domingo, 1 de diciembre de 2024

The expanse (libros)

 Han sido nueve libros, más de cinco mil páginas, 147 días y más de 130 horas para llegar al final de esta serie que empecé durante el verano del año pasado.

Había oído hablar muy bien de ella, como renovadora de la ciencia ficción actual. Incluso sabía que el autor, James S.A. Corey, no es más que un pseudónimo utilizado por los dos autores reales: Daniel Abraham y Ty Frank, antiguos guionistas de series de televisión, si no recuerdo mal. 

 


The expanse está ambientada en un sistema solar por el que la Humanidad había empezado a expandirse (supongo que de ahí viene el nombre de la serie) tras descubrir el motor Epstein que permite acelerar a velocidades que pocos años antes hubiera resultado imposible siquiera soñar. Tan importante es que incluso Epstein hace un cameo en la serie de televisión.

Sin embargo, el motor Epstein no es suficiente para poder romper las fronteras del propio Sistema Solar Las velocidades y aceleraciones que puede conseguir, permite solo moverse entre los planetas interiores y los exteriores en unos pocos días, pero mantiene que para llegar a la estrella más cercana se tengan que utilizar naves generacionales. De hecho, se está construyendo una de ellas por parte de una secta religiosa, los mormones, que quieren buscar un planeta para ellos. 

 


He hablado de velocidad y aceleración. Es porque ambas están muy presentes, descritas desde un punto de vista muy realista. Los tripulantes de las naves están sometidos a las fuerzas de aceleración y deceleración como si se tratara de ciencia ficción hard. Se sientan en asientos especiales con múltiples grados de libertad que ayudan a soportar los esfuerzos durante las aceleraciones y se inyectan cócteles de fármacos que disminuyen las posibilidades de sufrir aneurismas, sufren períodos de ingravidez cuando los potentes motores dejan de empujar y la nave se desplaza a aceleración constante, no hay arriba ni abajo cuando flotan con libertad agarrándose a asideros o utilizando botas magnéticas para desplazarse...

 

 

 

Todo está descrito con naturalidad y familiaridad. Es como si lo que estamos leyendo fuera una realidad y no una proyección del futuro. Pero esta proyección resulta ser bastante plausible. Incluso los combates en el espacio, con disparos de cañones gauss, cañones de riel y cohetes que tiene que ser cuidadosamente calculados a distancias tan grandes que debe tenerse en cuenta incluso el retraso de las comunicaciones y las inercias gravitacionales.

Como no puede ser de otra forma, la Humanidad se ha dividido en facciones. La Tierra y Marte son las superpotencias antagónicas, viviendo una suerte de Paz Armada similar a la que se vivía en los inicios del siglo XX y que en cualquier momento podía prender una chispa que acabara con todo. Entre ambas superpotencias paasan los días los cinturianos, humanos que han nacido, vivirán y morirán en los asteroides y lunas más grandes: Ceres, Eros, Ganimedes, Europa... Minan sus hábitats en busca de los recursos necesarios para mantener la maquinaria de los Estados más grandes, al tiempo que están resentidos porque ven pasar todo ese material sin que apenas repercuta an su calidad de vida. 


 

Otro toque de realismo viene en el hecho de que los cinturianos, por las propias características de los sistemas donde viven, son más altos y de constitución más estilizada que los terrícolas, atados en su pozo de gravedad, o incluso de los marcianos. Las diferencias en el lenguaje, con un idioma cinturiano que incluye palabras en alemán o italiano, por ejemplo, ayudan a establecer esta segregación de forma inconsciente para el lector.

La Tierra mantiene un gran porcentaje de su ingente población mediante subsidios sociales y está gobernada por una suerte de ONU evolucionada. Por su parte, Marte es una sociedad militarizada en la que todos sus ciudadanos trabajan para un objetivo común: la terraformación de su planeta para poder escapar de las cúpulas que hoy en día les protegen del ambiente hostil. 

 

 

 

El primer libro me dejó un poco descolocado. Empieza como una historia de misterio con cierto toque noire, detonada por la destrucción del carguero Canterbury en el que viajan nuestros protagonistas cuando están respondiendo a la llamada de socorro de una nave que ha sido destruida por una nave invisible que aparentemente solo tiene la flota marciana.

En la estación Ceres, el detective Miller es encargado de descubrir el paradero de una de las hijas de Jules-Pierre Mao, a la que descubre finalmente en la habitación de un hotel de mala muerte a la que llega al mismo tiempo que los supervivientes de la Canterbury. La joven ha muerto víctima de lo que parece una enfermedad agresiva y probablemente muy contagiosa que resultará ser mucho más de lo que parece. 


 

Los siguientes libros transcurren en un período de décadas en los que la tensión entre Marte, la Tierra y el Cinturón se hace cada vez más agobiante hasta que se descubren una serie de puertas, más de mil trescientas, que comunican el sistema solar con diversos puntos de la galaxia.

El tono general de la serie se mantiene, pero ahora se complementa con la investigación sobre qué seres han podido construir tales artefactos que desafían las leyes universales aceptadas, al tiempo que hace hincapié en la adaptabilidad del ser humano que, lejos de amedrentarse, opta por aprovechar la oportunidad que se le regala. 

 

 

 

Aquí se mantiene también verosimilitud de la narración desde el punto de vista politico y social, describiendo cómo los gobiernos y las corporaciones pugnan por hacerse con la mayor cantidad de recursos mientras que se implantan diferentes realidades sociales "de frontera", similares a las que podemos ver en una película del Oeste.

Todo brilla en The Expanse, pero por encima de se encuentran los personajes, tanto protagonistas como secundarios.


Los protagonistas son los tripulantes de la cañonera marciana Rocinante, rescatada de un naufragio espacial. Son los supervivientes del carguero Canterbury: James Holden, Naomi Nagata, Alex Kamal y Amos Burton. Dos terrícolas, un marciano y una cinturiana, cada uno con personalidades, mochilas de personalidad y objetivos particulares pero que aprenden a convivir hasta convertirse en una familia de lo más heterogénea. Todos tendrán la ocasión de soportar el peso de la historia.

La Rocinante será también, al pasar de las páginas, un personaje más. Pero pasarán también personajes secundarios tan interesantes como los protagonistas: Miller, Chrisjen Avasarala, Frank Johnson, Winston Duarte, Clarissa Mao (una humana mejorada) y, casi a la par que los protagonistas, Roberta "Bobbie" Draper, marine marciana que durante años fue una tripulante más de la Rocinante. 

 

 

 

Poco malo se puede decir. Quizá que el final de la saga resulta ser un tanto agridulce, o que en algunos momentos se le va un poco la pinza. Pero el tono de la serie resulta ser ascendente desde el primer libro para estabilizarse muy arriba durante gran parte de la historia. Solo al final me parece que baja el nivel, pero porque no me agrada la resolución elegida por los autores.

Muy recomendable a todos los niveles, The Expanse es una muestra de ciencia ficción bien hecha que mezcla elementos hard con una estimulante space opera. No me arrepiento de todo el tiempo invertido y creo que la inmensa mayoría de los que llamen a su puerta, se quedarán.