martes, 31 de julio de 2018

Un poco de cine bélico

Tres películas bélicas, tres situaciones angustiosas que a nadie le gustaría vivir....

A principios de la Segunda Guerra Mundial, con la invasión de Francia, el rápido avance alemán creó una bolsa en Dunkerque en la que quedó atrapado todo el ejército expedicionario británico y un gran número de aliados franceses. Mucho se ha especulado respecto a por qué los alemanes no acabaron con ellos, porque hubiera sido un golpe casi definitivo que bien pudiera haberles garantizado la victoria. Al final, el despliegue realizado por los británicos consiguió devolver a casa a casi todos los embolsados a costa de perder una gran cantidad de material.

Estos hechos se narran en Dunkerque, una película con los diálogos reducidos al extremo y una gran fotografía que recrea con gran fidelidad las playas de Dunkerque. Acompañamos a un soldado británico en su afán por ser evacuado, incluso simulando estar herido, cuya historia se entrelaza con otras como la de los tripulantes de un barco de recreo que se une al operativo de rescate o la de unos aviadores que deciden agotar su combustible sobre la playa para tratar de defender a los soldados de los cazabombarderos en picado Stuka. 

Dunkerque se ha llevado unos cuantos premios y se han dicho grandes cosas de ella. En imdb tiene un fantástico 8,0 y está dirigida y escrita por Christopher Nolan, el culpable del renacimiento de Batman al estado de icono cultural de este siglo, pero también de joyas como Memento o películas de prestigio como Interstellar u Origen. A mí, en cambio, me parece demasiado sobrevalorada. 

Como curiosidad, la participación de un excomponente del grupo One Direction, que evidentemente pasa desapercibido al no brillar en exceso su talento interpretativo.  



Ambientada también en la Segunda Guerra Mundial y, más concretamente, en el claustrofóbico interior de un carro de combate Sherman, tenemos Corazones de acero

Brad Pitt (nueva aparición en una cinta bélica después de Malditos bastardos) es el jefe de la tripulacion del carro de combate Fury, que en compañía de otros cuatro o cinco tanques se dirige a asegurar un punto estratégico en el camino aliado a través de Francia. 

Dos puntos tiene la película a su favor. La primera, la fidelidad con la que reproduce las condiciones de vida en un espacio tan reducido y claustrofóbico, con unas probabilidades muy altas de acabar entre atroces sufrimientos (quemado, por ejemplo) y la tensión que esto genera entre los compañeros. La segunda, el pánico que un Panzer VI Tiger, muy superior en blindaje y armamento, producía en las tripulaciones de los Sherman. Afortunadamente los alemanes no pudieron producirlos en la cantidad deseada y además eran proclives a averiarse. 

Y un punto, muy importante, le hace perder todo lo ganado: el combate del tanque, inmovilizado en medio de un camino, con todo un batallón SS que pasaba por allí. A veces, raya en el ridículo. 

Otra película con notable en imdb (7,6), pero que a mí no me ha dicho gran cosa. 



El ambiente claustrofóbico por excelencia en la Segunda Guerra Mundial, aparte de los carros de combate, fue el submarino. El arma submarina fue masivamente empleada por los alemanes en la Batalla del Atlántico, con la táctica de "manadas de lobos" adoptada por el almirante Doenitz. Estuvo a punto de poner de rodillas a los británicos, pero estos pudieron revertir la dinámica con apoyo estadounidense. 

Das Boot es todo un clásico (1981) dirigido por Wolfgan Petersen y protagonizado por Jürgen Prochnow, pero en su contra juega la duración (casi cuatro horas la versión que yo vi, y hay versiones que llegan incluso a las siete horas). 

Por eso, a pesar de su evidente realismo, el hecho de transcurrir en gran medida en un espacio cerrado como un submarino, llega a hacerse pesado e incluso aburrido. Eso sí, los momentos de tensión, como cuando descienden para despistar al destructor mientras las tuercas saltan alrededor de la tripulación, o el momento en que el submarino parece condenado a perecer posado en el fondo, son grandes momentos de la historia del cine. 

Quizá algo sobrevalorada (8,4 en imdb), probablemente por ser una de las primeras películas en la que los alemanes revisaban la Segunda Guerra Mundial y todo lo que conlleva. 




martes, 24 de julio de 2018

Thor Ragnarok

Thor: Ragnarok, una película que tiene mucho que ofrecer. 

Aún mejor que la primera parte, dirigida por Kenneth Brannagh y que conseguía más o menos mantener la esencia del personaje de Marvel, esta tercera parte añade elementos que la hacen muy recomendable. 


Ya sabemos que Thor y Hulk estuvieron ausentes de la Guerra Civil entre Iron Man y el Capitán América (normal, hubieran desequilibrado cualquiera de los bandos de estar presentes), al igual que sucedía en los tebeos originales. Así que aquí se reencuentran, pues Thor: Ragnarok añade a la historia original del dios del trueno, parte del arco argumental del Planet Hulk de los tebeos. 

