domingo, 26 de mayo de 2019

Marciano vete a casa

Allá por 1955 se publica Marciano vete a casa, una obrita de ¿ciencia ficción? de Fredric Brown ambientada en 1964.

¿Que por qué pongo ciencia ficción entre interrogantes? Pues porque aparte del título y de la aparición de hombrecillos verdes de Marte, no está tan claro que la obra sea ci-fi. Más bien se podría decir que es ficción humorística.

Colección clásica de Ci-fi


Luke Deveraux es un escritor de éxito que pasa por un momento de bloqueo creativo. Para liberarse y poder cumplir con sus compromisos editoriales, se abstrae de la realidad y se aisla en una pequeña casita para trabajar y empinar el codo. Cuando comienza a escribir llaman a la puerta y al abrir se da de bruces con un hombrecito verde bastante irritante. 

Se trata de una invasión, incruenta, pero irritante. Los marcianos aprovechan su facultad de kwimmar, desplazarse de forma incorpórea e inmediata al lugar que deseen, para burlarse de los terrícolas mientras realizan sus tareas y funciones biológicas naturales. Sí, también esa, lo que corta el rollo a muchos. 



Uno de los efectos secundarios de esta invasión es que el gran público pierde de inmediato el interés por la ciencia ficción, lo que redunda en el interés por la obra de Luke, que en el pasado escribió alguna novelita ambientada en el Oeste y que ahora se cotizan al alza. En un arrebato creativo resulta convertirse en inmune a los hombrecillos verdes: no puede verlos, no puede oírlos. 

Al final del libro, tres personajes repartidos por el mundo intentan más o menos de forma simultánea hacer desaparecer a tan molestos visitantes. Estos se esfuman, sin que quede claro cuál de los tres lo ha conseguido. 

No es un marciano. Es el autor.


Aparte de lo curioso de la historia, y algún que otro golpe humorístico algo pasado de moda, Marciano vete a casa no me dice mucho más. No deja de ser una historia hija de su tiempo, los años cincuenta del siglo pasado, lo que se demuestra en los roles asignados a hombres y mujeres. 

Lo bueno es que se lee bastante rápido, pero también se me ocurre que hay mejores cosas para pasar el tiempo.

domingo, 19 de mayo de 2019

Pingüinos

Pingüinos es un juego de mesa para dos a cuatro jugadores, pequeño, barato y divertido. Su tamaño lo hace ideal para poder llevarlo de viaje, su precio lo hace apto para todos los bolsillos y asegura un rato divertido jugando en familia. 

El tablero se compone de diversas piezas exagonales que llevan dibujados uno, dos o tres peces. Tenemos que montarlo de forma aleatoria antes de colocar las figuras de los pingüinos, que se irá haciendo por turnos. 



El número de figuras es inversamente proporcional al número de jugadores: para dos jugadores habrá cuatro pingüinos por bando; si son tres, también llevaremos tres pingüinos cada uno; finalmente, si hay cuatro jugadores solo habrá dos pingüinos por cada uno de ellos. 

Los jugadores moverán un pingüino, por turnos, en horizontal o diagonal tantas casillas como quieran. La casilla desde la que sale el pingüino se retira del tablero y queda en poder del jugador. En su lugar queda un espacio libre de "mar" que un pingüino no puede cruzar. 



El objetivo del juego es ser el que más peces tenga al final de la partida. 

Fácil de aprender a jugar, las partidas son cortas y los más tedioso es montar el tablero cada vez, pero tampoco es que sea tecnología espacial. 

Los componentes son de buena calidad y, aunque no se pueden mojar las losetas, solo hace falta una superficie plana para montarlas y disfrutar de un rato de diversión en familia. 

Yo solo lo he jugado a dos con mi hija mayor, pero creo que a tres y a cuatro la experiencia será igual de buena o mejor. 


sábado, 18 de mayo de 2019

Animales fantásticos y dónde encontrarlos

Como en otras muchas ocasiones, también el filón de Harry Potter es demasiado jugoso como dejarlo abandonado así como así, por una razón tan nimia porque la autora haya finalizado la serie de libros en las que se basaban las películas. Siempre habrá precuelas, secuelas y demás cuelas que permitirán estirar el chollo hasta casi la ruptura de los enlaces subatómicos. Porque siempre habrá aficionados que pagarán gustosos por ver películas y comprar artículos relacionados con ellas. 



