Muerte en el Nilo

Muerte en el Nilo es la segunda adaptación de las novelas de Agatha Christie dirigida y protagonizada por Kenneth Branagh, tras Asesinato en el Orient Express. 

Como la primera, un importante elenco de actores y actrices se reúne para dar vida a una de las obras más características de la autora inglesa, en uno de los marcos geográficos más sugerentes para este tipo de historias: Egipto y el Nilo. O, por lo menos, era así cuando la tía Agatha escribía sus historias en las primeras décadas del siglo XX. 

 

Los carteles son bonitos

 

La acción arranca más o menos donde termina Asesinato en el Orient Express, con  el mejor detective del mundo acudiendo a la invitación que recibe al final de la aventura. 

En el misterioso Egipto, Poirot se unirá a un selecto grupo de invitados a la fiesta de compromiso de una rica heredera (Gal Gadot), que incluye un crucero por el Nilo en un lujoso barco del que disfrutarán en exclusiva. 

Un ambiente elistista y privado, en apariencia idílico, pero que como sucede siempre en estos casos, no es lo que parece y a poco que se rasque la superficie con la uña, salen a la luz todas las miserias que se esconden en el fondo: sirvientes resentidos, amantes despechadas, una rica heredera que no es tan dulce como aparenta y que esconde una personalidad bastante diferente a lo que muestra en público, una apariencia de conspiración... hasta que la rica heredera es encontrada muerta en su cama y las sospechas recaen sobre todos y cada uno de los asistentes. 

La pirámide alimenticia

 

Se trata de una novela de Agatha Christie, así que lo normal es que muera gente. Y, casualidades de la vida, el mejor detective del mundo se convierte en el centro del microcosmos social en que se convierte el barco. 

Poirot pondrá a trabajar a sus pequeñas células grises y, poco a poco, con paciencia, irá desentrañando el hilo de la madeja hasta dar con el culpable en una escena dramática final.

Cinco años separan a las dos adaptaciones y, aunque el concepto y la ejecución son bastante similares en ambos casos, el resultado de la segunda es bastante decepcionante comparado con la primera. En casa, Asesinato en el Orient Express fue un auténtico bombazo, pero Muerte en el Nilo pasó sin pena ni gloria. 

Una bella y rica heredera, no tan dulce como aparenta

 

La fórmula, vieja como el mundo, funciona más o menos. Pero a veces se resuelve de forma más brillante que otras (como en Puñales por la espalda) o, simplemente, la premisa y el misterio iniciales son más interesantes. 

Muerte en el Nilo cotiza hoy a 6,3 en imdb. No es para tirar cohetes, pero no se puede negar que se pueden pasar un par de horas entretenidas en familia con ella. Y es de agradecer la propuesta de recuperar historias clásicas y redescubrirlas a las nuevas generaciones. Aunque Kenneth Branagh tenga complicado arrebatarle el trono a Peter Ustinov.

Animales fantásticos: Los secretos de Dumbledore

Los secretos de Dumbledore cierra la trilogía de Animales fantásticos y no puedo evitar pensar que es lo mejor para la serie y para mí, tras el cada vez mayor desinterés con el que he recibido cada nuevo título después del primero. 

Ni siquiera ver a un joven Albus Dumbledore en pantalla, encarnado por un solvente Jude Law (aunque es evidente que el mayor mago del mundo ha visitado Turquía para sustituir las entradas más que incipientes por la frondosa melena plateada que lucirá décadas más tarde), ha sido suficiente para superar esa sensación de cuesta abajo irrefrenable. 

No ayuda tampoco la polémica de sustituir a Johnny Depp por Mads Mikkelsen en plena efervescencia de la disputa del primero con su ex Amber Heard. Luego resultará exonerado de las acusaciones, pero ya habrá sufrido las consecuencias preventivas a las que nos venimos acostumbrando en los últimos tiempos. Ya nos vimos privados de Kevin Spacey en House of Cards (lo que ayudó a tener una muy decepcionante última temporada), siendo también exonerado en los tribunales y veremos qué pasa con Jonathan Majors. 

 

No sé qué hubiera pasado con la película de haber estado Depp en lugar de Mikkelsen encarnando a Grindelwald, aunque el primero consiguió un personaje bastante más extravagante y perturbador, pero quizá no hubiera funcionado igual en la trama de la película, con el astuto mago oscuro intentando hacerse con el poder en las elecciones del mundo mágico. 

