domingo, 30 de marzo de 2025

Nacidos de la bruma (Trilogía I)

Mi contacto con el fenómeno de Brandon Sanderson se limitaba a la culminación de La rueda del tiempo de Robert Jordan y a la novela Elantris. Ambas fueron satisfactorias y más o menos podía entender todo lo que se había montado detrás con las sagas de Nacidos de la bruma y El archivo de las tormentas.

Así que, un poco a lo loco y de acuerdo con mi hija mayor, me hice con la trilogía original de Nacidos de la bruma y nos pusimos a la tarea de darle salida en nuestra pila de lectura. Más yo que la chica, claro, que está en una fase en la que el tiempo libre se mide con cuentagotas, así que me cansé de esperar después de leer el primero y he acabado la trilogía en este primer trimestre de 2025.

El resultado, he de decir, ha sido un tanto decepcionante en cuanto a la calidad literaria del autor, no tanto en cuanto a la originalidad. Vamos por partes.



No se puede negar que Nacidos de la bruma es original en su planteamiento. Nos presenta un mundo envuelto en la bruma y la ceniza en la que un Lord Legislador es quien gobierna, más parecido a un dios que a un mortal. Un remedo de Señor Oscuro de El señor de los anillos, el Oscuro de La rueda del tiempo, o como queramos llamarlo (es posible que lo mismo que hay un Campeón Eterno haya también un Villano Eterno, habría que desarrollar esta idea y puede que tengamos algo interesante entre manos.

Este Lord Legislador gobierna con mano de hierro el Imperio Final desde su capital, Luthadel, con una población noble que le debe obediencia y un pueblo llano, los skaa, que sufren su dominio en un estado de cuasi esclavitud. Para ello se basa en funcionarios como los Obligadores y en los malvados Inquisidores, con ojos atravesados por clavos, que buscan entre la bruma a aquellos que tienen poderes (pero de esto hablaré un poco más adelante).

A este Lord Legislador se opone una banda de revolucionarios entre los que encontramos a nuestros protagonistas: Kelsier, Brisa, Vin, Fantasma, Ham, Sazed y unos cuantos más a los que se unirá Elend durante el primer libro, en el que se narra el enfrentamiento y derrocamiento del Lord Legislador.



El segundo libro, El pozo de la ascensión, muestra lo que ocurre una vez que una revolución triunfa, amplía el mundo conocido con nuevas razas como los kandra y los koloss, cada uno con sus particularidades, y presenta una duda amarga: ¿y si el Lord Legislador lo que estaba haciendo es contener un poder destructivo superior que acecha desde el refugio al que fue desterrado hace ya más de mil años?. Las consecuencias de ello pueden ser de tal calibre que la propia supervivencia del mundo se encuentre amenazada.

En el tercer libro, El héroe de las eras, se profundiza en lo anterior y se centra en los intentos de nuestros amigos por intentar frenar a esta entidad malévola, una vez descubierta ella y sus intenciones.

La trilogía es consistente, cerrando las tramas de forma apropiada a pesar de haber tenido una cierta sensación de deus ex machina en algunas partes del último libro, lo que en alguna ocasión estuvo a punto de arruinar la experiencia. Sobreviví a ello, pero lo que sí estuvo a punto de echarme del todo es un tono excesivamente juvenil, empeorado por el tratamiento del romance entre Elend y Vin de una forma demasiado timorata y cercana a la novela de romance, demasiados soliloquios y diálogos con su yo interior y el comerse la cabeza con gestos y situaciones como si fuera una pareja de adolescentes.

Quiero creer que gran parte de esto se debe a que estamos ante los primeros libros del autor y veré cuando le eche mano a novelas posteriores tanto de estas serie como de El Archivo de las Tormentas, pero mucho me temo que si la cosa sigue así, le daré prioridad a otras obras y autores.



No obstante, hay que resaltar la originalidad del sistema de magia de Nacidos de la bruma. Ya en Elantris se trataba de una forma original y lejos de los estereotipos de la fantasía, pero aquí se lleva a un nivel más allá.

En Nacidos de la bruma no hay magos, sino brumosos y los propios nacidos de la bruma. La capacidad de ambos es la de quemar metales y se diferencian en que los brumosos sólo son capaces de quemar un metal mientras que los nacidos de la bruma pueden quemar todos. Los metales (latón, cobre, cinc, estaño, acero, hierro, peltre, bronce, etc.) se ingieren en pequeños viales y el cuerpo los reconoce y los va quemando (sea eso lo que sea) para obtener sus beneficios y características sobrehumanas. Así, mientras que un brumoso que queme peltre será mucho más fuerte que una persona normal, un nacido de la bruma es capaz de aniquilar ejércitos enteros.

