domingo, 23 de septiembre de 2018

Spotlight

Spotlight sería algo así como "El foco" y en la película del mismo título es el titular que lleva en el Boston Globe el artículo de investigación estrella que se publica después de madurar y dar fruto, en la mejor tradición del periodismo escrito. 



El Boston Globe ha pasado a la historia del periodismo por ser el periódico que se atrevió a poner negro sobre blanco los numerosos casos de abusos ocurridos en la diócesis de Boston y que, al parecer, eran conocidos por la jerarquía eclesiástica. No solo eso, sino que se protegió a los sacerdotes durante años, hasta que el escándalo se convirtió en una bomba de proporciones épicas. 

El tema de los abusos sexuales en la Iglesia Católica daría para verter ríos y ríos de tinta, además de rabia y vergüenza. Más cuando escándalos de este tipo se han reproducido en tiempos recientes (solo hay que recordar la renuncia de todos los obispos chilenos cuando el papa Francisco se atrevió a recriminar su actitud en público) y se están convirtiendo en granadas de mano destinadas a reventar la labor del papa Francisco, que en apariencia está pisando bastantes callos en la curia vaticana. 

En cuanto a Spotlight está en la tradición de películas como Todos los hombres del presidente o series como Lou Grant y en ese sentido se ha llevado parabienes tanto de público como de crítica, incluyendo premios como el oscar a la mejor película de 2016. 




Bueno... 

Me parece que no es para tanto. Vale que tiene un elenco de actores sobresaliente, entre los que se encuentra el siempre solvente Liev Schreiber y el recuperado para la causa Michael Keaton (Mark Ruffalo me parece un poco sobrevalorado), pero creo que tira mucho de tópicos y típicos: las dificultades que deben sortear los protagonistas, la sorpresa que les supone la verdadera magnitud de los hechos, el jefe de departamento que se enfrenta a los poderes fácticos... un poco de todo. 

Sin olvidar el tradicional alegato a la libertad de prensa, la conciencia de los periodistas y ser un icono de lo que el periodismo tradicional puede conseguir en estos tiempos en los que el periodismo digital y la inmediatez de las noticias, aún faltas de filtrado, han convertido nuestras vidas.

Aunque se agradecen películas así, basadas más en el juego interpretativo de los profesionales en lugar de en un interminable despliegue de fuegos artificiales y efectos especiales, vuelvo a decir que me parece que no es para tanto. Aún digo más: que si no fuera por el tema que trata, de alta sensibilidad, hubiera pasado por las salas de cine con mucha más discreción. Una buena película, sí, pero no especialmente relevante. 

Hoy mismo tiene un 8,1 en imdb. Un poco excesivo para lo que ofrece, diría yo. 

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