jueves, 21 de junio de 2012

Un sombrero de cielo

Un sombrero de cielo es el segundo libro de la serie protagonizada por Tiffany Dolorido y ambientada, en cierta medida, en el Mundodisco. Y digo en cierta medida porque la relación principal que tiene esta serie con la otra es algún que otro personaje habitual para los lectores de Pratchett. En este caso, Yaya Ceravieja. 

También aparecen nuestros amigos, los Nac Mac Feegle, que cuidan de Tiffany, su bruja particular. Porque la niña sale de casa a aprender cómo se hacen las cosas que ya hace sin saber cómo se hacen. Tiene potencial, e incluso Yaya Ceravieja se ha interesado por ella.



Así que la señora Lento la envía con la señora Cabal, que tiene algo así como una personalidad sencilla en dos cuerpos (hay que leerlo). Pero la cosa se complica, porque un colmenero se siente atraido por el poder de su mente y la rastrea hasta dar con ella y hacerse con el control de su cuerpo. 

Luego la cosa se complica aún más, porque tenemos unas cuantas páginas de persecución y búsqueda por el mundo de los sueños de Tiffany, hasta encontrar el pequeño lugar de su mente en que se esconde su verdadero yo.

El colmenero es uno de los detalles de imaginación que pueblan los libros de Terry Pratchett y que por sí solos merecen la pena (como los relojes de arena como biómetros o los libros que se van escribiendo a medida que la persona va viviendo su vida). Un colmenero es una especie de mente comunal en busca de un cuerpo al que suplanta y utiliza sin las inhibiciones humanas (en el caso de Tiffany, el acceso a su poder mágico lo hace especialmente peligroso).

No obstante, la historia flojea un poquito. Si a esto unimos que los Nac Mac Feegle tienen un protagonismo inferior al del primer volumen y que, inexplicablemente, la forma de hablar de estos varía enormemente entre uno y otro libro (cosas de la traducción, presumo), tenemos un volumen de inferior calidad a lo que estamos acostumbrados.

Es curioso cómo la forma de hablar de los Nac Mac Feegle casa bastante bien con su apariencia en el primer volumen (un habla ruda, dura, escocesa) y cómo en el segundo hablan con una mezcla de bable y gallego. Como digo, cosa de la traducción, pero tampoco entiendo cómo Plaza y Janés, la editorial del segundo volumen, no es capaz de seguir las premisas de la primera editorial, Toro Mítico.

Ya, ya sé que cada maestrillo tiene su librillo, pero desde el punto de vista del lector estas cosas deberían cuidarse más. 

Por todo esto, démosle un seis. He leído bastante mejores historias de Pratchett.

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