Quizá lo normal sea recomendar a un amigo un libro que te haya gustado. Pero yo creo que tanto o más importante, es no recomendar un libro que no te ha gustado. Para que mi amigo no pierda el tiempo y se pueda dedicar a mejores cosas, que para pringado ya es suficiente con uno.
Así que, fiel a esta idea, hoy vengo a avisar de dos libros y no de uno solo.
El primero de ellos es Sirio, de Olaf Stapledon. Stapledon es uno de los autores de la época dorada de la ciencia ficción (como Asimov, Sturgeon, Pohl, Simak y otros). O sea, que en principio leer un libro de Stapledon debería ser algo así como un seguro hacia el éxito.
Ni ganas para el pie de foto tengo |
Sirio es el primer libro de Stapledon (a pesar del resultado, espero que no sea el único) y lo hice porque lo recomendaba una revista de Muy Interesante. Narra la historia de Sirio, un perro modificado genéticamente que es capaz de razonar como un ser humano e incluso, de una forma rudimentaria, hablar un lenguaje inteligible. Haciendo uso de su inteligencia, soluciona los problemas a los que se enfrenta, aprende a leer y escribir, etc. Pero al ser en realidad un producto del hombre, su inteligencia humana entra en conflicto con su naturaleza animal y la incomprensión del género humano cuando se descubren sus capacidades, lo que le dirigie irremediablemente a la locura. A todo esto hay que añadir una historia de difícil calificación con la hija de su creador.
Lo mejor, sin duda, el pequeño tamaño del libro. No he llegado a conectar nunca con la historia ni con los protagonistas. Un fracaso completo. Si lo leéis, no digáis que no estábais avisados.
El segundo título es la recopilación de relatos fantásticos que Catherin L. Moore escribió en los años treinta con Jirel de Joiry como protagonista. En otras palabras, pulp de lo más clásico, pero también con la mayoría de los defectos del género. No recuerdo cómo llegué a ello, aunque seguro que también vi alguna referencia en algún sitio, la apunté y caí como un pardillo.
Que no, que no. No insistáis. |
También es un libro de pequeño tamaño, con seis o siete cuentos en total. Pero cada uno de ellos se hace bastante pesado de leer, abundando un lenguaje demasiado ampuloso con una ambientación excesivamente onírica.
Tampoco pude conectar ni con las historias ni con el personaje principal y, más allá de algún pasaje interesante, leí casi la totalidad del libro con el piloto automático puesto. No todo es Howard en el mundo pulp, por desgracia.
Dos errores que son de lo peorcito, casi al nivel de mi tríada favorita (y de la que hace siglos que no hablo, pero que ciertamente no olvido): José Luis Corral, Artur Balder y Dan Brown.
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