domingo, 14 de julio de 2024

El último anillo

A finales del siglo XX, un avispado ruso escribe una visión alternativa de la obra de Tolkien. Se basaba en el conocido axioma de que la historia la escriben los vencedores y trataba de una historia de la Guerra del Anillo desde el punto de vista de las fuerzas de Sauron. 

El último anillo tuvo mucho revuelo en aquella época, pero ha sido solo recientemente cuando he tenido la ocasión y las ganas de leerlo.

Tenemos así una vuelta de tuerca a todo lo que conocemos. Humanos, elfos, magos... todos se convierten en los malos de la historia. Los orcos son solo mandados, que tienen sus propias historias personales y objetivos más o menos modestos, pero que se ven arrastrados a una guerra por la propia rapacidad e intransigencia de las razas del Oeste. Quizá de todos ellos los peores sean los elfos, pero ninguno se libra. 

Personajes como Elrond, Gandalf, Aragorn, Faramir y otros vuelven a visitarnos, pero con nombres, descripciones y situaciones adaptadas al nuevo punto de vista de la historia.  

 


No negaré que al principio tiene un cierto interés, pero dura poco y acaba perdiendo el elemento sorpresa en una historia que no acaba de despegar. Quizá, de todo lo que recuerdo, lo que más me gustó es la forma en que se describe a Faramir como un revolucionario que busca la reconciliación entre los pueblos y que busca la independencia de su principado de Ithilien, que gobierna junto con su esposa Éowyn bajo la sofocante tutela de Gondor, para convertir un régimen brusco y revanchista en otro más flexible y colaborador. 

Poco más recuerdo de la trama y confieso que he tenido que buscar los nombres de personas y lugares para refrescar la memoria. Así, Mordor se convierte en Umbror, Sauron en Auron, Aragorn en Altagorn, Faramir en Aramir. Curioso, al principio. 

Tampoco negaré que el estilo es amigable, incluso a veces bastante más amigable que el de la obra de la que bebe, y la longitud es ajustada. No obstante, también es innegable que la novela no llega a ser lo suficientemente buena como para ser recordada más allá de una lectura curiosa. 

Por lo menos puedo tachar una tarea pendiente de mi lista. No era algo que me quitara el sueño y, como se ve, apenas da para escribir una breve entrada. 

No voy a recomendarla. Allá cada cual con su curiosidad y, quién sabe, a lo mejor la miráis con otros ojos, no tan fríos como los míos. 

Como curiosidad, Kiril Yeskov ha descrito varias nuevas especies de arácnidos y tiene algunas nombradas en su honor. Todo según su página en la Wikipedia, claro.


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