También de mi admirado George R.R. Martin, hace unos días he terminado Los viajes de Tuf, un libro que es una reunión de historias centradas en las aventuras de Haviland Tuf. Ciencia ficción, más bien space opera, con sabor rancio a la edad de oro del género.
Los relatos fueron escritos originalmente hacia finales de los 70 y mediados de los 80, publicados individualmente en diversas revistas y luego reunidos en este tomo.
Las historias son interesantes. Desde la primera de ellas, en las que Tuf se hace con un Arca del Cuerpo de Ingeniería Ecológica de la Vieja Tierra. Una nave de 30 kilómetros de longitud que no es sino un arma de destrucción masiva capaz de arrasar planetas enteros haciendo caer sobre ellos verdaderas plagas bíblicas, gracias a la clonación de seres que se encuentran en su biblioteca biológica y la acción de un campo de estasis temporal que permite acelerar todo el proceso de años a unos pocos días.
Tuf, sin embargo, se servirá de ella para hacer cambiar su más bien negra suerte como mercader, vendiendo sus servicios para mejorar las condiciones de los habitantes de los planetas que visita durante sus viajes, haciendo gala de una gran imaginación. Aunque lo más probable es que sus clientes no estén demasiado contentos con las soluciones que les son impuestas...
Tuf es un ser humano de gran tamaño, aprox. 2,50 m de alto, calvo, muy pálido (¿quizás albino?), con una barriga enorme, vegetariano y amante de los gatos. De hecho a los que pone nombres tan peregrinos como Caos, Desconfianza, Estupidez, etc. Va siempre acompañado por uno de ellos que tiene capacidades psíquicas, lo que le pone en una posición de fuerza durante una negociación. Pausado hasta la extenuación, tiene una rara habilidad para sacar de quicio a la gente. A sus oponentes y también al lector.
La verdad es que me costó mucho empatizar con Haviland Tuf. A veces es cargante y en muchas ocasiones es simplemente raro. Por eso no acababa de cogerle el tranquillo, hasta bien avanzado el libro. Hasta se le llega a coger un poco de manía. Menos mal que las historias son relativamente cortas, lo que ayuda mucho si te atascas un poco con él.
No es lo mejor que he leído de Martin, ni mucho menos. Aunque no está mal, tampoco es para tirar cohetes. Así que creo que un cinco sería adecuado. Un seis si estamos de buen humor.
Dan Brown, ¿por qué no te pasas tú a la space opera, a ver si te pierdes un rato entre planeta y planeta?
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