En esta ocasión tenemos a Newt Scamander, una especie de cazador de bestias mágicas y que varios años después, escribirá el libro de texto que usarán tres amigos en su curso de Hogwarts: Animales fantásticos y dónde encontrarlos

El libro comienza con la llegada de un despistado Newt a la agitada ciudad de Nueva York allá por los años veinte del siglo pasado, en su afán por buscar y catalogar animales mágicos. 

En esta ciudad se verá envuelto en una peligrosa aventura cuando, sin querer, cambia su maleta con la de un muggle llamado Jacob, que se convertirá en su mejor y quizá único amigo. El tema no es baladí, pues en la maleta guarda Newt todos sus especímenes, gracias a las propiedades mágicas del objeto que hacen que su interior sea mucho más grande de lo que aparenta y tenga capacidad para albergar un ecosistema mágico completo al que acude Newt a cuidar de esos animales. 



La cosa se complica al entrar en juego un Obscurus, una criatura mágica que se desarrolla a partir de un niño que reprime su magia por miedo, hasta que todo ese poder estalla en arrebatos destructivos. 

La película tiene momentos de acción, animales espectaculares (creados por ordenador, evidentemente), una recreación histórica del Nueva York real que resulta bastante creíble y una recreación del mundo mágico paralelo que resulta espectacular. 

Aventuras, amistad, romance, lealtad... tiene un poco de todo. Y aunque en ocasiones el ritmo resulta frenético, en otras es pausado hasta llegar al aburrimiento. Un poco, al menos. 

Eddie Redmayne realiza un gran trabajo con la personalidad un tanto caótica de Newt, mientras que Colin Firth resulta tan sobreactuado como siempre hasta que se quita la careta y su alter ego sobreactúa más que él. El resto del elenco, del que lamentablemente no conozco a nadie, actúa con gran solvencia.

Segunda a la izquierda y cuarta a la derecha, me dijeron...


El resultado de todo es una película en el que vamos a llamar Universo Potter que resulta ser más que digna cuando se compara con las películas canónicas. Es más, consigue que nadie se acuerde del muchas veces repelente señor Potter. 

Tiene un 7,3 a día de hoy en imdb, bastante ajustado a mi modo de ver.

domingo, 5 de mayo de 2019

El joven papa

Cuando la hermana Mary acogió en el orfanato al pequeño Lenny Belardo, nada hacía esperar el futuro que se abría ante él. Cuando, años después, el joven Lenny fue elegido Papa con el nombre de Pío XIII, toda la congregación se extrañó. 

Pero quizá se extrañaron demasiado pronto. Porque el joven Pío XIII, que muchos en la Curia eligieron porque pensaban que era manipulable, demostrará no solo que estaban equivocados sino que se puede ser reaccionario y retrógrado de forma independiente a la edad que tengas. 



Fumador empedernido, partidario de la misa en latín y de espaldas, contrario a que los homosexuales puedan ser sacerdotes... incluso al final del primer episodio confiesa no creer en Dios. ¿Quién narices es Lenny Bolardo y por qué hace lo que hace? 

El joven papa es una serie desconcertante, como su personaje principal, encarnado de forma muy solvente por Jude Law, que le presta su cara de niño bueno y un aire macarra que le acompaña siempre, desde los mismos títulos de crédito. 



No sabes nada de Lenny. No sabes nada de Pío XIII. No sabes si es un santo, un demonio o un loco. Sabes lo mismo que los cardenales de la Curia, que no están seguros de si han puesto a la Iglesia en manos de un personaje que va a destruirla, porque la distancia con los creyentes es más grande que nunca, algo que no parece importarle nada a Pío XIII, que reparte estopa a diestro y siniestro y da una de cal y otra de arena.

Pues eso, una serie desconcertante que he seguido más por curiosidad y por inercia que por otra cosa, aunque está bien aprender un poco de los tejemanejes dentro del Vaticano y todo eso. 




En imdb le dan en esta fecha una puntuación de 8,4, solo reservada a verdaderas joyas del cine y la televisión. Con todos mis respetos, El joven papa no llega a serlo, aunque la factura del creador (Paolo Sorrentino) y del elenco de actores (además de Jude Law tenemos a Diane Keaton e incluso a nuestro Javier Cámara) no desmerece para nada.