Pero el metal más valioso es al atium, que permite ver el futuro y las lineas de acción de un adversario, salvo que el mismo también esté utilizando este metal, con lo que los efectos de ambos se contrarrestan.

Esta forma de magia se denomina alomancia y sus practicantes son alománticos, la gran mayoría de familia noble o bastardos de nobles, que fueron criados como si fuesen perros por el Lord Legislador.

La alomancia convive con la ferruquimia, practicada en Terris. Esta forma de magia consiste en almacenar atributos físicos (fuerza, velocidad, salud) o psíquicos (memoria) en reservorios metálicos en forma de brazaletes, pendientes o anilllos de los metales alománticos. Una vez hecho, el ferruquimista puede recuperar la reserva de estos materiales, haciéndose más fuertes, rápidos o capaces de recordar todo lo que han visto o leído hace años o décadas. Pero todo tiene un precio: para ser más fuerte hay que ser más débil durante un tiempo; para ser más rápido, hay que sacrificar velocidad; para tener más memoria, hay que olvidar. Se trata de un equilibrio, con la salvedad de que en general se consume todo mucho más rápido que el tiempo que costó almacenarlo.


Brandon Sanderson, el autor

Por último tenemos la hemalurgia, una mezcla de alomancia con magia de sangre en la que entran en juego los clavos que tienen en el cuerpo los inquisidores y otros personajes que nos iremos encontrando. Crear un hemalúrgico viene a necesitar matar un alomántico de tal forma que el clavo que acaba con su vida se empapa de su sangre y proporciona otro tipo de poderes. Es una forma de magia que el Lord Legislador utilizó en bastantes ocasiones para crear a la mayoría de sus seguidores más fanáticos, pero que en el tercer libro veremos que lleva casi a la derrota final.

Por todo esto tengo sentimientos encontrados con esta trilogía de Nacidos de la bruma. Notable en cuanto a originalidad, la calidad de literaria me parece normal, tirando a deficiente. Por eso, de momento, me parece que Brandon Sanderson ses encuentra no ya uno, sino varios escalones por debajo de autores como George Martin o Joe Abercrombie.

Dicho lo cual, Nacidos de la Bruma es una obra imprescindible para entender la literatura fantásitca del siglo XXI. Eso sí es necesario tener espíritu crítico y ser conscientes de lo que vamos a leer.


sábado, 22 de marzo de 2025

Arrow

La cadena de televisión CW apostó allá por 2012 por una serie de superhéroes que supuso un antes y un después del género en la pequeña pantalla, después del pelotazo que a principios de siglo supuso Smallville.

Arrow, la historia del joven multimillonario Oliver Quinn que pasa un lustro aislado en una isla del mar de China (o por ahí), sufriendo desventuras, penurias y aventuras hasta poder volver a Sterling City (luego Star City) como justiciero enmascarado que va eliminando a criminales que su padre tenía anotados en una libreta.

La cosa fue creciendo de tal forma que Arrow se convirtió en la serie primigenia de un nuevo fenómeno que se dio en llamar Arrowverso, con series hermanas como The Flash, Supergirl, Legends of Tomorrow, Black Lightning, Batgirl, Superman & Lois o Stargir. Con algunas de ellas se organizaba un crossover por temporada en la que se reunían todos los héroes para hacer frente a una amenaza de mayor importancia respecto a las que resolvían semana a semana. Estos crossovers asemejaban a las colecciones de tebeos que también hacían algo parecido de cuando en cuando, intentando crear sinergias e incrementar las ventas de las series individuales.



Entré en contacto con el Arrowverso cuando la cadena Cuatro comenzó a emitir The Flash, un verano de hace ya unos cuantos años. Así vimos su primera temporada, en la que ya aparecen Oliver Quinn y Felicity Smoak. Arrow estaba ya en su tercera temporada entonces, y el personaje me pareció un poco rarito, comparado con el colorido y dicharachero velocista.

Algunos años más tarde decidí ver todas las series del Arrowverso, no solo en orden cronológico sino siguiendo el orden de capítulos que una vez encontré por la web, intentando seguir las historias que derivaban en el crossover anual.