Quizá voy demasiado rápido... Thor (y Loki) se ven en un planeta vertedero (Sakaar) después de que Hela, diosa de los muertos y hermana de Thor, sacudiera los cimientos de Asgard una vez desaparecido Odín. El planeta Sakaar está gobernado por el Gran Maestro (tremendo Jeff Goldblum) que mantiene su posición, entre otras cosas, con luchas de gladiadores que ofrece al populacho al mejor estilo de los emperadores romanos. En la arena se reencuentran el gigante esmeralda y el dios del trueno, dándose de mamporros por una cuestión de pérdida de memoria de Hulk. 

¡Ay, Cate Blanchett de dominatrix! Un sueño friki

Thor busca la forma de volver a Asgard y recuperar el trono de Odín, que le pertenece por derecho. En su vuelta contará con Hulk, Loki y Valkiria, un nuevo personaje del Universo Cinematográfico Marvel, y se enfrentará con Hela, sucendiendo un verdadero cataclismo asgardiano que permite enlazar con la futura Vengadores: Infinity war.

¿Dónde está la piñata?

 Hasta aquí el argumento, muy resumido, que quizá no diga mucho para los no aficionados. Pero, aún admitiendo eso, la peli hay que verla porque hay múltiples momentos para el recuerdo, además de que tiene un toque cómico como pocas películas de Marvel (quizá comparable a Spiderman: Homecoming). 

Desde la visita de Thor al Sancta Sanctórum del doctor Extraño (impagable Benedict Cumbertatch), hasta todos los momentos en los que Jeff Goldblum aparece en pantalla (si en todas las películas de Marvel hay que quedarse al final de los títulos de crédito, la escenita final del Gran Maestro es la pera), pasando por el intento de activa el quinjet de los Vengadores y Thor trata de recordar la contraseña. Pero, cuidado, la película se toma en serio, no es una retahíla de coñas sin sentido. 

El crack indiscutible

Porque la parte de la trama que transcurre en Asgard no es una coña, ni mucho menos. A pesar de verlo en el trailer, me quedé con la boca abierta cuando vi a Mjolnir hecho añicos por Hela. Y las calamidades que provoca y la crueldad del personaje, son también dignas de mención. 

Sin duda, la mejor de las películas de Thor. Y quizá, o más bien casi seguro, entre las cinco mejores de todo el Universo Cinematográfico Marvel (que, recordemos, de momento excluye a la Patrulla X). 

En imdb la dan un 7,9 y yo creo que se quedan cortos. Y, paradójicamente, no necesita a Loki para crecer, a diferencia de las anteriores en las que era un personaje que marcaba la diferencia. Aquí pasa más bien desapercibido, salvo algunos momentos menores. 

viernes, 13 de julio de 2018

Autores de cabecera

¡Cómo pasa el tiempo! Más que pasar, se escurre como la arena entre los dedos. 

Pero hay cosas que permanecen, como la afición por la lectura, que cultivo desde que aprendí a juntar letras con mis queridos Mortadelo y Filemón, del maestro Francisco Ibáñez. Así que los libros han sido una constante durante toda mi vida. 

Maestro, contigo empezó todo

Los libros, pero no los autores. Con éstos, he tenido diferentes fases... Los que me han marcado tienen un rinconcito guardado en el recuerdo, aunque no haya vuelto a abrir un libro suyo desde hace, probablemente, décadas.

Al principio me centré en Julio Verne, aunque no fueron muchos libros. Recuerdo que el primero que leí fue Cinco semanas en globo. Luego, poco a poco, fueron cayendo El faro del fin del mundo, Aventuras de tres rusos y tres ingleses o El castillo de los Cárpatos. Alejado, pues, de sus obras más famosas, que paradójicamente estoy recuperando ahora, bien entrado en los cuarenta. 



Tuve una época en que me interesé por la ufología. Fernando Jiménez del Oso era un habitual en la televisión y el programa me entusiasmaba. Compré una temporada revistas como Más allá o Año cero, hasta que me di cuenta que eran poco más que panfletos. En cuanto a autores, mi favorito era Juan José Benítez, no solo sus libros "divulgativos", sino también los más "serios". Durante cuatro o cinco años me leí Caballo de Troya cada Semana Santa. Aún hoy me sigue estremeciendo el recuerdo, aunque ahora soy consciente de que era otro panfleto, pero tengo que agradecerle el haber dado una base a mi fe católica, poniendo negro sobre blanco el sufrimiento del "hombre de la sábana", la Sábana Santa de Turín, por supuesto. 



