Ya he terminado la hamburguesa de la que hablaba aquí y ha dejado un buen sabor de boca. Evidentemente no es una joya de la literatura, pero es entretenida y se lee rápido y bien (nota mental: escribir alguna entrada sobre la diferencia de leer en papel o en PDA). La primera novela de Tom Clancy, y la segunda que leo del autor (Deuda de Honor, es la otra, en la que Jack Ryan se convierte en presidente de los Estados Unidos). Y como he visto suceder en ocasiones (Stephen King, por ejemplo), el prometedor inicio se convierte en una cuesta abajo o, en el mejor de los casoso, en una montaña rusa.
Pero en cierto modo no se libra de la comparación con la película, que en este caso sale ganando. Sean Connery ha sido muy grande y en el papel de Marko Ramius, capitán del Octubre Rojo, su figura es enorme comparada con la de los demás protagonistas. Es imposible leer la novela sin ponerles cara a los personajes que conocemos y puede que esto no sea justo para la novela.
Curioso ver cómo ha avanzado la tecnología desde 1984. Afortunadamente, los programas informáticos no van en cientos o miles de tarjetas perforadas.
¿Cuál es el principal problema del libro? La no deseada retahíla de nombres de modelos de armas, aeronaves y sistemas que, como en un examen del colegio, el autor va soltando por esa boca. ¿Por qué no podrán evitar la tentación de demostrar lo mucho que conocen del tema o lo mucho que se han documentado? Es habitual en muchos autores, pero en ocasiones dificulta la lectura o es manifiestamente pedante.
La recomiendo para pasar unos días entretenido en el verano, que ya se acerca. En tres o cuatro jornadas ya está ventilada. Un cinco, para La caza del Octubre Rojo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario