La décima novela de Marco Didio Falco lleva el sugerente título ¡A los leones! y vino de regalo con la revista Historia y Vida de la que soy asiduo comprador. Bueno, de regalo no. Pero a muy buen precio.
Tenía ganas de leer algún libro de la serie, porque hace ya siglos que leí la primera (La plata de Britania) y me gustó mucho, aunque apenas recordaba nada de ella y ni siquiera sé por dónde la tengo (probablemente ande en casa de mis padres, escondida entre la multitud de libros que todavía tengo por allí).
Ambientada en la época en la que Vespasiano se hizo con el poder en Roma, aúna un cierto aroma histórico con el sabor de las buenas novelas de misterio. Pero cuidado, que el aroma histórico es a veces un pelín difuso y las más veces un mero vehículo para recorrer junto con Marco la geografía de la Ciudad Eterna y las provincias del Imperio. El punto fuerte es el personaje principal, cínico como buen sabueso clásico, pero con un código de honor que le empuja a hacer lo correcto. La retahíla de secundarios da aún más color a la historia, como si estuviésemos en una especie de reality de la vida de Falco.
En esta entrega, Falco comienza un trabajo para el censo, buscando aflorar la economía sumergida (qué terriblemente actual suena eso) y devolver al fisco parte de lo defraudado. Como socio tiene al antiguo jefe de espías de Vespasiano, al que no soporta. Con esta base, nos encontramos frente a la lucha subterránea entre los empresarios que buscan la mejor posición a la hora de contratar con el Estado cuando el Anfiteatro Flavio (sí, el Coliseo) sea una realidad. La muerte de un león será el detonante de la curiosidad de nuestro amigo. Pero no es un león cualquiera, sino uno especialmente entrenado para ajusticiar a los condenados a muerte (ad bestias, que se dice).
No podía faltar: Panthera leo en reposo |
La trama se desenrreda poco a poco y, aunque pronto parece que no va a dar más de sí, nos guarda una sorpresa al final del libro (por lo menos yo no lo ví venir, aunque a lo mejor esto no quiere decir mucho). Para dar un poquito más de volumen, qué mejor que alguna trama secundaria familiar.
El resultado final es más que interesante, mezclando todos los ingredientes en una medida aceptable. Una lectura agradable que me hará leer más, sin duda. Veremos qué tal se dan los primeros volúmenes de la serie, porque la única duda que me queda es cómo ha ido evolucionando la historia hasta este décimo volumen y cómo seguirá a partir de ahí.
Vamos a darle un siete, con perspectiva positiva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario