Ha merecido la pena, la espera.
Después de un lapso demasiado largo de tiempo, debido principalmente a las apretadas agendas tanto de Martin Freeman como de Benedict Cumberbatch, Sherlock está de vuelta con una esplendorosa tercera temporada.
Brutal.
Como siempre, solo tres capítulos. De noventa minutos de duración, eso sí, como un telefilme de esos que ponen los fines de semana. Solo que con toneladas de calidad. Calidad para repartir.
El primer capítulo (El coche fúnebre vacío) da respuesta a cómo Sherlock ha sobrevivido al encuentro con Moriarty en aquella azotea. Vemos además cómo ha continuado la vida de todos sus amigos / conocidos: Lestrade, la señora Hudson, Mycroft y, sobre todo, Watson. Que se ha dejado además un ridículo bigotito sobre el que girarán la mayor parte de las bromas. Conoceremos además a Mary, la futura señora de Watson. Es, sin duda, el capítulo más flojo de los tres.
El bigote, curioso por lo menos |
Pero seguimo subiendo a la cima con la segunda entrega (El signo de los tres). Un capítulo en el que asistimos a la boda de Watson con Mary, en el que alternamos el presente con repetidos flashbacks narrados por Sherlock. Hay momentos tronchantes, como la despedida de soltero, y momentos sublimes, como la forma que tiene Sherlock en resolver el misterio. Comenzamos a sospechar que la señora Watson es algo más que lo que aparenta.
Tres eran tres... |
Y, para finalizar, los fuegos artificiales del tercer capítulo (Su último juramento). En él encontramos a un villano a la altura de la pareja, un villano sin escrúpulos, capaz de orinarse en la chimenea del 221b de Baker Street, o de amenazar a quien se ponga por delante con tal de conseguir sus objetivos. Se confirma lo que sospechábamos de la señora Watson; Sherlock está a un tris de estirar la pata (esta vez de verdad); el malo es realmente odioso; y el final... ¡qué final! Sorprendente es poco.
El enemigo final |
En definitiva, una temporada en irresistible ascenso, soportada por unos guiones fantabulosos y el magnífico trabajo de un elenco de actores con oficio y carisma. Gotas de humor, fino humor inglés, aderezando nuestros platos de misterio preferidos.
Es de las cosas más grandes que se pueden ver en televisión en este momento. Si no es lo más grande. Sin duda, un nueve. Y contando los días para la cuarta temporada.