domingo, 26 de febrero de 2023

La víctima 2117 (Departamento Q)

Tres años después de leer la séptima entrega del Departamento Q, tengo que decir que la octava me parece sin duda la mejor de una serie muy sólida y con un nivel de calidad alto y sostenido, con apenas altibajos. 

La víctima 2117 funde dos historias en un mismo volumen.

Todo empieza cuando en las noticias aparece el cadáver de una inmigrante asesinada. Algo tan triste y, por desgracia, tan cotidiano, desencadena un puñado de historias que transcurren en paralelo hasta el final climático. 

Por un lado, un joven disfuncional que vive encerrado en su habitación jugando a un shooter, fascinado por el suceso, toma la decisión de realizar una masacre real en honor a la víctima. Poco a poco, el Departamento Q conseguirá ir cerrando el cerco gracias en parte a las llamadas periódicas que el mismo muchacho va realizando para vanagloriarse de lo que va a hacer y la imposibilidad de que los policías puedan llegar a detenerle antes de hacerlo. 

 


 

Por otro lado, de forma insospechada la víctima tiene una relación con el remoto pasado de Assad, mucho antes de su viaje a Dinamarca.Esta segunda historia nos confirmará que el pequeño sirio es mucho más de lo que aparenta y explica gran parte de su comportamiento y capacidades, que está empeñado en ocultar bajo un barniz de inocencia y de desconocimiento del idioma que está muy lejos de poseer. 

Los antagonistas de esta segunda historia son, con gran diferencia, los más peligrosos a los que se hayan enfrentando nunca nuestros amigos protagonistas: una célula yihadista que está dirigida por un jefe que tiene cuentas pendientes con Assad y que no duda en utilizar su causa para conseguir la tan ansiada revancha. 

En medio de todo esto, un periodista independiente español se verá envuelto en la trama, en su afán por seguir la historia de la víctima y conseguir un contrato indefinido en un importante periódico. 

 

Pues aquí, aguantando la pared...

 

La historia sale por primera vez del marco geográfico de Dinamarca, pasando por Alemania y terminando en Barcelona, y va ganando en tensión y agonía a medida que vamos pasando las páginas. 

Al mismo tiempo, la trama del chico disfuncional va perdiendo peso frente a la trama yihadista, que por involucrar emocionalmente a nuestros dos policías más queridos, ocupa poco a poco un sitio precedente en nuestro afán lector. 

Todo el libro se desarrolla de forma sobresaliente. Las tramas confluyen con fluidez y la tensión se dosifica a lo largo de las páginas hasta el tremendo y vibrante final. 

Está claro que el Departamento Q tendrá la vida que quiera el autor, porque sus historias enganchan como el primer día. Más, incluso. 


sábado, 25 de febrero de 2023

Spider-Man (PS4)

Después de terminar los tres primeros juegos de Uncharted, vi llegado el momento de algo más moderno, así que instalé Marvel´s Spider-Man, de Insomniac Games. 

Había leído buenas reseñas, también me habían hablado bien de él y al ser un juego de mundo abierto, pensé que era una buena idea y un cambio respecto a lo que más o menos me gusta jugar. 

La sensación final fue agridulce. 

Lo mejor del juego es, sin duda, manejar al trepamuros por Nueva York, ciudad que han reproducido con todo lujo de detalles. La sensación de libertad que en ese sentido da el juego, es sencillamente brutal. Puedes balancearte con las telarañas, hacer filigranas en el aire, dispararte como con un tirachinas.... La adrenalina se puede palpar mientras cruzas la ciudad a velocidad de vértigo en busca de tu próximo objetivo. 

 

 

El problema comienza en la historia, que está bien, pero tampoco es algo memorable. Acostumbrado a guiones sólidos y personajes icónicos como Aloy, Geralt o Kratos, nuestro amigo y vecino Spider-Man se queda corto. 

Ni siquiera las apariciones estelares de Mary Jane, la tía May, el doctor Octavius, Norman Osborne y toda la pléyade de némesis que tendremos que enfrentar (Buitre, Electro, Rino, Taskmaster y Doc Oc), tienen el carisma suficiente para levantar el ánimo de una decepcionante mediocridad. 

