domingo, 19 de julio de 2015

Transformers 4 - La era de la extinción

Es curioso cómo incluso las mejores franquicias bajan su calidad en sucesivas entregas, hasta que llega el momento, allá por la tercera o la cuerta película, en que los síntomas de agotamiento son más que evidentes. Sucedió, por ejemplo, con Piratas del Caribe: tras dos entregas más que brillantes sucedió una tercera parte más bien mediocre y una cuarta parte directamente infumable. 

Ya no decir cuando, además, los protagonistas principales van abandonando el barco (siguiendo con el ejemplo anterior, Orlando Bloom y Keira Kneightly)

Y si esto sucede cuando hablamos de franquicias de calidad, ¿qué ocurre cuando las primeras entregas ya no son, por así decir, una maravilla? 

¿No es esta imagen suficiente presagio?

La respuesta a esa pregunta es Transformers 4 - La era de la extinción. Sin personajes, sin argumento, una sucesión de efectos especiales, de peleas entre robots gigantes en las que el movimiento de cámara es tan acusado que no sabemos quién está ganando, chistes de más que dudosa gracia... La cinta ha conseguido el dudoso honor de ser aún peor que la tercera parte, El lado oscuro de la luna. Y sin poder darte el gustazo de reir con John Turturro.

La broma de Kelsey Grammer (Frasier, Hank McKoy / Bestia) como villano principal es de un trágala bastante difícil. Lo mismo que Mark Wahlberg como genio de la robótica y protagonista principal. 

Vamos, un despropósito que sufrir durante 165 minutos (sí, amigos, dos horas y tres cuartos de dudoso gusto). Y ni siquiera la habitual chica guapa ayuda a pasar el trago ni hacer olvidar a Megan Fox o Rosie Huntigton. Me refiero al palmito, claro, que habilidades interpretativas tiene las mismas que ellas o un cactus. 


La chica guapa... mejor dedícarse a otra cosa

Menos mal que no fui al cine a verla. Es de suspenso sin paliativos.

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