domingo, 25 de junio de 2023

Jurassic World: Dominion

Se podria decir que Jurassic World: Dominion es el final de una lenta agonía y que, como en la mayoría de los casos en los que un ser querido se aproxima al fatal desenlace, hay una mezcla de tristeza y de alivio. Eso es lo que pasa al ver lo que se ha convertido la franquicia de los dinosaurios en esta nueva entrega de tres películas 

Como ocurrió con la primera trilogía, en esta ocasión cada película resulta ser peor que la anterior, así que llega un momento de decir adiós y pasar página, aunque siga siendo una máquina de imprimir billetes. 

 

La diferencia entre las dos trilogías, eso sí, es que la primera de ellas se inicia con una película que marcó un hito en la historia del cine, como una digna película de aventuras armada sobre un espectacular derroche de efectos especiales que revolucionaron la industria. Hay pocas películas que puedan presumir de marcar una época y, sin duda, la Jurassic Park original es una de ellas. 

Se podría considerar Jurassic World: Dominion como una suerte de último baile. Para la ocasión invitan a los padres también, para que acompañen a los hijos a la fiesta. Así tenemos a los personajes protagonistas originales, encarnados por los mismos Laura Dern, Jeff Goldblum y Sam Neill. La jugada puede ser apelar a la nostalgia de los que éramos apenas unos veinteañeros en los inicios de la década de los noventa del pasado siglo. 

 

Los mitos y los becarios
 

Pues vale. Pero la nostalgia no sale bien si el producto no es bueno. Pasa con Star Wars y pasa aquí. La película es, siendo generosos, bastante normalita, hasta aburrida en ocasiones. Las payasadas de Jeff Goldblum (el personaje de Ian Malcolm se ha convertido en una caricatura del personaje original con el que solo comparte su gusto por la ropa de color negro) no bastan, ni las caras de Sam Neill de permanente asco y miedo. Como tampoco funcionan ya la candidez de Bryce Dallas Howard ni los aires canallitas de Chris Pratt. 

Cuando alguien hace una película así, debería ser más honesto y recortar el metraje. Casi dos horas y media me parecen excesivas. Media hora menos, cuarenta minutos menos, y quizá estaría hablando de otra forma. 

¿Por qué ese afán de hacer películas tan largas? Me gusta amortizar el gasto cuando voy al cine, pero también me gusta divertirme y a veces el metraje se convierte en sufrimiento adicional. 

Dinosaurios con plumas
 

En cuanto a la trama de la película, poco hay que decir. Nos encontramos con Owen y Claire en una cabaña apartada de la civilización (quién lo iba a decir, viendo a Claire corriendo con zapatos de tacón en la primera parte), cuidando de una adolescente que se entiende es la niña que se llevan en la segunda parte. En las cercanías tendremos también a Blue, la velocirraptora que nos ha acompañado desde el primer momento, con su cría. 

Tan bucólica vida no tarda en verse alterada con el secuestro de la chavala, que es bastante más importante de lo que parece. Así que Owen y Claire se ven obligados a volver a la acción para rescatarla, ayudados por los iconos vivientes de la franquicia. 

No faltará el megalómano desquiciado que busca una gloria que nadie más entiende, ni el científico que también busca lo suyo pero que al final verá su error (el doctor Wu que ya aparece en Jurassic Park). 

 

Con el agua al cuello
 

Ni siquiera la lucha despiadada entre nuestro viejo amigo el tiranosaurio con el otro bicho inmenso del que no recuerdo el nombre, es suficiente para elevar el ánimo. Recuerdo que ahí, casi al final de la película, estaba ya derrumbado en el asiento del cine, mirando el reloj y deseando que aquello terminara pronto. 

Pues eso, un alivio que haya terminado. Seguramente no me resistiría a ver una cuarta parte, pero no parece que vaya a tener que hacerlo. Jurassic World: Dominion cotiza hoy a 5,6 en imdb, que incluso me parece excesivo. 

A otra cosa.

domingo, 18 de junio de 2023

El regreso de Mary Poppins

Los niños a los que hace unas décadas cuidó Mary Poppins, la niñera mágica de Disney, están pasando momentos de estrechez ahora que son adultos. Están a pocos días de perder la casa familiar, al tiempo que intentan ocultar una situación tan difícil a la nueva generación, los hijos de él. Aunque los niños de las películas, y sobre todo los de las películas de Disney, son más listos que el hambre y hay poco que hacer si quieres que no sepan algo. Lo acabarán descubriendo, de una u otra forma. 

Los niños originales tienen problemas, decíamos. Pero un día, un personaje conocido llama a su puerta y se contrata para cuidar a los nuevos que, no lo neguemos, están un poco asilvestrados. 

