 24 de septiembre de 2023

El proyecto Adam

Contra todo pronóstico, dados sus inicios, Ryan Reynolds se está convirtiendo en una estrella del cine de ciencia ficción, con proyectos de mediano tamaño que tienen interés y cierto éxito, Deadpool aparte. 

El proyecto Adam, de Netflix, salió a la luz el año pasado y se trata de una muestra más de esa carrera que se está forjando, pasito a pasito.

Ryan Reynolds es Adam, un piloto que sufre un aterrizaje más o menos accidentado en una zona boscosa cerca de una casa en la que buscará refugio, donde viven una joven madre y su hijo preadolescente, con el que es inevitable que trabe una relación personal (algo evidente desde el minuto uno). 

Una serie de detalles pueden hacernos sospechar la realidad (la forma de abrir y cerrar la nevera, el comportamiento del perro...): Adam y el chico son la misma persona, en épocas de su vida totalmente distintas y el artefacto en el que hay llegado el piloto resulta ser una máquina del tiempo. No es casual que se haya dirigido a esta época y lugar concretos. 

A medida que se va desgranando la historia, el fallecimiento del padre, dónde trabajaba y en qué, y vamos recibiendo información de cómo se ha conseguido viajar por la línea temporal, iremos definiendo el marco de la aventura, que con bastante simpleza se puede resumir en lo de siempre: buenos y malos, los primeros idealistas, los segundos aprovechados que pervierten un invento bienintencionado en aras de su bienestar particular. 

 

El perrete sí que sabe

Así hasta el también inevitable desenlace, por supuesto satisfactorio aunque con las convenientes dosis de tensión, acción y todo lo demás. 

La película se basa sobre todo, además de en una historia sencilla que sigue sin descarrilar, en el innegable e incomprensible carisma de Ryan Reynolds (y esa cara de pánfilo que sabe poner como nadie), al que en esta ocasión acompañan sobre todo Zoe Saldaña y Mark Ruffalo. 

Es de agradecer una película que se base en los personajes y los actores, de vez en cuando, sin que sea necesaria la acostumbrada avalancha de efectos especiales y movimientos erráticos de cámara, que en muchas ocasiones saturan los sentidos y aportan más bien poco, más preocupados por tener al espectador con la boca abierta mientras los brillos de las explosiones se clavan en el cerebro. 

 

Las armas grandes con lucecitas que no pueden faltar
 

Es también de agradecer una película que sepa contar una historia con su planteamiento, nudo y desenlace, en un tiempo razonable. El proyecto Adam dura una hora y tres cuartos, créditos incluidos. Suficiente para no desear que el director hubiera metido tijera ni para tener ganas de mirar el móvil con ojos vidriosos. 

Al contrario, la película es entretenida y no cansa. Perfecta para una sesión de fin de semana con la familia, grandes y pequeños. Una nota de 6,7 en imdb es más que decente.

domingo, 17 de septiembre de 2023

Trilogía de los tres cuerpos

Esta es mi primera incursión en la ciencia ficción que no sea europea o norteamericana. La verdad es que había oído muy buenas referencias del autor y su obra, incluso tenía los libros en mi lista de próximas lecturas (suelo programar mis lecturas a un año y medio vista, más o menos). 

Conversaciones con mi buen amigo y compañero Antonio, hicieron que El problema de los tres cuerpos se colara en la lista. Sus referencias fueron también muy buenas, así que decidí probar suerte a principios del verano de 2022 (sí, se suceden las entradas de rabiosa actualidad). 

 

Al principio hay que acostumbrarse a un estilo y a un entorno al que no estamos acostumbrados en Occidente. Y, a pesar de todo lo anterior, también hay que superar ciertos prejuicios mientras las páginas van pasando. 

Recuerdo que estaba sentado en una mesa del área recreativa de Moniello (cerca de Luanco, muy recomendable para pasar el tiempo con la familia), cuando uno momento concreto del libro en el que el protagonista está intrigado con una cuenta regresiva que parece estar centrada a su alrededor, hizo que me explotara la cabeza. A partir de ahí, me enamoré de la historia y poco a poco fueron cayendo los libros hasta terminar la trilogía. 

