viernes, 15 de agosto de 2025

Los Caballeros Bastardos

 Hay veces que se descubren tesoros por azar. A lo mejor es un tweet o un artículo aleatorio en la red, un podcast o una conversación con amigos, pero el resultado es siempre el mismo: el descubrimiento de algo que merece de verdad la pena.

Es el caso de la saga de los Caballeros Bastardos, del para mí desconocido Scott Lynch. Creo que escuché por primera vez su nombre en un podcast en el que hablaban de autores que han tenido problemas en seguir sus historias y le ponían al nivel de George R.R. Martin y de Patrick Rothfuss.

Eché mano de la primera novela, Las mentiras de Locke Lamora, y me encontré delante de un mundo fulgurante y atractivo. El inicio me recordaba de forma insistente al Oliver Twist de Dickens, un niño de corta edad que es acogido por un grupo de ladronzuelos a los que un adulto les enseña las mejores formas de sobrevivir en los bajos fondos, incluyendo la lucha con armas, el disfraz, idiomas, oratoria, etc., haciendo de esos niños un grupo de vividores preparados para dar golpes de alto nivel sin necesidad de derramar sangre, haciendo uso únicamente de su ingenio.

Todo esto transcurre en una ciudad, Camorr, en la que hay un señor de los bajos fondos que cobra diezmo de todas las bandas que hay en la ciudad, incluyendo a los propios Caballeros Bastardos. A medida que vamos pasando páginas, aprenderemos más de la historia del Capa Barsavi, cómo se hizo con su posición de poder y cómo eran los bajos fondos antes de que él apareciera.

La aparente paz de ese submundo saltará en pedazos con la aparición del Rey Gris, un misterioso personaje que empieza a asesinar ladrones de todo pelaje, ayudado por un mago de gran poder y para cuyos planes no dudará en enredar a Locke y sus compañeros, con dramáticas consecuencias.

El segundo libro, Mares rojos bajo cielos de sangre, arranca con nuestro Locke y su compañero Jean Tannen estafando a grandes nobles para conseguir el objetivo de ser invitados a una exclusiva casa de apuestas en la que se puede hacer de todo excepto trampas: ser descubierto haciendo trampas a cualquier juego, supone la muerte inmediata.

A causa de estas actividades, los Caballeros Bastardos se ven obligados a desarrollar un nuevo papel: el de capitán corsario en busca de unos piratas. De esta forma, la novela se transforma en un relato del mar, como si de una película de piratas del sábado por la tarde se tratara. Y ahí también se desarrolla con agilidad e interés para el lector.



El final del libro describe cómo los planes de Locke van encajando como piezas de un puzle, pero también los demás juegan y algunos son tanto o más listos que nuestro rufián favorito, así que el desenlace deja de nuevo solos a los dos amigos, pero con un reloj de arena imaginario que va desgranando el tiempo de vida que le queda a Locke.

Todo listo entonces para la tercera parte que no he encontrado traducida al español. Una pena, porque de verdad que esta serie me ha enganchado al nivel que lo ha hecho Joe Abercrombie, por ejemplo.

La saga de los Caballeros Bastardos se compone, según Wikipedia, de cuatro volúmenes publicados hasta la fecha y tres más que vendrán próximamente. Esto lo voy a dejar en suspenso, porque si bien los dos primeros títulos se publicaron en 2007 y 2008, el tercero lo fue en 2013 y el cuarto fue en 2021, además de que esta cuarta novela sólo figura en la página en español de la Wikipedia y no aparece en las páginas en inglés o alemán, por lo que su existencia es cuando menos dudosa. Estas páginas no citan tampoco los títulos de las novelas cinco a siete.



Dejando estos líos aparte, los dos libros me parecieron muy buenos. No solo la historia es atrayente, sino que los personajes son de los mejores que me he encontrado en muchos años. El lector les acompaña en su viaje, plagado de aciertos y de errores, y es testigo de su crecimiento personal y de las relaciones entre ellos.

Locke Lamora es el protagonista, pero para mí el verdadero héroe es Jean Tannen, siempre fiel a pesar de la difícil personalidad de Locke. Jean será el soporte psicológico del protagonista, pero también su guardaespaldas, dispuesto a jugarse la vida por salvar a su amigo. Por eso me supo tan mal cómo se truncó su oportunidad de ser feliz y cambiar de vida, porque lo vi como un castigo innecesario al personaje más blanco de todos los que tenemos.

Aunque no solo de protagonistas vive una historia. Los secundarios son tanto o más importantes y más aún cuando tienen tanto relieve y tanta riqueza como muchos de los que nos vamos a encontrar. Todo redunda en un mayor realismo del escenario que nos presenta el autor y nos da la sensación de que estamos en un mundo vivo.


Scott Lynch

El tratamiento de la magia que hace Lynch también es muy atractivo. Su uso es muy restringido, apenas a un puñado de magos que son miembros de un gremio que vende sus servicios al mejor postor. Así se consigue una mayor sensación de amenaza, multiplicada cuando somos testigos del poder de estos magos. En el primer libro podemos verlo con total claridad y todavía recuerdo la sensación de agobio y desamparo ante lo que un solo mago puede conseguir.

Aunque resulta arriesgado con un mundo de fantasía, la ambientación de la serie me recuerda mucho a la Europa del siglo XVIII, con sus piratas, corsarios y espadachines. Como dije hace unos párrafos, me lleva a las tardes de sábado en que veía películas de aventuras en blanco y negro.

Estos dos libros son tesoros escondidos que merece la pena encontrar. Su lectura será muy gratificante para cualquier lector que sea medianamente aficionado a la fantasía. Recomiendo además darse una vuelta por la red para ver las ilustraciones que se pueden encontrar, algunas de ellas de mucho mérito. 

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