domingo, 27 de febrero de 2022

Patria (HBO)

El libro de Fernando Aramburu tiene un estilo bastante particular, pero tiene muchos momentos que llegan muy adentro y golpean con toda la dureza del tema que trata. Remueve conciencias, por lo menos las conciencias de la gente de bien. 

En estos tiempos de inmediatez, no puede sorprender que una productora del músculo y la ambición de HBO adquiriera los derechos de adaptación televisiva de la obra. Supongo y espero que estarán bien pagados y que el autor pueda disfrutar de su arte. 

El resultado de la adaptación no puede ser mejor. Y eso que durante la campaña de promoción, se acusó a la producción de ser tibia con la banda terrorista ETA. 

 

 

Patria, de HBO es impresionante. Ya desde el cartel que la anuncia.

La recreación del País Vasco de los años ochenta transmite una atmósfera opresora y agobiante. Llena de grises, cielos cubiertos, lluvia...Y la omnipresencia de ETA y su constante amenaza y censura en muchos aspectos de la vida. 

Además del ambiente y la fotografía, Patria se soporta en las inmensas interpretaciones de todos el reparto. Yo diría que todos, sin excepción, hacen unos papeles monumentales, plenos de matices y de relieve. 

Atenaza el alma cuando comienza el señalamiento, la preparaciñón de la víctima, y aparecen las pintadas de Txato opresor. Cuando los amigos dejan de llamarle para las rutas ciclistas o cuando la carnicera de toda la vida deja de servir a su mujer. Cuesta tragar saliva. Y pensar que eso ocurrió de verdad. 

Pocos personajes tan odiosos he visto como el cura del pueblo, que da soporte espiritual a los asesinos y sus familiares. Pero también resultan odiosos los policías que torturan al comando etarra. Casi, fijaos bien, casi consiguen que esos asesinos te den pena mientras retiras los ojos de la pantalla, asqueado por lo que ves. 

Dos hombres buenos, el Txato y su amigo Joxian (José Ramón Soroiz y Mikel Laskurain) y seguramente el único personaje de todos que no tiene doblez, que es transparente y puro, Arantxa (Loreto Mauleón). 

Pero la serie no sería lo mismo sin Bittori (Elena Irureta) y Miren (Ane Garabain), la mujer del Txato y la madre de Joxe Mari. Dos mujeres que han soportado mucho, por distintos motivos, y que continúan dando pasos adelante en la dirección que se han marcado. 

 

Están enormes, ellas y el departamento de caracterízación que logra milagros en esos continuos ir y venir atrás y adelante en el tiempo (quizá Joxe Mari sea el más castigado en ese sentido). A veces creo que se podría decir que Patria debe verse solo por la interpretación de Elena y Ane. De diez. Desde el principio, con la llegada de Bittori a su pueblo, hasta el final que no desvelaré.

Pero por lo que sin duda debe verse Patria, y leer el libro del que es fiel adaptación, es para que este país y los niños que han tenido la suerte de nacer después del terror, conozcamos nuestra historia para evitar repetirla. 

 "Hoy he visto luz en casa de esos"

Pocos momentos de películas, series o libros me han dado un puñetazo tan grande al estñómago.

domingo, 20 de febrero de 2022

Wonder

Hay un género de cine que no sé muy bien cómo clasificarlo, porque tiene tonos de drama, de comedia o de biopic en ocasiones. Sin embargo, es un género que suele funcionar bien, porque lo que busca es tocar la fibra del espectador con una historia que suele llegar a lo más hondo. 

Wonder es una película que se puede clasificar en este género inclasificable. 

El niño (en este género inclasificable muchos de sus protagonistas son niños) Auggie Pullman está nervioso porque el día siguiente será su primer día de colegio. Ya va a quinto grado, unos diez u once años, pero hasta entonces su madre le ha enseñado en su casa, porque el pequeño Auggie nació con una malformación en el rostro que ha requerido de muchas operaciones (en este género inclasificable, muchos de sus niños protagonistas sufren de algún problema físico o psíquico que ayuda a enmarcar los sentimientos del espectador), y no iba a poder seguir el ritmo normal en el colegio.