Me quedo con los aportes que tenemos que amplían los conocimientos que los espectadores y aficionados recibimos del mundo mágico, su funcionamiento interno, sus facciones y los engranajes de poder. Y podría añadir que tiene también un cierto interés el conocer algo más de la juventud y vida privada de Dumbledore que estoy seguro servirá a los exégetas para desentrañar claves de su comportamiento futuro con cierto joven mago con una cicatriz en la frente.

Otro "ejército de Dumbledore"

 

Una opinión impopular puede ser que Dumbledore fue durante toda su vida un insigne y superlativo conspirador en la sombra, manejando hilos y personas para conseguir sus fines que, ya que al final se le ha considerado un personaje intrínsicamente bondadoso, pensamos que redundan en el beneficio de magos y muggles. Dumbledore sería, en este contexto, la imagen especular de Grindelwald y nuestra percepción de ambos solo se explica por el punto de vista que hemos adoptado de forma mayoritaria, pero en realidad no son tan diferentes. 

Por lo demás, poco voy a añadir. La trama se reduce a los esfuerzos de Newt Scamander, Dumbledore y un puñado de magos que se rebelan contra los intentos de Grindelwald de dominar de hecho los destinos del mundo mágico. Tendremos una mezcla que combina las operaciones encubiertas del tipo de la Resistencia con espectaculares duelos de varita, rayos de poder y espectáculo pirotécnico pasado por el filtro de la Rowling. 

Las tres patas del banco

 

Poca cosa más se me ocurre añadir. Solo que tengo una cierta saturación de magia Hogwarts, quizá por que las chicas no hacen más que ver las películas de Harry Potter. 

Animales fantásticos: Los secretos de Dumbledore la vimos la pequeña y yo en pantalla grande. A ella le encantó y luego otra vez cuando la vimos en casa, en familia. A mí, no tanto, aunque la recomiendo para completistas. 

La cinta cotiza hoy con un 6,2 en imdb (la primera parte tiene un 7,2 y la segunda un 6,5). Acorde a lo que creo que se merece.

La guerra del mañana

La guerra del mañana es una cinta de ciencia ficción producida por Amazon. Hay que ver cómo es cada vez más habitual que las plataformas produzcan cine de mayor o menor calidad, aumentando una oferta que ya de por sí es inabarcable para la mayoría de los aficionados. 

Habría que estudiar en profundidad el caso, porque no puede ser que las decenas de títulos que salen a la luz sean rentables más que en una pequeña cantidad muy selecta. El resto pasará al limbo de los justos, en este caso a las profundidades de un catálogo cada vez más amplio, a la espera de que alguien la descubra, seguramente por casualidad mientras navega por su menú personalizado con aire distraido. 

La premisa de La guerra del mañana es bastante interesante: en un momento dado cambia la historia de la Humanidad cuando un grupo de viajeros del tiempo viene desde nuestro futuro. El sueño húmedo de los físicos teóricos y de los frikis de la ciencia ficción, la conformación de que el viaje en el tiempo es posible. 

 

 

Pero el suceso está lejos de ser una fiesta y resulta ser más bien un funeral: resulta que en el futuro del que vienen se está librando una guerra en nuestro planeta. Y la estamos perdiendo. 

A qué vienen entonces nuestros descendientes, nos preguntamos. No vienen a huir de nuestro futuro, no. Vienen a buscar carne de cañón, soldados de reemplazo que repongan las bajas y refuercen los mermados ejércitos que luchan por la supervivencia de nuestra especie. Poco más que eso, porque lo que sucede a continuación es la consolidación de un sistema de relevos al más puro estilo de la Primera Guerra Mundial: después de una somera instrucción  militar, los ciudadanos que se presentan voluntarios o son elegidos por sorteo, viajan al futuro por un corto período de tiempo y luchan contra la despiadada raza alienígena que nos está masacrando. 

El problema, que el porcentaje de bajas es escandalosamente alto y la mayor parte de los que se van, ya no vuelven. 

La carne de cañón

 

Hasta que llega Dan Forester (Chris Pratt, en un papel típico repleto de tópicos), hoy profesor de instituto y antiguo miembro del cuerpo de marines de los Estados Unidos de América. Un USA boy de libro, vamos, al que le toca la lotería y debe prestar su período de servicio y será con el que veremos el futuro, no demasiado lejano, que nos espera si no somos capaces de vencer en la guerra que se libra ahí. 

Compliquemos la historia con alguna que otra paradoja temporal. Compliquémosla aún más, con el descubrimiento de la raíz del problema en el accidente fatal de una nave espacial en una remota región polar, que llevará al reconocimiento de que estamos luchando contra lo que resulta ser poco más que una jauría de bestias que se encuentran lejos de ser la especie inteligente que construyó la nave estelar. 