El juego lo intenta, porque las mecánicas y los premios cubren un amplísimo abanico de posibilidades. Hay un buen puñado de minijuegos para entretenernos: desde perseguir palomas por los cielos de la Gran Manzana a hacernos fotos en todos los lugares dignos de interés, reales (el Madison Square Garden) o ficticios (la mansión del Dr. Extraño o el edificio de Los Vengadores). 

 

Modo selfie

Mientras nos balanceamos, tendremos que hacer frente al crimen organizado, dejándote caer en medio del peligro y utilizando el entorno para ayudarnos a derrotar a los malos (poco más que masillas). Frustrando sus objetivos, y si conseguimos metas menores por encuentro, nos veremos recompensados por fichas que luego podremos canjear en mejoras del personaje y en trajes más o menos molones.

La tecnología será nuestra aliada y la protagonista de dos minijuegos de lógica: solucionar circuitos eléctricos e identificar sustancias químicas mediante su espectro. En general, estos minijuegos son bastante fáciles y solo algunos supondrán algo más que un reto o una pérdida de más o menos tiempo. 

Al final del juego, y si hemos invertido bien las distintas fichas de recompensa, Spidey será prácticamente una máquina de matar y casi invulnerable para los rivales más sencillos, que se verán obligados a reunirse en pequeños ejércitos para intentar hacernos un poco de pupita. 

 

El grado de realismo es alucinante
 

Eso está bien, porque los supervillanos sí que serán un reto algo más interesante. Cada uno de ellos personaliza un capítulo de la historia principal y será nuestro rival al final del mismo. Esto ocurre hasta que finalmente Otto Octavius pierde la razón y se convierte en su alter ego malvado, que nos complicará mucho más las cosas hasta el deseado encuentro final. 

Para darle un poco de realismo tendremos que navegar a través de la historia de amor y desamor con Mary Jane, conoceeremos a Miles Morales y sabremos algo más de lo que le ha sucedido al hijo de Norman Osborne. 

Pero el conjunto del juego se puede calificar como decente. Así, sin más. Me pasé un buen puñado de horas entretenido, pero al final ya estaba deseando terminarlo y pasar a otra cosa. 

Como detalle curioso y entrañable, es posible visitar la tumba del tio Ben. Es, posiblemente, uno de los momentos más emotivos del juego.

domingo, 12 de febrero de 2023

Fundación (T1)

La primera temporada de Fundación es la historia de una decepción. 

La serie de la Fundación de Isaac Asimov es uno de los hitos de la ciencia ficción clásica (la trilogía original, ya que los dos últimos libros que escribió en los ochenta me parece que fracasan en su intención de unificar sus historias de robots con el resto; eso o que se le fue la olla ante las cifras que debieron ofrecerle para continuarla, conocida su obsesión por el dinero que se reflejó en su autobiografía). 

Presumo además que ha sido un caramelito para las cadenas de televisión en esta época en que los derechos de obras clásicas se rifan en un intento de ofrecer series cada vez más espectaculares a un espectador que se encuentra sobreexpuesto a los estímulos y en los que los éxitos son cada vez más efímeros. 

Empecé a ver la serie con bastante interés. No en vano Asimov ha sido mi escritor de cabecera durante gran parte de mi vida, antes incluso de conoce a Tolkien primero, y después a Prattchett. 

 

La trilogía original la compré en una librería de barrio cuando todavía iba al colegio. Me costaría mil quinientas o dos mil pesetas que pagué con mi asignación de entonces, que por supuesto no era para tirar cohetes (otra cosa en la que los tiempos han cambiado una barbaridad y no precisamente para bien). 

La ilusión me ha durado bastante poco.  

Puedo llegar a soportar los cambios sobre el original, que no son pocos. Sobre todo los cambios de sexo de algunos protagonistas secundarios (Gaal Donick, Eto Demerzel y Salvor Hardin, principalmente), pero hay cosas que me chirrían bastante y no he podido evitar pensar en ello cada vez que sufría los capítulos. 