 

 

Girando en torno a Auggie, el espectador será testigo de su adaptación al colegio, al tiempo que su madre retoma su tesis doctoral, su hermana mayor se enfrenta a una crisis con su mejor amiga y descubre el amor y su padre... sigue siendo su padre. 

Poco a poco Auggie va dando una lección tras otra de madurez y consigue ir rompiendo los cables que le sujetan a su vida anterior, consiguiendo cada vez un mayor grado de autonomía. 

No obstante, como suele ocurrir en este género inclasificable, toda rosa tiene sus espinas y el camino vital de Auggie y de su familia se torcerá en alguna que otra ocasión que pondrá a prueba la entereza de todos. 

Por supuesto, en una película de estas características no puede faltar la redención. En Wonder esta redención es la de la mejor amiga de la hermana y la del chavalín que en apariencia ayuda a Auggie durante los primeros días de colegio. 

 

 

Al final, como no podía ser de otra forma, la lágrima humedece el ojo del espectador, mientras que se forma un pequeño nudo en el estómago viendo lo bueno que es Auggie, lo buenos que son sus padres y su hermana y viendo cómo han podido mejorar la vida de todos los que les rodean, de una forma u otra. 

El resumen es que Wonder, como muchas otras, es una película tramposa que juega muy bien con los sientimientos del espectador. Es un poco también como la comida rápida que disfrutas en el momento de la ingesta, pero que después se olvida con igual rapidez. 

En imdb tiene hoy una nota de 8, que no está nada mal. A mí me cuesta mucho ponerle una nota tan alta a una película que es tan similar a tantas otras. La verdad es que pasamos un buen rato viéndola, pero tampoco va a pasar a la historia del cine.

domingo, 13 de febrero de 2022

Bohemian Rapsody

Hace más de treinta años que el genio de Freddie Mercury nos dejó, privándonos de lo que todavía podrían haber sido muchos años de disfrute por delante. El SIDA acabó con él después de varios años de lucha secreta, puesto que solo la víspera de su muerte reconoció en público estar padeciéndolo. 

El grupo Queen se disgregó, con John Deacon expresando su deseo de no seguir adelante porque nadie podría sustituir a su amigo Freddie. Deacon dejó todos las decisiones futuras en manos de Roger Taylor y de Brian May, que desde entonces han seguido manteniendo vivo el legado de la banda y, por extensión, de su vocalista. 

En el marco de estas decisiones es en el que hay que entender que Bohemian Rapsody haya visto la luz, al amparo de cierto renacimiento de las películas musicales y biopics de personajes distintos a lo marcadamente histórico. 

 

La película cuenta la trayectoria de Queen desde sus inicios hasta el icónico megaconcierto Live Aid de 1985, siempre alrededor de la enorme figura de Freddie Mercury, haciendo hincapié en los enfrentamientos dentro del grupo que provocaba alguien de un talento desbocado en un grupo en el que lo que precisamente no escaseaba era el ego y el talento. 

Bohemian Rapsody nos introduce en los entresijos de la vida de Freddie, desde aquel joven zoroastrista que descubre que tiene un don hasta ese otro algo menos joven ya convencido de que ha nacido para ser una estrella, pero asustado por la soledad, al que las malas compañías y falsos amigos acaban llevando por un camino tortuoso que le hará enfrentarse a aquellos que en realidad son los que más le quieren, su familia, su novia de toda la vida y su grupo. 

 

Es, en definitiva, una historia que ya hemos visto en el cine decenas de veces antes y que volveremos a ver decenas de veces más. No falta la redención del héroe, cura de humildad incluida, hasta que asistimos a su apoteosis y eclosión como ídolo de masas durante el concierto y el ya mítico ejercicio vocal con el que Freddie, entre canción y canción, dirige el canto del público hasta donde quiere y más allá. 

A destacar el gran parecido que se logró con los actores respecto a su contrapartida real y, en especial, la actuación de Rami Malek, que junto a la caracterización conseguida, más parecía un clon de Freddie Mercury más que él mismo. Le valió el Oscar a la mejor interpretación protagonista masculina. 

 

Por supuesto también destaca la banda sonora. No puede ser de otra forma, cuando se trata de un grupo tan emblemático y con tantos grandes éxitos a sus espaldas. Sería imposible hacerlo mal, ni queriendo. 

