Cuéntame un cuento es una de las muestras más palpables de las cosas buenas que tiene nuestra industria cinematográfica, aunque en este caso se trate de una miniserie de televisión. No obstante, el formato (solo cinco capítulos de unos noventa minutos de duración cada uno) acercan esta producción a las mejores de la BBC.
Como su propio título indica, la miniserie visita los cuentos clásicos de nuestra infancia, pero visitados de una forma muy particular y diferente.
El primer capítulo, Los tres cerditos, cuenta con el incombustible Arturo Valls. Arturo es un payasete, pero no chirría su presencia en el capítulo. La trama: tres hermanos, disfrazados con caretas de cerdo, asaltan una joyería en la que el protagonista se encuentra con su novia, embarazada, a la búsqueda de un anillo de compromiso. Como a veces pasa, el infortunio se ceba con ellos y una bala perdida acaba con la vida de la chica. La espiral de violencia no deja de crecer hasta llegar a un final duro, con moraleja.
Blancanieves (Blanca Suárez) es una chica que se gana la vida engañando a hombres para que sus socios, los Siete Enanitos, desvalijen sus apartamentos de yuppies. Sin embargo, poco a poco irá averiguando más sobre su pasado y quién fue su padre. El enfrentamiento con su madrastra (el personaje de Mar Saura, de lo mejor del capítulo) y cómo se revela la verdadera naturaleza de ésta, lleva a un final agridulce.
Caperucita roja es la historia de una chica que viene a casa de su madre, separada y con un novio policia. En esos días ha aparecido muerta una chica en un paso subterráneo (la metáfora del bosque) con evidentes signos de ensañamiento. Una historia policíaca con vueltas y revueltas hasta que el verdadero culpable, inesperado hasta los últimos minutos, sale a la luz. La estética buscada da un gran protagonismo al color rojo del abrigo de la chica, por supuesto con capucha.
Hansel y Gretel, hijos de un padre violento, son alejados de este por su sufrida madre. Desamparados, los dos hermanos llegan a casa de Sara (la mejor interpretación de toda la minisierie, con diferencia, a cargo de Blanca Portillo), que poco a poco, de forma inquietante, irá revelando su verdadera personalidad.
El último capítulo es quizá el más flojo. La bella y la bestia tiene como protagonista a Aitor Luna (lo único salvable de la infame adaptación televisiva de Alatriste), Michelle Jenner (aquí es poco más que una cara bonita) y Laura Pamplona (con su perenne cara de mala leche). El giro final por lo menos hace justicia al resto de las entregas.
Un descubrimiento total, no pude verlos en su día (emitieron la miniserie a finales del año pasado) y la vi poco después casi del tirón. Salvo contados momentos apenas se da uno cuenta de que ha pasado hora y media delante de la pantalla (en este caso es mejor evitarse los minutos adicionales de publicidad).
Un notable alto, sin duda.
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