Ya sabíamos que Hugh Jackman, además de
llevar casi dos décadas siendo Lobezno y el único en haber salido en
todas las películas de mutantes, es un consumado cantante y bailarín de
musicales. Lo demuestra en este biopic bastante edulcorado en cuanto a su protagonista (P.T. Barnum), desde el espectacular número de entrada hasta el mismísimo final.
Pero cada uno de los protagonistas que le acompañan ponen su granito de arena: Zac Effron, Zendaya o Keala Settle llevan a cabo números espectaculares que dan lustre a canciones con mensaje, como esa This is me que tanto emociona.
La historia no es que sorprenda precisamente. El amigo P.T. Barnum, hijo de un sastre, es un visionario que sueña con ser un magnate del espectáculo y que va de fracaso en fracaso, acompañado por su mujer y sus hijas Hasta que da con una panda de inadaptados, los tunea en cierto modo para hacerlos más atractivos al gran público e inventa el Circo, el mayor espectáculo del mundo.
Desde ese momento el dinero cae a montones en sus bolsillos, pero en lo personal su mundo se desmorona y está a punto de perder a su familia por su mala cabeza y una pelirroja que nunca tiene suficiente (Never enough, otro numerazo).
Menos mal que su redención llega a tiempo y se convierte en un triunfador pleno, en los negocios y en la familia, a pesar del incendio de su local que lo destruye por completo, pero que a cambio le da la colosal idea de utilizar una carpa para alojar su nuevo espectáculo.
Bueno, es un poco eso, una historia de superación, caída y redención que hemos visto en pantalla una y mil veces. Lo novedoso, lo que llama la atención y la hace algo diferente, es que en lo visual y en lo musical es una de las películas más poderosas de los últimos tiempos.
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