El resultado en su conjunto es, sin embargo, un tanto típico y plagado de tópicos, con un metraje quizá un poco excesivo. Es muy probable que, de no tratar de quien trata, la película no hubiera tenido tanta repercusión y la gente no hubiera soportado tan bien los tramos aburridos. 

En imdb tiene hoy un 7,9, que me parece bastante excesivo. Un bien alto, estaría mejor. 




sábado, 5 de febrero de 2022

El fugitivo

Stephen King es, por distintos motivos, uno de los autores más influyentes de último cuarto del siglo XX, aunque su estrella se haya difuminado en las últimas décadas. Sus obras más recordadas e influyentes tienen ya unos cuantos años a sus espaldas (It, Carrie, El misterio de Salem´s Lot, Misery, incluso obras menores como La tienda, han cumplido más de veinte años desde su publicación). Las adaptaciones de sus obras al cine se pueden contar por decenas, dejando verdaderas joyas como La milla verde o Cadena Perpetua, además de las películas homónimas de los grandes éxitos mencionados.

Con una desbordante imaginación, al inicio era un autor tan prolífico que decidió publicar varias novelas bajo el seudónimo de Richard Bachman, seguramente para no saturar el mercado y perjudicar a las ventas. 

Una de estas novelas es El fugitivo, protagonizada por un tal Ben Richards y ambientada en los Estados Unidos de 2025. Richards es uno de muchos ciudadanos que malviven en un mundo en el que la civilización y los valores democráticos se han convertido en poco más que un recuerdo, un mundo en el que la desigualdad social provoca tensiones que amenazan con romper a la sociedad. 

Esas tensiones y violencia acumulada llevan al gobierno a desarrollar métodos revolucionarios para mantener a la gente aletargada. Una de esos métodos es el concurso El fugitivo, en el que después de una selección entre los candidatos, se produce una caza del hombre televisada para todo el país. 

 


Es un concurso, así que hay una serie de reglas. Será perseguido por los cazadores del programa, con la ayuda de toda la sociedad, pero ganará cien dólares por cada hora que permanezca libre y otros cien por cada cazador que mate. Lo más probable, dadas las circunstancias en su contra, es que el concursante muera, pero lo bueno es que todo el dinero que logre recaudar le será entregado a su familia. 

Un premio y una promesa a las que alguien desesperado no podrá resistirse. 

Y Ben Richards está desesperado, con una hija enferma para la que no puede pagar los medicamentos que necesita y una mujer que se prostituye para rascar unos dólares. 

Así que, una vez superadas las pruebas de acceso, recibe unos cuantos miles de dólares para sus gastos, una cámara de video y varias cintas que tendrá que enviar periódicamente para no perder el dinero acumulado y doce horas de ventaja. A partir de entonces, está solo. 

El fugitivo es una historia frenética que Stephen King afirma haber escrito en una semana. La verdad es que a veces se nota esa acelerada actividad, mezclada con algo de filosofia protoecologista de los años ochenta del siglo pasado y quizá algo de ideología socialista (o lo más cercano al socialismo que puede estar un norteamericano de Nueva Inglaterra). 

 

Aunque algunas de las novelas de King son bastante buenas, muchas más son mediocres aunque se hayan vendido por centenares de miles. El fugitivo es una de estas últimas y a pesar de ello, confieso que pasé las páginas a un ritmo casi tan endiablado como el que usó el autor para escribirla. Un placer culpable, lo se, pero de vez en cuando un lector necesita incluso desconectar de la lectura pasando por encima de un libro que no exija mucho, intelectualmente hablando. 

Ni qué decir tiene que, en los años en los que King era tanto un autor superventas como un icono de la década de los ochenta, el libro tuvo una adaptación a la gran pantalla, con otro de los mitos de esa época, Arnold Schwarzenegger, como un hipervitaminado Ben Richards y un argumento y estética que nada tienen que ver con el libro.  

Cuidado cuando esta noche te levantes para ir al baño

 

Bueno, me gustó bastante, a pesar de un final algo previsible y todo lo que he comentado antes. Estoy seguro que a cualquiera que haya leido algo de King, también le gustará. Y a muchos que no lo han leído, también le gustará aunque no lo vayan a confesar. 

Es muy parecido a comer en un McDonald´s.