Hace dos días acabé el último capítulo, 8x10, poniendo fin a ocho temporadas y más de 170 capítulos. Siendo una serie tan larga es imposible mantener un nivel de excelencia y está claro que la serie fue perdiendo fuelle desde el inicio hasta las últimas temporadas en las que aquello parecía un cacao de viajes en el tiempo, universos paralelos y demás, mientras el Arrowverso televisivo se precipitaba hastsa las Crisis Infininitas, el crossover final que puso colofón a la serie de Arrow.

Oliver Quinn sufre un desarrollo de personaje, desde el inicio como justiciero expeditivo que debe huir de la policía, hasta el personaje público que se convierte en alcalde de la ciudad y luego en padre y esposo que casi, casi, opta por colgar el arco y el antifaz para ser feliz.



El arquero pasó también por una fase en la que era un personaje solitario al que solo acompañaba su guardaespaldas John Diggle (personaje que también está en todas las temporadas) y su soporte remoto Felicity, que se convertiría en su esposa, hasta ser la cabeza de un Equipo Arrow por el que pasaría un buen puñado de personajes relacionados entre sí de todas las formas posibles.

Vimos pasar por la pantalla a multitud de villanos. Algunos icónicos de DC como Ra´s Al Ghul y su Liga de Asesinos (también podremos ver a su hija) o Deathstroke y otros creados para la serie como Malcolm Merlyn (el villano de los inicios), Ricardo Díaz y Adrian Chase. Estos dos últimos fueron quizás los que pusieron en mayores aprietos al bueno de Oliver, introduciéndose en su cabeza y atacando donde más dolía: familia y amigos.

Se puede uno imaginar la cantidad de pesonajes que ha tenido una serie tan larga. De ellos, un puñado ha aparecido en más de cien capítulos: Thea Quinn, la hermana de Oliver; Quentin Lance, el capitán de policía y padre de la novia de Oliver cuando desapareció; Laurel Lance, la susodicha, que luego se convirtió en Black Canary y que durante muchos episodios fue un personaje que odié profundamente por culpa de la actriz (Katie Cassidy) y su cara perenne al borde del llanto; Felicity Smoak, que nació como el típico soporte del héroe en forma de chica geek y que luego se convirtió en mucho más; John Diggle, veterano del ejército que primero fue guardaespaldas y luego sidekick, con el nombre de Spartan.

John y Oliver son los únicos personajes acreditados en todos los episodios de la serie.



Arrow es seguramente la serie más adulta del Arrowverso, desde la ambientación y la paleta de color en la que predominan los tonos oscuros, la noche y la lluvia. También Oliver Quinn es el héroe más oscuro y el que más en serio se toma a sí mismo. Y este precisamente, tomarse a sí misma muy en serio, es uno de sus mayores problemas, porque las disquisiciones filosóficas y algunos giros argumentales basados en supuestas motivaciones éticas, no casan bien con un planteamiento como el de CW de divertimento televisivo.

Aún así, hay que reconocer que Arrow será recordada por ser la primera de muchas y que, si bien luego se produjo una sobresaturación que probablemente fue una de las causas de la decadencia, mostró un camino muy apreciado por los aficionados.

Tanto es así que, después de tan largo camino, ha conseguido cotizar a un más que apreciable 7,5 en imdb. Ahora bien, avisados quedáis de que son necesarias muchas horas de dedicación si se quiere seguirla. Es probable que demasiadas, en un momento en que las series de televisión suelen tener menos temporadas y de menos capítulos.

Creo que, como muchos otros actores protagonistas de series de larga duración, a Stephen Amell le va a costar quitarse de encima el antifaz. Viendo su ficha en imdb, lo más valorado que ha hecho es la serie de lucha libre Heels, con apenas dieciséis capítulos acreditados.

domingo, 16 de marzo de 2025

Películas intrascendentes

Siguiendo con la tónica de entradas anteriores, en los últimos meses he visto unas cuantas películas que se pueden agrupar porque comparten su instrascendencia. Una vez consumidas y disfrutadas en mayor o menor medida, se pueden olvidar perfectamente porque apenas dejan huella.