Todo empieza con el descubrimiento de una civilización extraterrestre en un mundo que orbita tres soles. Ya de por sí, el modo de tratar y narrar los problemas que pueden surgir en una situación de este tipo, con una órbita muy alejada de las suaves elipses de nuestro sistema solar, podría dar para una buena novela hard, pero Liu va construyendo una historia mucho más grande cuando esa civilización, por puro azar, descubre la existencia de nuestro planeta. Más avanzada que la nuestra, esta civilización planea la invasión para desplazar a la Humanidad como especie dominante al tiempo que contacta con un grupo reducido de personas, tomando una forma similar a un culto religioso.  


 Por suerte, los planes de los trisolarianos se descubren y la Humanidad decide prepararse. A pesar de lo avanzado de su tecnología, el viaje desde Trisolaris hasta el Sistema Solar llevará cerca de quinientos años, bastante para que nuestra tecnología avance lo suficiente para que los sistemas de defensa puedan hacer frente a la amenaza. Pero los trisolarianos parece que han tenido todo en cuenta y envían unas sondas cuánticas que interfieren en los esfuerzos científicos de la Humanidad y producen su estancamiento en áreas clave de la física. 

La trilogía narra los esfuerzos de la Humanidad para hacer frente a una amenaza que cada vez está más cerca, un enemigo que parece que lo ha planeado todo y no ha dejado ningún resquicio para la esperanza, a pesar de todos los esfuerzos. Veremos también los cambios que se producen en la sociedad, desde la situación inicial con la sorpresa de descubrir una civilización extraterrestre que además resulta ser hostil, pasando por el optimismo cuando  se construye una flota potente para proteger los confines del sistema solar, hasta llegar al desencanto y la desesperación cuando el enemigo se muestra mucho más potente de lo esperado.

 

 

El atractivo de la trilogía de los tres cuerpos puede que no esté en la historia, que hay que reconocer que en ocasiones me resultó algo tediosa y difícil de seguir, pero aparte de la mera narración nos encontramos con conceptos que son muy interesantes. 

El más importante sería el concepto del bosque oscuro, que da título al segundo libro de la trilogía. Consiste en la idea de que el universo es como un bosque en la noche, en el que hacer ruido o encender una luz puede suponer ponerse a uno en peligro al atraer potenciales riesgos. Cixin Liu juega con ese concepto y, aunque no la nombra, con la paradoja de Fermi, que ya traté por aquí (¿por qué no tenemos noticias de civilizaciones vecinas si la vida resulta algo común?). 

En la novela, uno de los vallados (otro de los conceptos desarrollados por Liu) decide que, si los trisolarianos emprenden acciones hostiles contra la Tierra, se emitirá una potente señal al espacio exterior señalando la posición de Trisolaris. Como efecto secundario, la posición de la Tierra también sería revelada a potenciales civilizaciones agresivas. Es otro ejemplo de libro de disuasión basada en la destrucción mutua asegurada, puesto que la Tierra no pierde nada en esa situación. 

El autor, ya talludito

La trilogía de los tres cuerpos, una vez que superas los prejuicios y te acostumbras a una manera de narrar que es algo diferente a lo que estamos acostumbrados, es una serie la mar de entretenida. Ya hay una adaptación televisiva china y dentro de poco se estrenará la versión de Netflix. El autor, por su parte, tiene más libros en su haber, aunque ninguno ha sonado tanto como estos tres. 

Un notable alto sería una nota ajustada. En cualquier caso, estamos ante una de esas obras que puede llegar a ser recordadas como una de las más grandes del género. El problema de los tres cuerpos ganó el Hugo en 2015 y El final de la muerte ganó el Locus y fue nominada al Hugo en 2017. Como referencia, el primer volumen se publicó en China en 2006. A mí, sin embargo, me gustó más El bosque oscuro.