He caído en la moda de la literatura negra nórdica con los casos del Departamento Q, una serie de novelas del autor danés Jussi Adler-Olsen.
Y es que esto de la literatura negra nórdica es una moda fuerte: desde Stieg Larsson y su trilogía de Millenium, pasando por Camilla Lackberg, Jo Nesbo, Asa Larsson... sin olvidarnos de Henning Mankell, están siendo todo un fenómeno mundial.
El padre de la criatura |
Oí hablar muy bien del Departamento Q y me puse a ello. No me defraudó ninguna de las historias (he leído las seis que creo que están traducidas al castellano) y ahora me queda pendiente ver las películas, telefilmes más bien, basados en estos libros.
El autor, a través del inspector de policía Carl Morck, nos deja ver en cada título una porción de la sociedad europea en general, nórdica y danesa en particular. Y comparte mucho con los otros autores mencionados, por ejemplo esa sordidez que se encuentra al poco de rascar en la brillante superficie.
En La mujer que arañaba las paredes se cuenta el origen del Departamento Q, encargado de reabrir casos antiguos que se cerraron en falso. En esta ocasión será la desaparición de una brillante mujer, rutilante figura en el escenario político danés. Su desaparición encierra una historia de venganza, madurada durante años y llevada a cabo con una frialdad enfermiza.
La segunda novela, Los chicos que cayeron en la trampa, se centra en un grupo de jóvenes de alta cuna, acostumbrados a hacer todo lo que desean y dejarse llevar por las pasiones más desenfrenadas hasta que nada les sacia y deciden dar un paso más allá: la caza mayor, la del ser humano. Una de ellos, ahora convertida en una persona sin hogar, servirá para tejer la historia y resolver diversos asesinatos.
El mensaje que llegó en una botella empieza de una forma rocambolesca: el mensaje que un adolescente dejó caer al mar cuando estaba a punto de ser asesinado aparece después de varios años en las costas de Escocia. El mensaje, escrito con sangre y prácticamente ilegible, llegará al Departamento Q, que terminará capturando a un despiadado asesino en serie.
Expediente 64 es otra historia de venganza que perdura a través de los años, enmarcada en cierto programa de eugenesia activa y más o menos declarado del gobierno danés en los años sesenta y setenta del siglo pasado. Una de sus víctimas terminará por deshacerse de todos aquellos que la hicieron daño en su juventud. Todo ello dando un pequeño paseo por las cloacas del populismo de extrema derecha.
El efecto Marcus comienza con una historia de corrupción en un departamento de cooperación internacional de Dinamarca, y un muerto descubierto por error por Marcus, un joven gitano que se gana la vida con pequeños hurtos en la capital danesa. Es una historia además que toca la fibra, porque Marcus intenta por todos los medios escapar de su aparente destino y parece traer la desgracia a todos aquellos que se preocupan por él.
Para finalizar Sin límites, en la que los celos sustituyen a la venganza como sentimiento de base, en un entorno relacionado con las nuevas religiones, neo hippismo y demás. Bueno, esto no es del todo cierto, porque si bien los celos es lo más aparente, también la venganza está presente, aunque en un segundo plano y sin asomar la cabeza hasta los capitulos finales.
Todos estos títulos no son whodunits de estilo clásico. Más bien, el lector sabe a quién busca el sufrido Departamento Q y según pasan las páginas las diferentes historias van convergiendo en una suerte de climax final. Esto lo hace bien Jussi Adler - Olsen, produciendo libros que el lector quiere leer. Parece una perogrullada, pero no es ni será el último libro del que paso las páginas de una forma más o menos mecánica esperando que llegue el final. No ocurre así con el Departamento Q, creedme.
Carl y Assad |
¿Y qué es eso del Departamento Q? Pues seguramente el punto fuerte de la serie: sus personajes. Compuesto de una pandilla bastante disfuncional, con el inspector Carl Morck a la cabeza. Separado, superviviente de un tiroteo, vive con uno de sus compañeros que quedó paralítico en la misma acción, un hijo postizo y un inquilino con una fabulosa colección de playmobil.
Assad es el ayudante de Carl y, quizá su amigo. En cada libro vemos algún retazo más de su personalidad, pero poco de su historia personal. Una historia personal que promete bastante, todo sea dicho. Un chiste recurrente es su dificultad al entender algunos giros del danés y los equívocos que llegan, entonces.
Rose es la segunda ayudante de Carl, descrita en los libros como alguien a medio camino del punk más clásico, brillante y con un inquietante desdoblamiento de la personalidad en algunas ocasiones.
Los libros del Departamento Q son algo que no puedo dejar de recomendar.
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