sábado, 5 de junio de 2021

Banu Qasi: los hijos de Casio

Me aburro.

Esto es lo que pensaba mientras leía Los hijos de Casio, de Carlos Aurensanz. Vaya aburrimiento, cómo me costó acabar el libro y qué pena. Todo eso.

Es una pena, porque el período histórico y el protagonista son suficientemente atractivos para que me interesara por el libro, pero el resultado no fue satisfactorio. Una pena, porque tampoco es justo juzgar a un autor por solo un libro, teniendo también en cuenta que cualquier buen escribano hace un borrón, pero no. No creo que siga con la serie. Hay muchos libros que leer, comics, juegos de rol, series y películas, y demasiado poco tiempo por delante para poder disfrutar. 

 



El libro narra la historia de Musa ibn Musa, Musa el Grande de los Banu Qasi, del que dicen que llegó a autodenominarse como tercer rey de España (ya me cuesta, ya), junto con el rey de Asturias y el emir de Córdoba. 

Los Banu Qasi fueron una poderosa familia muladí (cristianos convertidos al islamismo durante los primeros días de la conquista de la Península) por la visión política del conde Casio. Gracia a su conversión conservaron una cuota de poder que les hizo rivalizar con los grandes poderes de su tiempo, e incluso hicieron temblar el trono de Córdoba. 

Musa ibn Musa fue el cuarto dirigente de la familia, tras el propio Casio, su hijo Fortún ibn Qasi y su nieto Musa ibn Fortún (nótese la progresiva adopción de nombres musulmanes), que vivió a caballo de los siglos VIII y IX. 

Este mapa de Wikipedia ayuda a hacerse una
idea de la dimensión de los Banu Qasi en el s. IX

 

El mismo Musa podría considerarse un mestizo, puesto que era hijo de Oneca, madre de Íñigo Arista, considerado primer rey de Navarra. De hecho, con los navarros (o vascones) se alía en numerosas ocasiones, incluso en contra de su señor natural, para conservar el señorío sobre las tierras del Ebro, casándose con una hija de su medio hermano, Assona Iñiguez.

Como digo, un período histórico del que se conoce poco y en el que los bárbaros reinos cristianos del norte se van reponiendo cultural y militarmente y se empieza a ver que resultarán un hueso duro de roer para un emirato, y luego califato, que todavía es deslumbrante en ambos aspectos y que continuará siéndolo durante casi doscientos años más, alumbrando todavía personajes de talla mundial como el primer califa Abderramán III.

Los hijos de Casio hace un recorrido por la vida de Musa ibn Musa, pero el problema es que aparte de esto, carece de atractivo. El estilo es plomizo, las páginas pesan y pasar de una a otra es una epopeya digna de Hércules. Me ha pasado lo mismo con José Luis Corral (con Numancia, no tanto con El Cid), Larry Niven, Yeyo Balbás (este por no dejar de demostrar todo lo que sabe) o Artur Balder (este porque malo, así sin tapujos).

El autor

 

Creo con firmeza que hay que apostar por los autores patrios, pero me he encontrado también que, salvo honrosas excepciones, no soy capaz de continuar con su lectura. Y que otros, amados por el público en crítica y ventas, tampoco son nada del otro mundo. Hablo ahora principalmente de autores de literatura histórica, que ya llegará el momento de hablar de otros géneros. 

Mi recomendación para Los hijos de Casio: buscar otra lectura más gratificante. 

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