La puerta mágica es la primera de ellas. Un joven se presenta a una entrevista de trabajo en una empresa bastante misteriosa. Los primeros días le asignan tareas sin sentido aparente, hasta que junto a su compañera se dan de bruces con la realidad: la empresa tiene relación con la magia y se encuentra envuelta en una guerra civil soterrada por la posesión de una puerta mágica, perdida hace mucho tiempo, que permite el acceso a zonas ahora aisladas en busca de mayor poder mágico.




Poco hay que decir, aparte de que cuenta en su reparto con estrellas como Christoph Walz y Sam Neill. Supongo que hay que pagar las facturas.

Tampoco es cosa de ser muy duros. La película es entretenida, sobre todo para la chavalería, dura algo menos de dos horas y ya. Esto también se agradece.

En imdb cotiza a un aseado 6,1.

John Krasinski dirige Amigos imaginarios, la segunda de las películas intrascendentes de hoy. Protagonizada por Ryan Reynolds, un habitual de este tipo de cine que le ayuda a pagar facturas entre Deadpool y Deadpool.

La joven Bea ha sufrido la pérdida de su madre por una angustiosa enfermedad y ahora ve cómo su padre también está enfermo, así que mientras se encuentra ingresado en el hospital a la espera de una operación delicada, vuelve a vivir a casa de su abuela, llena de recuerdos de épocas más felices.

En el piso de arriba vive un vecino misterioso, Cal (Ryan Reynolds), pero también un número indeterminado de amigos imaginarios que ahora se encuentra sin hogar porque los niños a los que acompañaban han crecido y les han olvidado.



Bea ayudará a Cal en su labor de reemparejar a estos amigos imaginarios con otros niños que pueden necesitarlos o, en algunos casos, volver a juntar a amigos separados hace muchos años. Ayudará también al propio Cal a desbloquear recuerdos perdidos, con sorpresa incluida.

Apenas una hora y tres cuartos de historia amable, colorida, positiva y olvidable, que está en un 6,4 en imdb.

Desde Francia llega Los hombres lobo de Castronegro, una película intrascendente basada en el juego de mesa del mismo nombre.

Como en Jumanji, la familia de Jerôme se traslada mágicamente a la Francia medieval, hasta una aldea en la que, cada noche, los hombres lobo asesinan a un aldeano al azar. Cada mañana, el pueblo se reúne y asiste a la ejecución de un acusado de licantropía.

Cómo no, en Europa hay también estrellas que necesitan pagar sus facturas. Aquí se trata de Juan Moreno, más conocido como Jean Reno, que encarna al padre del Jerôme, que sufre de una demencia galopante que se revierte por arte de magia mientras se encuentran en la aldea.




La familia tendrá que trabajar unida y resolver los problemas de convivencia que padecen las tres generaciones que la componen, para encontrar la forma de volver todos a su tiempo y salir de la pesadilla.

Imdb la pone con un 5,5 para ser de forma objetiva la peor de todas. Lo único amable que podemos decir es que los efectos especiales y la ambientación medieval no están de todo mal y, sobre todo, que solo dura poco más de hora y media.

No mucho mejor es Harold y el lápiz mágico, en la que la estrella con problemas de solvencia es Zachary Levi.

Harold es un protagonista de libros para niños que toma conciencia de si mismo y que haciendo uso de un lápiz mágico es capaz de entrar en nuestro mundo con la intención de contactar con su creador, con el que ha perdido todo contacto.




El atractivo de la cinta es la ingenuidad con la que Harold y sus amigos se enfrentan a las peculiaridades de nuestro mundo, tan distinto al suyo. Y, por supuesto, la magia que despliega cuando se pone a dibujar con su lápiz de color morado y todo lo que surge de su imaginación se convierte en real.

Incluso conocerá lo que es el amor cuando se encuentre con Terry (Zooey Deschanel) y su hijo Mel, a los que no dudará en ayudar en momentos de necesidad.

Se trata de solo 90 minutos que seguramente harán la delicia de niños pequeños, pero que a los mayores se les puede hacer duro de digerir. En imdb estamos en la cota del 5,7.

Seguramente hemos visto cosas peores que estas cuatro películas, pero si se pueden evitar, no nos perdemos nada. De todas formas, las películas intrascendentes se olvidan casi al mismo tiempo de ser consumidas.

sábado, 8 de marzo de 2025

Segundas temporadas

Llevo un retraso tremendo en la lista de cosas que quiero comentar, así que no me queda más remedio que agrupar temas que sean similares si quiero llegar al final de esta experiencia. Para empezar, las segundas temporadas de cuatro series actuales con suerte desigual.

