Hemos dado un pasito más hacia la película de Los Vengadores. Y ese pasito lo damos con Thor, la película que he estado esperando durante meses, pues no en vano es quizá mi personaje preferido de la factoría Marvel.
Y es que mezclar hábilmente la atractiva mitología nórdica con los héroes y villanos más dispares me cautivó desde el principio. O más bien desde que compré un tomo recopilatorio de ediciones Fórum, allá por mediados de los ochenta, que incluía cinco números de la colección. Por suerte se trataba de la Saga de Surtur, de Walter Simonson, en la que aparece Billy Rayos Beta, y una de las cumbres del Thor marveliano. Luego, bastantes años menos joven leí, entre otras, la serie Ragnarok, en la que Odín muere y Thor se convierte en dios supremo, con resultados desastrosos para la Humanidad.
Pues eso, que desde que supe de esta película esperaba ansioso su estreno. Y no dudé de que debía verla en el cine, así que...
¿El resultado? Pues ni fú ni fá. No es mala, ni mucho menos, pero tampoco llega muy arriba. Clase media, se puede decir. Tiene momentos, pero es poquita cosa.
Empezando por la estética de Asgard, que no es precisamente lo que esperaba. Demasiado futurista para mi gusto, poco mitológica. O el puente Bifrost que une la residencia de los dioses con el resto de mundos, Jotunheim o Midgard; en la película parece más bien un camino de piedrecitas de colores. Los tres guerreros, Hogun, Fandral y Volstagg no están excesivamente bien conseguidos a excepción quizá del segundo; parecen sacados de una película de bajo presupuesto y el que Hogun sea claramente de etnia asiática no me ayuda a meterme en la película. O la diosa Sif, que tampoco dice mucho y pierde bastante frente a su contrapartida de tebeo.
Pero nada que ver con Heimdall, el vigilante eterno de Asgard y que pasa de ser un gigante nórdico pasa a ser un gigante ¿negro? No entiendo nada, más allá de que las minorías étnicas deban tener su cuota de pantalla, pero aquí no es que se encuentre traído por los pelos sino que está directamente fuera de contexto.
Los gigantes de hielo sí que molan, así como su reino de Jotunheim (en la película, los reinos mitológicos se transforman en mundos unidos por agujeros de gusano activados desde Asgard; un intento como otro cualquiera de unir magia y ciencia -cita de Arthur C. Clarke incluida en los diálogos- pero que no intenta siquiera profundizar). Aparece Sleipnir, el caballo de ocho patas de Odín, pero no sus cuervos, un detalle que le habría dado un poquito de ambiente a la cosa...
Otro detalle que no me gusta: se da a entender que Odín pierde el ojo durante los combates frente a los gigantes de hielo... supongo que para el americanito medio de Idaho es una explicación más satisfactoria que la mitológia y, por tanto, real...
Loki es el único personaje interesante, dividido por sus ansias de obtener el favor de Odín y su natural inclinación hacia la conspiración. Es el más rico en matices de todos los que aparecen por aquí y por allí, porque el mismo Thor es poco interesante. Quizá es que tampoco Chris Helmsworth, a pesar de parecer un armario empotrado y tener una planta más que imponente, tenga muchos registros que ofrecer (según el crítico de cine que sale en el programa de radio de Julia Otero, se nota que ha ido a la misma escuela de interpretación que Elsa Pataky -qué mala leche tiene el tío).
¿Natalie Portman y Anthony Hopkins? Pues han puesto el cazo y responden con dignidad, que no es poco (ver a Jeremy Irons en Dungeons & Dragons da vergüenza ajena, por ejemplo).
¿La mano de Kenneth Brannagh? Pues mucho ruido y pocas nueces, si entendéis lo que quiero decir...
¡Ah, la historia! Nada, que ganan los buenos. El Cofre del Invierno es un bonito artefacto y una excusa para el desarrollo de la acción. Psé, normalita.
¿Habrá segunda parte? Seguro. Estas pelis tienen siempre respaldo del público. Por cierto, ¡quedaos hasta el final de los títulos de crédito! Pero hasta el final, final. ¡Manda narices que cada vez ponen estas cosas más tarde...!
Un aprobado raspadillo y a esperar al Capitán América, el primer Vengador.
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