¿Qué puede llevar a un ser que posee la vida eterna, aunque ésta sea una eterna maldición a volver al instituto? Esta sencilla pregunta, sin aparente respuesta razonable, encierra en sí misma el sentido que tiene la saga Crepúsculo, que nos castiga con su nueva entrega Amanecer I (sí, amigos, habrá un Amanecer II).
No ha sido suficiente con Crepúsculo, Luna Nueva o Eclipse. El mundo no está preparado para esto, pero nadie puede remediarlo.
Hace unos cuantos años fui confiadamente al cine con mi santa esposa, fanática de las historias de vampiros (lo más cerca al frikismo que estará, la pobre). Había visto en la tele un anuncio de Crepúsculo, pero no tenía mucha idea de qué iba la peli.
Hace unos cuantos años fui confiadamente al cine con mi santa esposa, fanática de las historias de vampiros (lo más cerca al frikismo que estará, la pobre). Había visto en la tele un anuncio de Crepúsculo, pero no tenía mucha idea de qué iba la peli.
Debí sospechar cuando vi el cine plagado de jovencitas hiperhormonadas que no paraban de cotorrear y que, por lo que parecía, no era la primera vez que iban a ver la peli. "No pasa nada - pensé - También yo he ido alguna vez dos veces a ver lo mismo". No fui capaz de prever el horror que iba a desplegarse delante de mis ojos, que por pura suerte no se derritieron allí mismo.
Edward Cullen (el cara de palo Robert Pattinson) es maaaaaalo, muy malo. El terror de las nenas, distante y provocador. Un James Dean un poco pálido.
Bella Swan (la no menos cara de palo Kirsten Stewart) es la niña modosita que se siente atraída por el chico malo. Recién mudada a casa de su papito en el lluvioso estado de Washington (capital Seattle... noooooooo; un villorrio llamado Olympia), donde hay muchos árboles y llueve todo el día.
Lo aderezamos con un poco de misterio, pero poquito, no se vaya a aburrir el personal, y un triángulo amoroso de esos que tanto nos gustan, y ya tenemos el cóctel con el que podremos dominar el mundo.
Hay un poquito de todo: vampiros vegetarianos, hombres lobo, vampiros normales, clanes de vampiros, escenas en Italia (donde descubrimos que los vampiros brillan cuando les da el sol)... Y unos protagonistas (Robert Pattinson y Kirsten Stewart) pretendidamente glamourosos y carismáticos, pero que no da más que grima.
¡Cuánto he sufrido en esas salas de cine! ¡Cómo me hierve la sangre con las caras que se ponen, para no llegar a ninguna parte, nunca! ¡Cuántas veces me han dado ganas de levantarme y plantarles un soplamocos a cada uno! Así, uno del derecho y otro del revés.
Entiendo que estas cosas tengan su público, porque tiene que haber gente para todo. Pero cosa más ñoña, previsible y vacía hace mucho tiempo que no he tenido ocasión de disfrutarla.
Esta vez me he negado en banda a acudir a los Yelmo. La escena del tráiler en que Bella se toca la barriguita, presumiblemente embarazada de Eduardo, me da un repelús tremendo. Mi integridad mental no soportaría el bofetón de realidad de demostrarse lo que sospecho.
De verdad, no los aguanto. ¡Y pensar que este Pattinson estuvo a puntito de ser el nuevo Peter Parker!
Estimado Salcines, hijo de Salcines...señor de Gijón (pon la voz de Aragorn...imaginanos en la dele diciendo Guíllamon, hijo de Guíllamón señor de Mosqueruela)(si,la tilde en la í).
ResponderEliminarCreo que has sido muy benévolo. Te estas volviendo mayor? o más blando?...jejejeje
Tienes mucha información, no???...demasiada...
Grimnebulin