La rueda del tiempo continúa su paso firme como adaptación fiel de la inmensa saga de Robert Jordan y el camino de Rand al´Thor en su aprendizaje como Dragón Renacido. Sin embargo, me resulta harto complicado saber en qué libro estamos exactamente. Tengo la impresión de que la serie está tomando fragmentos de aquí y de allí y creando un combinado especial para los espectadores.

No se trata de algo malo. De hecho es algo lógico si lo piensas bien, ya que en los tiempos que corren no es muy habitual que las series puedan durar más allá de cinco o seis temporadas, así que no sería fácil adaptar catorce libros de un tamaño más que respetable.

Esta segunda temporada se centra menos en Rand y más en sus compañeros, sobre todo en la relación de Moraine con Lan, después de que la primera perdiera el contacto con la fuente (sabemos lo que les pasa a las Aes Sedai cuando eso sucede) y en la situación de Egwene como prisionera de los seanchan, los invasores de más allá del mar y sus collares de domar Aes Sedai. Esta parte me parece bien tratada en especial, con detalles muy interesantes respecto a su estructura social y las costumbres extrañas que traen consigo. 

 


Mezclamos alta política en la Torre Blanca y la amenaza velada del Ajah Negro, al final no tan velada y sí muy negro, con una parte tomada de la cacería de los héroes y el Cuerno de Valere, grandes efectos especiales para lo que es una adaptación televisiva y coreografías de combate muy amenas.

Alvaro Morte sigue siendo un Logain Ablar al borde de la locura, o quizá no tanto como se cree. Y el cambio de actor en el personaje de Mat Cauthon da un poco igual. Ahora solo falta que la tercera temporada confirme las expectativas y podamos ver en todo su esplendor a los apenas esbozados aiel y al personaje de Tom Merrilin.

La rueda del tiempo remonta en su segunda temporada después de una primera que ya no estaba nada mal y se convierte en una adaptación más que decente con un 7,2 en imdb.

Lo de ser una adaptación decente no entra en el vocabulario de Fundación. Su segunda temporada no hace más que ahondar en el caos y me termina desesperando. Tanto por los cambios que realiza respecto al material original como por unas decisiones de doblaje más que discutibles, porque permitir que Lou Llobell se doble a sí misma en castellano me ha producido que cada vez que saliera en pantalla me dieran ganas de apagar la televisión.

De verdad que no entiendo por qué a veces se toman este tipo de decisiones. Me refiero a reinventar una historia que es conocida y apreciada por muchos aficionados, retorcerla y modificarla sin un motivo aparente para crear algo totalmente nuevo y manifiestamente inferior al punto de partida. Esto de pagar derechos, que imagino no habrán sido baratos, por una caja con unos nombres y una estructura de universo, para luego hacer algo así, no lo veo.

Por eso, la segunda temporada es aún más frustrante que la primera, porque las perturbaciones en el hilo de la historia son cada vez de mayor magnitud. Esa patética Segunda Fundación de fanáticos psicópatas psíquicos es de chiste, como lo es la recién descubierta relación de Salvor Hardin y Gaal Dornick. 

 


 

No me atrevo a guardar esperanzas con la futura aparición del Mulo, porque lo poco que se ha podido ver es para echarse las manos a la cabeza.

Y eso que tiene un brillante 7,6 en imdb, así que pienso que los árboles no me dejan ver el bosque y, en su caso, apreciar las virtudes que pueda tener, si tiene alguna.

En cuanto a la segunda temporada de La casa del dragón, lo primero que se me ocurre decir es que es injusto compararla de forma continua con Juego de tronos. A pesar de derivar de ella, no se acerca en cuanto a calidad de la historia o carisma de personajes.

Lo intenta, eso sí, y a su manera estamos ante una serie muy recomendable que brillaría aún más si la serie madre no hubiera existido. Sobre todo porque si hay una cosa en la que La casa del dragón es superior, es en que hay muchos más dragones y que están muy bien tratados. Al final, si en una serie de fantasía hay dragones, todo lo demás queda en un segundo plano.

No conozco el material original, así que no puedo decir nada sobre la fidelidad al mismo, pero me llama la atención de que los personajes que me parecen mejor tratados son las reinas. Rhaenyra Targaryen y Alicent Hightower dan mil vueltas a cualquiera de sus contrapartidas masculinas, aunque estas sean unos malotes de pelo blanco y parche en el ojo. Muchas veces el hábito no hace al monje.

