sábado, 24 de junio de 2017

Elysium

La ciencia ficción es un género que, tanto en la literatura como en el cine, explora los entresijos de la civilización humana y trata de trazar rumbos creíbles y posibles en el futuro. 

Elysium  retrata con esmero cómo podría ser este futuro, en este caso no muy lejano: con un planeta superpoblado y casi agotado, las élites se desplazan a una estación orbital mientras que la inmensa mayoría de sus habitantes se convierten en mano de obra por unas migajas de tecnología.


No es cyberpunk, le falta esa atmósfera oscura, húmeda y opresiva, y le sobra sol, calor, exoesqueletos y sudor. Al mismo tiempo, a Elysium le falta ese glamour que el género de las corporaciones y la inmersión en la red proyecta en el espectador o en el lector. 

¿Qué ofrece entonces Elysium? Pues una distopía interesante y descarnada, en la que el bueno de Matt Damon, el yerno que todo padre quisiera tener, busca su propia curación y la de la hija de una amiga de la infancia con la que se reencuentra por casualidad. 

Para conseguir sus objetivos deberá enfrentarse al sistema establecido. Los privilegiados que viven en Elysium no desean compartir estos priviliegios por miedo a perderlo todo. Y cuando cada uno de ellos dispone de una cámara médica en su casa capaz de obrar milagros como la curación del cáncer en apenas unos minutos, uno puede llegar a entenderlos.


Mira qué mala soy

Es más, no es difícil ver paralelismos con lo que está ocurriendo en el Primer Mundo en general y nuestra Vieja Europa en particular, con las crecientes restricciones a la inmigración ilegal. Elysium es igual, solo que con armas que barren el cielo de lanzaderas no autorizadas cuando osan penetrar en su espacio aéreo. 

Visto así, la historia no es nada nueva. Ni tampoco el desarrollo de la misma. Entonces, ¿qué hace a Elysium interesante? Por un lado una siempre solvente Jodie Foster, en este caso como fría y calculadora dominatrix espacial que hará todo lo que crea necesario para mantener la situación actual. 

Y, por otro lado, el propio Elysium. Una especie de estación espacial que recuerda poderosamente al Mundo Anillo de Larry Niven, aunque de proporciones más modestas. Cuando uno sobrevuela Elysium, ve todo lo que Niven nos describió de un modo menos hard.

¿Cómo termina la historia? Bueno, tenemos a Matt Damon de nuestra parte, ¿no? ¿Hace falta decir algo más?

Elysium no será recordada como uno de los pilares de la ciencia ficción contemporánea, pero esas vistas sí que son inolvidables.

¿Quién dirá que no a una parcelita en Elysium?

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