Pues en esa tesitura estoy, pardiez.
Me explico. A todo el mundo le gusta el buen comer y el mejor beber y se da de vez en cuando un homenaje que deja la cartera temblando. Pero no se puede negar que la comida rápida tiene su aquél: hamburguesas, döner, pans&companys y demás. No sé qué me pasa, pero cuando paso por delante de un turco de estos, el olorcillo de la carne parece que alimenta, oye. Y como decía el otro, si huele bien, mejor sabrá... O no...
Vamos ahora al meollo de la idea, que no es otra que no sólo se vive en literatura de Zola, Sartre, Camus, Nabokov y demás. Que levante la mano el que se haya leído el Quijote entero. Es necesario un Asimov, Pratchett, King... o Clancy de turno. Y es que ahora estoy leyendo "La caza del Octubre Rojo", de Tom Clancy, y no es más que eso, literatura de consumo rápido y más rápido olvido. Incluso creo que la película es mejor que el libro, lo cual no es que sea muy bueno... para el libro. Pero deja satisfecho, que al final es lo que importa.
Clancy es un poco como todos los autores supervendedores americanos: mucho conocimiento técnico (al menos en fachada), mucha jerga, lo aderezas todo con una conspiración o conflicto internacional y ya tienes un tocho de quinientas páginas... Pero insisto, a veces viene bien para desconectar neuronas.
Por cierto, si a alguno le interesan los thrillers de estas características, para mí el maestro indudable es Frederick Forsythe (La alternativa del diablo, El cuarto protocolo, Chacal...).
Habréis visto que no he nombrado a Dan Brown ni en el caviar ni en la hamburguesa. Ha sido intencionado. Es como rebuscar en la basura.
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