Parece mentira cómo ha progresado el personaje de Obi-wan Kenobi desde la trilogía original de Lucas hasta nuestros días. Ha ido ganando protagonismo con cada nuevo producto en que aparece, desde los Episodios I, II y III y pasando por las diferentes series de animación en las que aparece.
Sin desmerecer a sir Alec Guinness, podemos decir que la popularidad del personaje ha venido de la mano de quien le ha encarnado más veces: Ewan McGregor, que ha sido capaz de darle los matices para hacer que el ascético maestro del joven Luke se convierta en uno de los personajes con más seguidores del gigantesco universo de Star Wars.
Por fin, unos cuantos años más tarde de los que sin duda merece, el personaje tiene una ocasión de lucirse en solitario con una miniserie de seis episodios producida por Disney. Me parece, no obstante, que ese tiempo de más que se ha esperado, le ha venido genial a la apariencia del personaje, con un McGregor de mediana edad que encaja como un guante y sin necesidad de envejecer mediante maquillaje o efectos digitales.
Ya he nombrado varias veces a Ewan McGregor y es que creo que no se podrá discutir que es lo mejor de la serie, de lejos. Se nota que lo pasa bien con el personaje y esa alegría con la que lo encarna se transmite al espectador. Y esa madurez le sienta genial.
Seis episodios no son demasiados, la verdad. Esta nueva moda de miniseries que rondan los seis, ocho o diez capítulos, a veces no salen bien porque se tarda demasiado tiempo en el planteamiento y luego no hay metraje suficiente para el desarrollo y llegar a un desenlace satisfactorio que enganche para una hipotética segunda temporada.
En Obi-wan Kenobi a lo mejor le hubieran venido bien un par de capítulos más, pero aún así consigue un planteamiento, nudo y desenlace bastante bien hilvanados. Somos así testigos de cómo Obi-wan se encuentra escondido en Tatooine, ganándose la vida mientras permanece cerca del hijo de Padmé y Anakin, hasta que los tentáculos del Imperio se intentan enroscar alrededor de ambos en la forma de Inquisidores, cazadores de jedis.
El propio Obi-wan sufre un desarrollo bastante interesante como personaje, desde su apatía inicial y rechazo a ponerse en riesgo actuando de forma abierta como un caballero jedi hasta que, un poco empujado por las circunstancias y otro poco por la fuerza de su credo, toma de nuevo en sus manos las riendas de sus acciones y su futuro, con un momento climático en forma de duelo contra Darth Vader que es de los mejores que hemos visto entre ambos personajes.
Ha habido bastante polémica con el personaje de Leia Organa, llegando a niveles tóxicos respecto a la niña que la encarna, algo que por supuesto es del todo intolerable. Habiendo visto la serie, estoy de acuerdo en que el personaje es un poco cargante, pero es algo que ocurre bastante a menudo cuando veo en series o películas niños sabiondos que actúan como adultos. El doblaje, como también es bastante habitual en estos casos, no ayuda. Además del rechazo que produce el personaje, tampoco veo muy claro la necesidad de relacionarla tan pronto con el general Kenobi, más allá de sentar las bases de un personaje con ansias de aventura.
Aún con todo, la serie tiene las dosis mínimas exigibles de aventura Star Wars, espadas láser, la Fuerza, acciones encubiertas, fugas en el último momento y ese Imperio de los primeros años que a mí me parece más oscuro y opresivo todavía, preocupado y centrado en erradicar todos los restos de la República que acaba de derrocar y en especial en eliminar a todos los jedis que pueda encontrar.
Ocupa un lugar intermedio en mis preferencias. No llega a The Mandalorian (temporadas 1 y 2), pero está por encima de El libro de Boba Fett (aunque en imdb esta última cotiza a 7,2 mientras que Kenobi se queda en 7,1)