Siempre aficionado a la ciencia ficción, por encima de todos los autores están Isaac Asimov y sus inconfundibles patillas. Literalmente he devorado decenas de sus libros y hace relativamente poco tiempo he releído la trilogía original de la Fundación con es mismo placer con el que la leí más de veinticinco años atrás. Valoro enormemente además su labor divulgativa y, aunque sus libros están ya más que superados por el tiempo y los descubrimientos, se leen con placer y para los chiquillos son una fantástica entrada al mundo de la ciencia. 



Otro que nunca va a faltar es J.R.R. Tolkien y su fantástica tríada: El Hobbit, El Señor de los Anillos y El Silmarillion. El primero es un fantástico cuento para niños y adultos, en el tercero hay historias que merecen ser leídas (la historia de Beren y Lúthien o la de Túrin Turámbar, por ejemplo). El Señor de los Anillos es lo más grande. Lo he leído en castellano y en inglés, tengo una edición del Círculo de Lectores, otra ilustrada de coleccionista, otra de bolsillo en tres tomos y otra en inglés en tapa blanda. Me queda tener una edición y leerlo en alemán. Todo se andará. Luego vinieron las películas y antes estuvo el juego de rol de I.C.E... La Tierra Media es como mi segundo hogar....



... en dura pugna con el Mundodisco. Lo que empezó como una parodia de las novelas de fantasía con El color de la magia, se convirtió en una serie de más de treinta libros en las que el tristemente fallecido Terry Pratchett se atrevía a tocar temas como el racismo, la xenofobia y muchos otros de palpable actualidad, además de crear personajes entrañables que, con los años, superaron sus límites y se convirtieron en iconos de la fantasía. Su prematura desaparición nos ha dejado huérfanos de historias, que hubiera seguido devorando con devoción.



Arturo Pérez - Reverte es académico de la R.A.E. y antes fue corresponsal de guerra. Entre medias se ha convertido en uno de mis autores favoritos. No voy a engañar diciendo que tengo todo lo suyo, hay cosas que no me han gustado (El pintor de batallas o Un día de cólera, por ejemplo), pero el capitán Diego Alatriste y Tenorio merece un lugar destacado al mismo nivel que el gabacho D´Artagnan. 



Por último, y no menos importante, el amigo George R.R. Martin. Me compré los dos primeros libros de Juego de Tronos sin siquiera haber leído una línea, solo una crítica en la revista de rol Dragón, en su edición española. A partir de entonces, me enamoré de este hombre que, entre otras joyitas ha escrito El sueño del Fevre, que recomiendo encarecidamente. 



Diferentes autores, diferentes épocas, diferentes intereses... Otros como Andrej Sapkowski (la saga de Geralt de Rivia) o Philip Kerr y sus historias de Bernie Günther, Robert Jordan (La rueda del tiempo)... también ocupan lugares destacados en mi biblioteca de recuerdos... Una biblioteca que aún tiene espacio suficiente para guardar más...


domingo, 1 de julio de 2018

El final de Bernie Günther

Hace apenas tres meses, con solo 62 años, falleció Philip Kerr, el padre literario del bueno de Bernie Gunther, antiguo comisario de la Kripo, oficial de las SS y, al final, fugitivo de la justicia. Philip Kerr deja, contra su voluntad, un personaje apasionante enfrascado en una serie aún más apasionante. 

Finalmente la serie ha llegado a trece volúmenes, de los que yo he leído ya diez y espero poder leer los tres que faltan. Aunque, como en el caso de la serie de Mundodisco, saber que no va a haber ya más, convertirá la lectura en un placer agridulce. 



Un hombre sin aliento nos presenta a Bernie Günther como investigador de la matanza de los bosques de Katyn. Enviado por el doctor Goebbels a conseguir pruebas que incriminen a los soviéticos y que puedan presentarse a un comité internacional para hacer que la alianza con británicos y norteamericanos se tambalee. Como no puede ser de otra forma, la investigación se complica y el bueno de Bernie sale de nuevo indemne por pura chiripa. 



En La dama de Zagreb lo que empieza como la investigación de un asesinato mediante un objeto contundente (un bulto de Hitler, para más señas) se convierte en el encuentro con una de las actrices alemanas más importantes del momento, Dalia Dresner, estrella de la UFA a la que se quiere beneficiar el doctor Goebbels. Para conseguir su propósito, Goebbels encarga a Gunther la tarea de convencerla y de traer a su padre, que resultará ser un malnacido dirigente de la Ustacha croata, con decenas, si no cientos, de asesinatos a sus espaldas (seremos testigos de la crudeza de la guerra en los Balcanes, que luego se reproduciría apenas cincuenta años después, tras la muerte de Tito). 



Han sido dos libros que me han gustado, más el segundo que el primero, quizá porque esa excursión a los Balcanes ha sido horrenda y, a la vez, sorprendente. Si hablamos de personajes, los dos son de sobresaliente. 

Y la serie sigue prometiendo, con esa aparición de Bernie en la Riviera francesa de los años cincuenta del siglo pasado que cierra La dama de Zagreb

Una serie que sigue siendo altamente recomendable.