Hoy toca alejarse un poco de los temas livianos que me gusta tocar, y adentrarse en las procelosas aguas de la crítica social y política. No es habitual emprender tal singladura, pero en ocasiones un hombre debe hacer lo que tiene que hacer...
Todo viene porque, buscando información y vídeos en youtube respecto al programa de sátira política Polònia, que se emite en TV3, me encontré con esta joya. Opino que es una muestra más de la hipocresía de la doctrina nacionalista, ojo, en cualquier sentido, y de esta mujer en particular, que me cae especialmente mal debido a su intransigencia.
Para el que quiera saber algo más del Valle de Arán o del nacionalismo aranés, que pulse aquí. Tenemos entonces una comarca que se siente diferente por mor de una lengua, una cultura y una historia diferenciada del resto de Cataluña. Lo mismo, lo mismito, que a otra escala defiende la señora del video respecto a España. Curiosa reacción de la señora del video, que demuestra su catadura moral o su falta de inteligencia. Comete un desliz, se mete en un charco que se convierte en un pozo de fango y es incapaz de dar marcha atrás.
Si algún día me da por ahí, explicaré por qué soy monárquico. Hoy diré simplemente que soy defensor de un estado federal que reconozca las diferencias entre los distintos componentes de un todo, desde el respeto y la comprensión. Reconozco y envidio las nacionalidades que pueden presumir de una cultura propia y la defienden, no como aquí, en la verde Asturias, en que todo eso se desconoce y sólo unos pocos (entre los que no me incluyo, he de añadir) ponen algo más que un vago interés en conocer la lengua y culturas autóctonas.
Dicho esto, lamento profundamente el giro que desde hace años han dado los distintos grupos nacionalistas que existen en España. Lamento cómo, partiendo de diversas mentiras que cualquiera con un mínimo de cultura y conocimientos de Historia de España reconoce como falsas o, cuando menos, distorsionadas por un victimismo artificial y mentiroso, se crea una panoplia de elementos diferenciadores que derivan en una confrontación que sólo favorece a los políticos que chupan del bote.
Tomemos el caso catalán. Por ninguna razón en especial, sólo porque la señora que sale en el vídeo defiende esta postura.
Territorio romanizado desde mucho antes que, por ejemplo, Asturias (al menos dos siglos). Forma parte del reino visigodo de Toledo y después es casi completamente conquistado por los musulmanes. Tras la derrota de éstos en Poitiers, el contraataque de los francos lleva a la creación de la Marca Hispánica, que debe vasallaje al emperador, luego heredado por los reyes de Francia. La evolución histórica del territorio lleva a la creación de diversos condados, más o menos independientes en la práctica pero, al fin y al cabo, territorio fronterizo. De todos estos condados, el de Barcelona va siendo más dominante.
Tras varios siglos de existencia, el linaje de los condes de Barcelona emparenta con la casa reinante de la Corona de Aragón y mediante un pacto se libera del vasallaje debido desde hace siglos en Francia. Hoy en día, los políticamente correctos hablan de monarquía catalano-aragonesa. Curioso entonces que, en Nápoles, se hable de este período como de "los reyes aragoneses". Los "catalano", brillan por su ausencia. He estado en Nápoles, sé lo que digo.
Es pactista la forma de gobernar, lo cual no veo mal pues evita abusos de los reyes. El mismo Carlos I debe presentarse ante las cortes en Valladolid, Zaragoza, Barcelona y Valencia, para ser jurado como rey de todos los reinos de la monarquía.
Ese pactismo lleva a que la monarquía, débil en ocasiones por necesidad, tenga que plegarse a los deseos de uno de sus componentes. Especialmente Carlos I, con una política internacional centrada en Europa y el Mediterráneo, exige a Castilla sacrificios inmensos para proteger los intereses de los comerciantes catalanes y defender el Levante español de los ataques berberiscos, mientras trata de que las Cortes de Aragón le otorguen los servicios económicos prometidos. Un siglo después Cataluña encabeza la rebelión de 1640 tras tratar el Conde - Duque de Olivares de poner en marcha la Unión de Armas (avanzada a su tiempo, cada reino debería ayudar al esfuerzo de guerra común en la medida de sus posibilidades tanto en hombres como en dinero). El frente abierto debilitó aún más a la Monarquía Hispánica, acelerando su declive y sustitución como potencia hegemónica por parte de Francia.
Pero esta rebelión no fue óbice, valladar ni cortapisa para que, apenas 60 años después, los territorios de Aragón y especialmente Cataluña, se rebelasen contra su rey por derecho Felipe V de Borbón, por temor al centralismo impuesto en el país vecino, y apoyaran al pretendiente austracista. Vaivenes y contradicciones sólo explicables desde el punto de vista del que trata de obtener el mayor beneficio a costa del menor sacrificio posible.
El siglo XIX y el siglo XX ven una ingente inversión estatal en Cataluña (y otras comunidades "especiales"), especialmente industria química, textil o infraestructuras. Son los peajes a pagar para mantener contentos a unos pocos a costa de muchos. Pero parece que nada es suficiente para algunos sectores del nacionalismo, que tensan la cuerda casi hasta el punto de fractura... sobre todo en período electoral, esto es, cada 4 años.
Hablaba hace un tiempo con un compañero catalán, de Barcelona, probablemente nacionalista. Decía que pagaba muchos impuestos por los servicios que tiene. Mi réplica fue inmediata: dónde hay que firmar para, pagando sus impuestos, tener sus mismos servicios en Asturias. Dónde está el AVE, dónde la autovía del Cantábrico, dónde un aeropuerto sólo un poquito mejor que el que tenemos con precios asequibles para un puñado de destinos... Sólo tenemos una comunicación practicable con la meseta, así que ya no digamos con otros puntos de la Península...
Para pactar, es necesario también ceder. Pero algunos no entienden esta bidireccionalidad y tratan de obtener lo máximo sin tener en cuenta a los demás. No discuto que sean una nación, pero habrían de tener un poco menos de soberbia y un poco más de solidaridad. Muchas regiones no han tenido ni la cuarta parte de sus oportunidades y acumulan un retraso de décadas. Pero, como digo, nada es suficiente para algunos.
En estos tiempos europeizantes, es retrógrado mirarse el ombligo.
A veces pienso en mandar un correo electrónico a mi amigo Dan Brown para que, documentándose como sólo él sabe hacer, escriba un best-seller con una trama económico-histórico-política similar.
Bienvenidos a la república independiente de mi casa.
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