sábado, 12 de marzo de 2022

Belleza oculta

Howard es un hombre de éxito, propietario de una agencia de publicidad que está rompiéndolo y con una familia compuesta por su mujer y su pequeña hija. 

Todo eso salta en pedazos cuando la pequeña fallece de forma inesperada y Howard queda roto. Tanto que en la práctica deja el trabajo y casi de comer mientras se dedica a vagar por la ciudad como alma en pena, quizá deseando que el azar se lo hubiese llevado a él en lugar de a su hija. 

Tanto es así que sus socios en la agencia le ponen un detective para buscar la forma de incapacitarle y poder dar luz verde a la lucrativa venta de la empresa y que no es posible realizar por la apatía de Howard, que ni siquiera se digna a firmar al pie del documento de compra-venta. 

 

La detective recoge unas cartas que Howard escribe y deposita en un buzón callejero. Van dirigidas a la Muerte, al Amor y al Tiempo y están cargadas de reproches y amenazas. Los socios ven en esto una oportunidad de recuperar a Howard, algunos por afán crematístico y otros por un sincero deseo de ayudar al que también es su amigo. 

Deciden contratar a un grupo de actores y preparar con ellos unos guiones de situaciones en las que Howard se encontrará con aquellos a quienes escribe. Esperan que algo haga click en su cabeza y reaccione por fin para poner punto y final a la espiral de autodestrucción en la que lleva inmerso un tiempo. 

Hay un doble juego en la pelicula: por un lado el drama personal de la pérdida de una hija a muy temprana edad. Este drama se desarrolla durante el metraje y el espectador está aprendiendo de la situación personal de Howard hasta el giro dramático y la revelación que se produce en la parte final de la película y que golpea con toda su dureza al estómago. 

El otro juego es el de la ambigüedad. A medida que avanza la película, dejamos de estar seguros de lo que estamos viendo. ¿Son actores interpretando un personaje o son en realidad Muerte, Amor y Tiempo los que se están viendo con Howard? 

De izquierda a derecha: Muerte, Amor y Tiempo
 

Ninguna de las dos cosas resulta nueva. El juego con las emociones es algo que se lleva haciendo desde que el cine es cine y que ya he comentado por aquí en varias ocasiones. Algunas veces está mejor hecho que otras, a veces es más tramposo y otras veces más ingenuo. Pero siempre resulta doloroso. 

El de la ambigüedad también es más viejo que la tos, no nos engañemos. en Belleza oculta se hace de forma sutil, gracias al registro de los actores que encarnan a los personajes. Helen Mirren es una actoraza de la cabeza a los pies y Keira Knightley pocas veces ha resultado ser más dulce que en esta película. 

Estamos ante una obra solvente, con un reparto muy digno al que añadimos a Kate Winslet y Edward Norton como caras más conocidas, además de Will Smith como protagonista con cara de permanente enfado y ojos llorosos. Una película que se ve con agrado, con la que se llora y se viene uno arriba al final. 

Pero también es una película que no se recordará por mucho tiempo, como demuestra su merecido 6,8 con el que cotiza hoy en imdb. 


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