Así vuelve a aparecer en sus vidas Mary Poppins. Sí, todavía joven a pesar del tiempo pasado y que tenga un nuevo rostro porque en el mundo de verdad la gente envejece, incluso las niñeras mágicas.Y con ella vuelve el color (azul y rojo en su mayoría), la felicidad y la magia a sus vidas. También vuelve el deshollinador, poniéndolo todo perdido, pero eso es otra historia.  


Rojo y azul

Sí, habiendo color, felicidad y magia, los malos tragos de la vida se apuran con mejor gesto. Por lo menos en las películas y sobre todo en las de Disney. Resignación cristiana. 

Mary Poppins viene a poner música en las sombrías grises de la gente, además de viajes de fantasía en los que la bañera se convierte en un inmenso mar en el que bucear en compañía de peces de dibujos animados. 

Mientras tanto, los niños originales recuperan las ganas de luchar y buscan los medios para conservar la casa familiar. Y recuerdan, a lo mejor con un poco de magia, que hay un documento que sirve para ello (hace ya tiempo que vi la película, no recuerdo el detalle concreto), pero ese documento se ha perdido, aparentemente. Otra vez de bajón. 

Más números musicales, más magia y más color, para que la casualidad venga en ayuda de esta familia y aparezca el documento en cuestión cuando apenas quedan unos minutos para que las campanadas de la medianoche marque el fin del plazo. 

Niñera y ganado
 

Saquemos a relucir el ingenio y, cómo no, algo de malas artes para evitar que ese reloj consiga dar las campanadas. Obtengamos así algunos minutos extra para que los niños originales lleguen al banco con el documento y se enfrenten al malo malísimo (Disney, no importa cuántos años pasen, sigue haciendo peliculas maniqueas), interpretado por Colin Firth.

Otras cosas que suelen suceder en las películas Disney es que acaban bien, por lo menos para los buenos. No tanto para los malos, que a veces sufren bastante. No es el caso, porque Colin Firth no pierde más que el orgullo de verse vencido mientras la envía le corroe por dentro. 

Así que, una vez que las cosas acaban bien, tendremos más canciones, color, fiesta y buen rollo, con el cameo de algunas grandes estrellas del cine familiar, como Dick Van Dyke o Angela Lansbury (tristemente desaparecida en tiempos más recientes, a una edad provecta). 

En esta ocasión el rostro de nuestra niñera favorita es el de Emily Blunt, que irrumpe en nuestras casas con su dulce rostro en El regreso de Mary Poppins y también en Jungle Cruise. Muy solvente, aunque tampoco se puede negar que es difícil olvidar otro dulce rostro, el de la Mary Poppins original Julie Andrews, que tenía 29 añitos cuando cogió el paraguas y se calzó el sombrero. 


Original y copia.

 

En la dirección un tal Rob Marshall que, sorpresas te da la vida, es también el director de la nueva película de imagen real de la sirenita y también de otros grandes éxitos como Chicago, Memorias de una geisha o Piratas del Caribe: en mareas misteriosas. También el extraño musical Into the Woods, en el que el bueno de Johnny Depp hace del lobo de Caperucita. Curiosa carrera. 

Algo más de dos horas de duración para una cinta que en casa tuvo una buena aceptación y en imdb cotiza a un decente 6,7. Tampoco más, seamos coherentes.


sábado, 10 de junio de 2023

Tenet

Vaya lío. 

Me puse a ver Tenet sin saber de qué iba la vaina. Empecé a sospechar que la cosa no iba a ser fácil casi al inicio, durante el asalto al teatro, cuando me fijé en que un grupo de asaltantes parecía estar haciendo cosas bastante extrañas. No podía imaginar en lo que me estaba metiendo. 

A partir de ese momento, no paró de explotarme la cabeza mientras me sentía cada vez más perdido, no tanto en la trama sino en lo que estaba viendo. Cuando supe que se trataba de dos líneas temporales que se mueven adelante y atrás en el tiempo y que se podía pasar de una a otra más o menos a voluntad a través de ciertos puntos de conexión, me caí de espaldas. 

No estaba preparado para esto. 

 

Alguna pista sí estaban dando
 

Tenet pasa de ser una tópica película tipo thriller (un malo muy malo desea fervientemente poseer algo y para ello no duda en atemorizar y pasar por encima de todo y de todos, incluyendo su mujer y su hijo para lograrlo) condenada al consumo rápido y al olvido aún más rápido, a convertirse en una bomba del cine de ciencia ficción repleta de ideas originales resueltas de forma brillante. 

