No suelo ver cine español, la verdad. Un cine que vive en su mayor parte de subvenciones que se entregan con independencia de la calidad del producto no me parece la mejor forma de asegurar esa misma calidad. Además, y aunque no tenga nada que ver, he de confesar que no soporto a Pedro Almodóvar ni he visto completa ninguna de sus películas. Ni ganas que tengo, vamos...
Pero está claro que no vale generalizar y a veces encuentras películas que merecen mucho la pena y las subvenciones que haya podido recibir. Yo lo hice con El cuerpo.
Y eso que la cosa no prometía para nada: Hugo Sivla (¡nah!), Belén Rueda y su permanente gesto de asquito y José Coronado. Bueno, también estaba el peinado de José Coronado....
Hugo Silva es Álex Ulloa, un prometedor químico que se casa con Mayka Villaverde (Belén Rueda), la madura dueña de unos laboratorios químicos. Mayka no pierde ocasión en hacer ver a Álex a quién le debe todo lo que es, no duda en dejarle en evidencia delante de otros ni repara en que sus bromas ácidas no acaban de gustar a su chico. Mayka Villaverde es una persona acostumbrada a que los demás salten cuando ella grita ¡salta!.
Pero Álex cree que merece más, que por sí mismo es válido para la empresa y para la Universidad, en la que también da clases. Y, como la carne es débil, conoce a la dulce Carla (la funcionaria del tiempo Aura Garrido), una cosa lleva a la otra y de ahí a pensar deshacerte de tu mujer no lleva más que un paso.
Y, claro, Mayka muere de una causa en apariencia natural.
Ahí entra en discordia el inspector Jaime Peña (José Coronado y su peinado), que desde el principio sospecha de Álex. Incluso cuando la cosa ya riza el rizo y el cuerpo de Mayka Villaverde desaparece de la morgue, al parecer por su propio pie. El despiporre, vamos.
Ese peinado, amigos, ese peinado |
Una atmósfera un tanto opresiva para el espectador, una tensión en ciertas escenas, sombras que se perciben, pruebas incriminatorias que aparecen como por arte de magia, coches con las luces encendidas, interrogatorios continuos, la cara de Álex, demacrado y agotado, el pelo de José Coronado.... Nada que no hayamos visto ya en el cine, pero que sigue siendo igual de efectivo. Por lo menos a mí me tuvo en vilo un buen rato.
Y el giro final... no lo vi venir. Es lo que le da a la película una sensación de redondez total y absoluta. Una película que ha sabido llevarme hacia una dirección y que, sin que yo me diera cuenta, me ha mostrado otra realidad que no esperaba. Y sin trampas, ¿ein?
Pero con el pelazo de José Coronado.
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