La serie ha logrado que empatizara con ambas y sintiera su dolor, ambas madres que han perdido un hijo y que, seguramente sin desearlo, se ven arrojadas a una lucha que todavía causarán más dolor y sufrimiento, sobre todo porque la entrada sin restricciones de los dragones en la guerra es un curioso paralelismo con el uso de las armas atómicas en nuestros días. 

 


 

También el ritmo es distinto, mucho más lento y más centrado en las luchas políticas de las cortes, la oficial y la sublevada. Hace falta algún capítulo de esos que te dejan con la boca abierta pensando que los guionistas son unos HDLGP por lo que han hecho y cómo lo han hecho. Al contrario, la temporada me parece plana en ese sentido.

Aprendí a odiar a Ser Criston Cole, un tanto pánfilo en su maldad, y me produce curiosidad Lord Larys Strong, una suerte de Varys casi dos siglos antes de Varys.

Lo que mantiene La casa del dragón cuando la comparas con Juego de tronos es la perfecta ambientación que te hace pensar que estamos viendo el verdadero Westeros.

De momento la serie mejor valorada de estas tres, tiene un más que bueno 8,3 en imdb. Algo excesivo, quizá.

Por último, Los anillos de poder es una serie injustamente maltratada, que mejora respecto a su primera temporada.

Por fin vemos a Annatar, el señor de los dones, engañar al noble Celebrimbor para forjar los anillos de poder. He disfrutado con esos capítulos y escenas, en los que Sauron fuerza al noble elfo casi hasta el limite de su resistencia, con el fin de forjar los siete anillos de los enanos. Ver cómo, sin aparente esfuerzo, el maia es capaz de crear una realidad alternativa completa, da miedo de lo que puede llegar a hacer.

El personaje de Celebrimbor me ha acabado gustando, a pesar de mis reparos iniciales, sobre todo por su presencia física. No acabo de aceptar ver elfos de avanzada edad, pero si consigo suspender mis reparos, acepto que el personaje está bien tratado en su obsesión por la belleza.

El arco de Durin y su esposa tiene ciertos altibajos debido a partes que considero poco apropiadas. No obstante, la magnificencia del reino de Moria y, sobre todo, la caída en la locura del padre de Durin, empujado por el anillo, son un buen contrapeso. La escena final del padre de Durin me sobra, de verdad. 

 


 

La parte de Númenor no está mal. Están sentando las bases de La Caída y creo que lo están haciendo bien, reflejando la lucha intestina entre los nuevos gobernantes y los fieles. Se masca la tragedia. Solo espero que al final esté bien tratado.

El arco del extraño y los protohobbits es el más extraño y el que más conflicto crea con el canon tolkieniano. Como admirador sin límites del material original, me plantea muchos problemas aceptarlo, porque en apariencia nada encaja con todo lo que sabemos. ¿Hay otros magos que no conocemos? ¿Llegan los istari mucho antes de lo que se sabía a la Tierra Media? La historia creada por Tolkien es de tal magnitud que puedo llegar a aceptar que todo vale, que todo cabe, pero me da mareos. Bueno, sale Tom Bombadil, no como vimos en los libros, pero reconocible hasta cierto punto.

Otro tema conflictivo es que Sauron sepa quién tiene los anillos de poder de los elfos. En El señor de los anillos no parece que lo sepa, pero en esta serie sí. Para que cada uno le dé la importancia que considere.

Y, si la serie es injustamente maltratada, pasa lo mismo con Morfydd Clark. Su Galadriel es distinta a la de Cate Blanchett, pero no me parece tan distinta a la que leí en El Silmarillion. Si hay alguien que tendría que ser denostado, es Gil-Galad con su cara de pánfilo. Y, si me apuras, Elrond, que no termina de cuajar.

Supongo que se debe a todo ese odio acumulado (creo que ya he dicho que el fan de Tolkien es uno de los más fanáticos y tóxicos de los que conozco) el que Los anillos de poder sea la serie peor valorada de las cuatro, con un pírrico 6,9



domingo, 2 de marzo de 2025

Dark

Dark es una de esas series inclasificables que de vez en cuando aparecen en el panorama televisivo. No se puede negar que la propuesta de los creadores alemanes de la serie es rompedora y original, pero no es menos cierto que tampoco es adecuada para todo tipo de públicos.