Pero, por desgracia, me parece que exige demasiado al espectador. Y aunque ha medida que avanza el metraje te vas acostumbrando, más o menos, a lo que estás viendo y vas viendo cómo las diferentes piezas del rompecabezas van encajando entre sí, y tú percibes retazos del cuadro que se está pintando ante ti, en el ruido de fondo de tu cerebro se oye cómo el ventilador está intentando refrigerar tu microprocesador, que está al borde del pantallazo azul. 

Me parece innegable que hay detalles superlativos, desde la forma de mostrar las dos líneas temporales, pasando por la forma de pasar de una a otra y cómo ciertas organizaciones pueden actuar en ambas de forma simultánea. Hasta el detalle alucinante de que necesitas soporte vital para permanecer en una línea temporal a la que no perteneces. 

Buf. Demasiadas cosas. 

 

Hasta John David Washington se marea

 

Poco importa que tengamos un elenco de actores bastante solvente. Sí, incluyo en ese calificativo al cara de pánfilo de Robert Pattinson, al que es muy probable que su interpretación en las bazofias de Crepúsculo le haya colgado una mochila tan pesada como injusta, porque aquí no está bastante bien. 

Poco importa que tengamos a una leyenda como Michael Caine en escena. O que Kenneth Branagh se convierta en un villano desasosegante con apenas unos gestos y unas miradas con las que te hace saber que él lo sabe. 

Poco importan las escenas de acción, las escenas en las que ambas líneas temporales encajan como una cremallera, hacia adelante y hacia atrás, mientras tú abres la boca y entiendes más bien poco. 

 

Más de 1,90 de actriz pasándolo mal con Kenneth

 

Poco importa, como digo, porque Tenet exige mucho al espectador, demasiado. No es para todos los públicos, sin duda. Y esa sensación de ser tonto, de no entender nada de lo que estás viendo, no agrada a todo el mundo. Por lo menos a mí, y es lo que no me hace disfrutar al cien por cien de la maravilla visual que nos ofrece Christopher Nolan. 

En imdb cotiza hoy a un meritorio 7,3. Pero no tengo dudas de que si se tratara de una película más amable, podría superar el 8 con facilidad. 

No obstante todo lo dicho, tengo que recomendarla. Pero aconsejo hacerlo con un cubo y una fregona al lado para poder recoger del suelo vuestro cerebro licuado después de que se escurra de las carcasas vacías en las que se convertirán vuestros cuerpos.

domingo, 4 de junio de 2023

La gran aventura del Reino de Asturias

Me temo que esta reseña será bastante breve, porque tampoco tengo mucho que decir. 

Confieso que me puse a leer La gran aventura del Reino de Asturias por curiosidad respecto al período histórico que representa el inicio de una entidad política que, contra todo pronóstico, no solo resistió los envites del poderoso vecino musulmán sino que fue capaz de empujar la frontera hacia el Sur y repoblar a medida que se asentaba en las nuevas zonas. 

El Reino de Asturias no solo ha sido el precedente histórico inmediato de los reinos de Galicia, León y Castilla sino que fue, por derecho propio, un interlocutor del Reino Franco durante varias décadas del siglo IX. 


 

Su desarrollo y supervivencia, desde apenas un terruño reducido en la costa y el área cercana a Cangas de Onís, hasta una extensión geográfica apreciable que abarcaba Galicia, Cantabria y el norte de León, es uno de los desenlaces más inesperados en la Alta Edad Media Europea. 

Desde monarcas míticos o semimíticos como Pelayo o Favila hasta figuras relevantes en la política ibérica y europea como Alfonso III el Magno, la historia del Reino de Asturias está llena de dificultades y de éxitos sorprendentes. 

Con todo eso en la cabeza empecé a leer este libro que me resultó bastante decepcionante. Buscaba un ensayo histórico y me encontré poco más que una colección de hechos históricos entremezclados con mitos y leyendas con una base histórica discutible. Sin profundizar, quedándose en la superficie y basado en ocasiones más en la hagiografía que en la historia. 

 

El autor

 

No niego que libros como este pueden ser útiles para acercar ciertos acontecimientos históricos al gran público e incluso puede que haya sido esa la voluntad del autor, pero no resulta menos cierto que se queda muy, muy corto si el lector es un aficionado medio a la Historia y esté acostumbrado a otro tipo de lecturas, no ya académicas sino con un cierto bagaje de fuentes y referencias. 

Por lo menos se trata de un texto de lectura fácil y asequible. 

En cuanto al autor, poco o nada sé de él aparte de ser un rostro conocido en las cadenas televisivas adscritas a una tendencia política de derechas (o de derecha de la derecha). No me importan sus tendencias políticas, habiendo leído historias de gente discutible como Orson Scott Card, pero después de esta primera incursión me atrevo a decir que no habrá una segunda, salvo que cambien mucho las cosas y mis gustos literarios.