lunes, 5 de enero de 2015

El juguete más bonito del mundo

Hoy es víspera de Reyes, noche de ilusión para los más pequeños. Y para los mayores que tengan la suerte de convivir con ellos, porque la ilusión es contagiosa. Mi pequeña lleva unos días de nerviosismo, pero ¡bendito sea!, porque la cara que tiene es para verla... Tiemblo ante la llegada del día en que tenga que contarle la verdad, porque también muere una parte de la inocencia de un niño.

Me voy por las ramas, así que trataré de centrar el tema.

Yo también fui niño aunque cualquiera lo diría, viéndome ahora. Y también tuve la ilusión que veo ahora en los ojos de mi niña. Cada año pedía clicks de playmobil y cada año venían, ordenaditos en sus cajas, con su equipamiento, listos para vivir las aventuras que mi imaginación tenía preparadas para ellos. 

Tuve una patrullera, con motor y todo, zodiac, radar... lo justo para navegar por las aguas del Estrecho, en busca de traficantes de tabaco y drogas. 

Tuve el fuerte Randall, con su puesto de mando y su torre de vigilancia y un pequeño destacamento con un cañón para la defensa. 

Tuve una compañía de lansquenetes, piqueros durante las guerras de religión del siglo XVIII. 

Pero el juguete que recuerdo con más cariño llegó el día de Reyes de 1981. ¿Por qué recuerdo la fecha con tanta claridad? Pues porque me pasé todas las vacaciones en cama, víctima de una neumonía. Desde antes de Nochebuena, que ya pasé de esa guisa, hasta justo el día de Reyes en que me dejaron levantarme por primera vez. 

Recuerdo la caja grande en la que venía. El barco pirata. Recuerdo además que en la carta puse, expresamente, que el barco tenía que venir con marineros, no fuera que me llegara un barco fantasma y a ver cómo iba a navegar entonces. 



Recuerdo que lo montó mi hermano, y que le llevó su tiempo: mástiles, velas, jarcias, cofa, castillo de popa, bauprés, ancla y dos cañones. Una trampilla en el centro para bajar a la bodega, un montacargas, un cofre del tesoro, un mapa y cinco marineros, uno de ellos negro (el primer click negro que había visto en mi vida). Y una chalupa, por si las cosas iban mal dadas y había que abandonar el barco, o acercarse a la costa sin ser detectado. ¡Y dos banderas! Una de ellas la de las tibias y la calavera, pero la otra... la otra era para navegar desapercibido y, solo cuando la presa se encontrara cerca, arriarla e izar la de verdad, la pirata.

Y flotaba. Tenía una barra metálica que hacía de lastre y le daba estabilidad. Las pruebas de navegación en bañera fueron positivas.

Aquel barco duró años, y aun desarbolado y falto de aparejos era una de las localizaciones recurrentes de mis aventuras. Con el nombre pintado a mano con rotulador indeleble: Juan Sebastián Elcano. 



No sé qué fue de él. Estuvo mucho tiempo guardado en un armario empotrado que tenían mis padres a guisa de trastero. Supongo que acabaría en la basura, pero todavía hoy me da la nostalgia y recuerdo las tardes de fin de semana que pasaba con mi vecino Pedro, que tenía otro barco pirata, este el Revenge, y con el que jugaba a ser El Corsario Negro. 

Todavía hoy me quedo parado delante de la caja del nuevo barco pirata y me dan ganas de comprarlo, montarlo y ponerlo en un sitio preferente en mi casa. Quién sabe, quizá acabe haciéndolo algún día.

2 comentarios:

  1. Ufffff...me has transportado a mi niñez...tuve uno igual. Que bonito era y...ees. En ese barco viajaron playmobils de todas las épocas y ejercitos. Piratas, caballeros, vaqueros, soldados de la Unión,...que nostalgia amigo. Han pasado muchos años y no ha cambiado...sigue igual. Les salió bien a los alemanes....otra vez :-)

    ResponderEliminar
  2. Me paso lo mismo en 1986, mi cumpleaños, en Bs As. Un juguete único, icono de las vidrieras de las grandes jugueterias. Aun lo conservo y las pocas piezas faltantes las he conseguido por grupos de coleccionistas. Hace un tiempo vi uno en una jugueteria con forma mas a un galeon 5135, la sorpresa...la mayoria de las piezas con casi 3 décadas eran compatibles con el viejo barco..Los alemanes siguen con la tradición de la excelencia y calidad única. Es muy raro ver el made in Germany o Malta en las cajas, cuando todo lo demás es made in China. Un Saludo desde el sur

    ResponderEliminar