Cuando la hermana Mary acogió en el orfanato al pequeño Lenny Belardo, nada hacía esperar el futuro que se abría ante él. Cuando, años después, el joven Lenny fue elegido Papa con el nombre de Pío XIII, toda la congregación se extrañó.
Pero quizá se extrañaron demasiado pronto. Porque el joven Pío XIII, que muchos en la Curia eligieron porque pensaban que era manipulable, demostrará no solo que estaban equivocados sino que se puede ser reaccionario y retrógrado de forma independiente a la edad que tengas.
Fumador empedernido, partidario de la misa en latín y de espaldas, contrario a que los homosexuales puedan ser sacerdotes... incluso al final del primer episodio confiesa no creer en Dios. ¿Quién narices es Lenny Bolardo y por qué hace lo que hace?
El joven papa es una serie desconcertante, como su personaje principal, encarnado de forma muy solvente por Jude Law, que le presta su cara de niño bueno y un aire macarra que le acompaña siempre, desde los mismos títulos de crédito.
No sabes nada de Lenny. No sabes nada de Pío XIII. No sabes si es un santo, un demonio o un loco. Sabes lo mismo que los cardenales de la Curia, que no están seguros de si han puesto a la Iglesia en manos de un personaje que va a destruirla, porque la distancia con los creyentes es más grande que nunca, algo que no parece importarle nada a Pío XIII, que reparte estopa a diestro y siniestro y da una de cal y otra de arena.
Pues eso, una serie desconcertante que he seguido más por curiosidad y por inercia que por otra cosa, aunque está bien aprender un poco de los tejemanejes dentro del Vaticano y todo eso.
En imdb le dan en esta fecha una puntuación de 8,4, solo reservada a verdaderas joyas del cine y la televisión. Con todos mis respetos, El joven papa no llega a serlo, aunque la factura del creador (Paolo Sorrentino) y del elenco de actores (además de Jude Law tenemos a Diane Keaton e incluso a nuestro Javier Cámara) no desmerece para nada.
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