No estamos ante una serie amigable con el espectador sino todo lo contrario. Dark es una serie que exige mucho esfuerzo, lo que no suele ser habitual enestos tiempos en los que el entretenimiento debe ser inmediato y fácil, porque el público tiene las neuronas justas para comer y ver la tele al mismo tiempo. 

Este cartel ya es historia


Ya iba avisado de que la serie era complicada de narices y, aunque no quise ver demasiada información antes de empezar el visionado para intentar disfrutar al máximo de la experiencia, tenía la idea de que los viajes en el tiempo iban a ser una variable muy importante en la ecuación.

Los primeros capítulos fueron muy interesantes de ver: una desaparición de un niño en un pueblo de Alemania parece ser la excusa para desgranar las relaciones interpersonales, muchas de ellas ocultas, de los habitantes del pueblo. Hasta aquí nada que no se haya tratado ya hasta la saciedad en otras muchas series.

La novedad de Dark es tratar esos temas incluyendo un factor sobrenatural: los hechos de hoy están relacionados con otros hechos que fueron sucediendo en saltos temporales de treinta y tantos años, tanto hacia el pasado como hacia el futuro, en un ciclo sin aparente fin. 

 

Una foto que dice más de lo que aparenta

Así, los personajes saltan de la década de los 2010 a los años ochenta, los cincuenta y los veinte del siglo pasado y también en la futura década de 2050. El nexo de unión entre ambos es una central nuclear y una cueva que hace de “puente” entre las eras, dependiendo del sentido en el que se cruce.

Digo que la serie no es nada amigable para el espectador porque no hay textos de apoyo. Si no estamos atentos, no sabremos en qué época estamos hasta que no estemos familiarizados con unos personajes que vamos a ver en distintas épocas de su vida. Eso obliga a mantener una atención constante, para no perdernos nada. Y no siempre se consigue.

No he sacado mucho en claro, más allá de que el joven Jonas (no tan joven dependiendo del momento en que nos lo encontremos, porque las personas envejecen de forma normal cuando se quedan en una época que no es la suya) pretende romper el ciclo infinito y la interrelación entre épocas, mientras que una especie de “sociedad secreta” liderada por un anciano decrépito busca mantener el statu quo por motivos que no pude discernir. 

 

Así se van quedando las caras con semejante fumada

 

La trama está intercalada con verborrea pseudocientífica y la construcción de una máquina que abre un puente de gusano que reproduce el fenómeno que se da en la cueva de forma aparentemente natural. Una máquina que uno de los protagonistas encarga a un relojero de los años cincuenta, que necesita el aporte de material “del futuro” porque en su época no existela tecnología necesaria para darle vida.

Sin embargo, todavía hoy me pregunto cómo algunos de los personajes que se cruzan en épocas anteriores con otros personajes que vienen de épocas futuras respecto a la suya, en apariencia no guardan recuerdo alguno de sus visitantes aún en el caso de que hayan sido agredidos con basante violencia.

No estoy en condiciones de plantear ningún sesudo análisis de la serie como he visto en la red, ni he tenido ocasión de escuchar las más de doce horas de audio que tiene dedicadas en La órbita de Endor, pero tengo la incómoda sensación de que me he perdido mucho y apenas he podido arañar la superficie de la trama.

Sale ella...

Me recuerda con intensidad a The leftovers y, como me sucedió en esa ocasión, hubo un momento indeterminado hacia la mitad de la serie en la que decidí verla con el piloto automático puesto y e móvil en la mano. Fue en ese momento en el que vendí mi alma al diablo y abandoné toda esperanza de entender la serie, a pesar de lo cual la vi completa, sus tres temporadas y veintiséis episodios.

En imdb tiene un impresionante 8,7, pero como ya se habrá podido deducir, no estoy en posición de darle una nota tan alta. Sí lo estoy en cuanto a sugerirla para visionado, advirtiendo eso sí de todo lo que he estado desgranando en estos párrafos, porque sin duda estamos ante una serie que es historia de la televisión y de la que se hablará todavía dentro de muchos años, al estilo de Lost.

Así que, incauto lector, si decides ponerte delante del televisor, te recomiendo que uses una libreta y un lápiz para ir tomando notas. Quizá así llegues un paso más allá de lo que yo fui capaz de llegar. Y, si es así, pasa y explícamelo mientras tomamos un chupito de Jäger.