Una vez más, el Círculo de Lectores como fuente de libros. En este caso fue La verdad sobre el caso Harry Quebert de un desconocido (para mí) Joël Dicker.
Una vez más, elegí sin tener ni idea de qué iba más allá de algún comentario suelto, alguna buena crítica de conocidos y que era una especie de thriller. Y allá que me fui a por ella.
La verdad es que no está mal. No es un libro precisamente pequeño, pero me duró apenas dos semanitas, bastante menos que la media de lectura de otros libros de tamaños similar (673 páginas en mi edición).
Lo primero que hay que decir es que Harry Quebert no es el protagonista. El protagonista, Marcus Goldman, es un escritor joven, muy joven, que después de publicar con éxito mundial su primera novela se enfrenta al síndrome de la página en blanco. Aterrado porque se supone que ya está corrigiendo la segunda novela y presionado por su agente y su editor, contacta con Harry Quebert, respetado escritor y que fuera su mentor en una pequeña universidad de la costa este norteamericana. Decide pasar una temporada en casa de Harry, para recuperar la inspiración perdida en un bucólico pueblo en el que nunca pasa nada.
Pero Harry y el pueblo guardan inconfesables secretos. Cada uno el suyo, y cada uno carga con su penitencia. Harry es detenido por el asesinato de una adolescente, Nola Kellergan, cuyos restos aparecen enterrados en su jardín y entre los cuales la policía encuentra el manuscrito mecanografiado de la famosa novela de Harry.
Marcus descubre que Harry tuvo una relación inapropiada con Nola. Inapropiada a ojos de los demás, claro. Y ambos descubrirán que Nola no era la niña inocente que todo el mundo pensaba que era.
Entrevistándose con diversos habitantes del pueblo, será testigo además de las virtudes y miserias de una comunidad que esconde muchas facetas desconocidas.
Joël Dicker narra una historia creíble y entretenida, pero no puede decirse que sea original. Cuando pienso un poco sobre ello, reconozco matices que hemos leído en Stephen King. La relación de Harry y Nola se parece mucho a la de Lolita y Humbert Humbert. Y la Nola oculta me recuerda en cierta medida al Norman Bates de Psicosis.
Podría ser Nola, pero es Lolita |
El mérito de Dicker es, como ya he dicho, la verosimilitud en esa obra coral con tantos secundarios, todos ellos personajes con relieve propio y un papel, más o menos grande, más o menos pequeño, en los hechos que Marcus investiga.
Me ha gustado como para darle un siete. Y espero con interés poder leer la segunda novela de Dicker (escrita no obstante antes que esta). ¡Ah! Y le envidio profundamente por haber logrado esto sin haber siquiera cumplido los treinta...
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