Cómo no, busquemos la épica de enviar a un pequeño grupo de combatientes a erradicar ese germen de la guerra en una misión cuyo éxito estará permanentemente en el fiel de la balanza, amenazando con caer por el precipicio del fracaso. 

Por último, añadamos unas gotas de conflicto personal y familiar y tendremos el cuadro completo de La guerra del mañana. 

 

Los bichos

 

 La premisa de inicio es de lo más interesante que he podido ver que se haya propuesto en los últimos años. La pena es que todo lo demás a su alrededor hace que la cinta sea poco más que una película de acción como las que hay a montones, que hacen pasar un par de horas agradables y entrentenidas y que luego son perfectamente olvidables. De hecho, hasta que no he empezado a buscar imágenes con las que ilustrar la entrada y he pensado un poco en ello, había olvidado casi la totalidad del argumento. 

Poco a poco he ido recordando y añadiendo capas al cuadro, haciéndolo algo más atractivo, pero sin que destaque demasiado contra el resto de la exposición. 

Entretiene, que no es poco. Y cotiza hoy a un digno 6,5 en imdb.

Watchmen (T1)

Alan Moore revolucionó el tebeo de superhéroes con su Watchmen, del que he de reconocer su calidad y forma de revolución del estándar, aunque a mí no me acabó de convencer su historia. Hoy sí que lo vería con otros ojos, pero hace quince o veinte años, las historias crepusculares no eran lo que más me motivaba. 

Años después hubo una adaptación al cine, casi calcada al original del tebeo. Una de las adaptaciones más fieles que haya visto, seguro, manteniendo intactas algunas de las escenas más icónicas del papel. Un gran trabajo, sin duda. 

Hace unos años, en 2019 (el tiempo vuela cuando echamos la vista atrás), HBO lanza una primera temporada con el mismo título y distintos personajes. No veremos a Búho Nocturno, Espectro de Seda o Rorschach, pero sí tendremos a Ozymandias (Jeremy Irons) y por supuesto al Doctor Manhattan. 

 

 

A cambio, tendremos nuevos personajes como Sister Night, Red Scare o Looking Glass, oficiales de policía de Tulsa, en un mundo reconocible, pero con diferencias con el nuestro, algunas sutiles y otras bastante groseras. 

Se dedica un tiempo bastante apreciable a ir mostrando al espectador la ambientación y las reglas del juego. Se habla de los sucesos que llevaron a los policías a ir encapuchados por las calles para proteger su identidad y su integridad y la de sus familias. El racismo está muy presente, desde la matanza de Tulsa, que se muestra con especial crudeza, a la presencia del Klan. 

Poco a poco se nos va mostrando lo que pasó en ese mundo respecto al ataque de un pulpo gigante, cómo muchos de los habitantes del mundo están traumatizados por eso y por las sucesivas lluvias de calamares que ocurren de cuando en cuando.

 

 

Añadamos que Vietnam es un estado de la Unión, para dar una vuelta de tuerca más a la realidad que estamos acostumbrados a ver. 

Lo que descoloca del todo es la situación en la que se encuentra Ozymandias, viviendo en un casoplón típico de la Inglaterra victoriana, con una pareja de sirvientes que luego veremos son decenas, todos iguales como clones. Ozymandias está inmerso en una investigación de la que no sabemos nada y aparentemente tan absurda que no le vemos sentido. 

Todo ello se entremezcla con la búsqueda de Hermana Noche por conocer sus raíces y la extraña amnesia que tiene su marido. 

Poco a poco, capítulo a capítulo con singular maestría, las piezas van encajando hasta mostrar la imagen completa. Sorprendente. Apasionante. Ilusionante. 

 

 

Nueve capítulos que dejan el listón muy alto y al espectador preguntándose si habrá una segunda temporada, pero las noticias en este sentido no son muy halagüeñas. No hay más que bucear un poco por la red para ver que hay pocas o ninguna opción de que eso ocurra. 

Es una pena, porque Watchmen no es una serie precisamente fácil de ver. Para llegar a ese final climático hay que tragar muchas rarezas que en apariencia no tienen sentido. Sólo los que hayan tenido paciencia de llegar hasta allí, verán por fin el camino de baldosas amarillas.

A lo mejor nunca sabemos dónde querían llegar los creadores de Watchmen y entiendo que la motivación que tiene ver una temporada que no sabemos si tendrá continuación, puede ser difícil de encontrar. Pero si tenéis un rato libre, dadle una oportunidad. 

Con todo, cotiza a 8,2 en imdb a fecha de hoy.