Mi querido Salvor Hardin, alcalde de Terminus y uno de los personajes más icónicos de toda la obra de Asimov, se convierte en una muchachita delgada (Hardin era más bien robustón) que además es la defensora de Terminus. Hardin, el hombre que una vez dijo aquello de que la violencia es el último recurso del incompetente, es una muchachita que carga con un rifle, patrulla los límites de la colonia y no duda en combatir en defensa de su gente. 

Lo siento, no puedo. Es demasiada fractura respecto del espíritu de la obra. 

 

Estimado Salvor, quién te ha visto y quién te ve

Tampoco puedo con la representación de la colonia de Terminus, más parecido a un poblado minero del Salvaje Oeste o del Tatooine de La Guerra de las Galaxias, cuando se trataba del último faro de la civilización del borde exterior de la galaxia. 

Incluso la representación de los anacreontinos es bastante lamentable, reflejados como una civilización poco más avanzada que la actual, solo que con acceso al viaje interplanetario, lastrados por un cierto fundamentalismo religioso enfatizado por la racialidad de los actores que los representan. 

Pasando por la Cúpula en la que Hari Seldon se presenta ante los habitantes de la Fundación después de cada crisis. 

Todos son Cleón
 

Son demasiadas cosas a pasar por alto y no son compensadas por los aciertos. Por ejemplo la representación del emperador como un trío de clones en diferentes etapas de maduración, una forma interesante de mostrar el inmovilismo al que había llegado el imperio galáctico en la época de Seldon. O la forma en que se representa al viejo Hari como un maquinador que va por delante de sus adversarios y que tiene un plan más profundo del reflejado en los libros.

Pero, al final, todo se reduce a que la serie me aburre. Mucho. Fundación es una serie aburrida, que no explica demasiadas cosas en sus capítulos y que no sé si atraerá a aficionados ajenos a la prosa del patilludo Asimov. 

 

Éxtasis psicohistórico

 

Sin embargo cotiza a un respetable 7,4 en imdb. Excesivo, a tenor de lo que he escrito más arriba. En mi escala apenas llegaría a un seis, siendo extremadamente generoso. 

No puedo decir que esté esperando ansioso la segunda temporada, sino más bien con resignación del aficionado que espera a ver qué han hecho ahora con una de sus obras de referencia.

domingo, 5 de febrero de 2023

Fahrenheit 451

Hace ya más años de los que puedo recordar, leí las Crónicas marcianas de Ray Bradbury. No me gustaron o, más bien, no las entendí. O, quizás, un poco de todo y me gustaron porque no las entendí. Esperaba otra cosa, seguramente. 

Aquello hizo que no me acercara más a la obra de Bradbury, con un cierto complejo de inferioridad porque el problema debería tenerlo yo y no tan magna obra. 

Así hasta hace unos pocos meses en que decidí leer Fahrenheit 451, y tengo que confesar que el resultado ha sido bastante similar. He leído este clásico con mucha intención, pero a pesar de todos mis esfuerzos lo he hecho con el piloto automático puesto, deseando llegar al final y pasar a otro libro. 

 

 

Lo confieso: no me ha gustado. 

No puedo negar la calidad del texto, incluso no puedo dejar de admirar la crítica a la sociedad de la imagen, con esas reducciones al absurdo que son las salas de estar de las casas que están repletas de pantallas e imágenes que bombardean al espectador y lo saturan, sin dejar que piense por su cuenta y adormecen su espíritu crítico. 

Incluso puedo llegar a ver reflejado algo o buena parte de nuestra sociedad actual en las páginas de Farenheit 451. Pero aún así...

 

Bradbury sale risueño en muchas fotos

Bradbury me aburre de forma soberana. Bueno, seamos concretos: no me gustan las dos obras más icónicas del autor. Y la cosa es que no sé si tengo que rasgarme las vestiduras y lamentarme de mi propia incapacidad, o relativizarlo y pasar página, nunca mejor dicho, para disfrutar de nuevos paisajes más adecuados a mi gusto. 

Lo que sí me parece es que me tomará un tiempo volver a la obra de Bradbury. Quizá lo haga en la forma de relatos o cuentos, a ver si así logro oír el clic interior que tanto anhelo. 

Pues me ha quedado una entrada cortita...