domingo, 20 de marzo de 2022

El gordo y el flaco

Stan Laurel y Oliver Hardy, el Gordo y el Flaco, dos personajes que marcaron una infancia en la que tuve la suerte de disfrutar de una televisión pública de calidad. Menos mal, porque hasta principios de los años noventa, fue la única cadena de televisión disponible. 

TVE programó muchas películas de Laurel y Hardy, aunque también de otros grandes maestros del humor como los hermanos Marx, los disparatados Abbot y Costello, Chaplin, el acróbata Harold Lloyd o el siempre impasible Buster Keaton. De todos ellos, el Gordo y el Flaco fueron de mis favoritos desde siempre. 

Más tarde supe que ellos mismos doblaban sus películas a otros idiomas, entre ellos el castellano. Supongo que por eso tenían un acento tan peculiar y característico. Una especie de marca de la casa, se podría decir. 

 

En 2018 se estrenó Stan & Ollie, dirigida por un tal Jon S. Baird y protagonizada por Steve Coogan (Stan Laurel) y John C. Reilly (Oliver Hardy). 

La película cuenta, en poco más de hora y media, la historia de unos personajes crepusculares, ya lejos de sus momentos de gloria, durante una gira realizada por teatros de Inglaterra en la década de los cincuenta del siglo pasado. 

Los avatares de la gira son dignos de mención, comenzando en teatros de segunda o de tercera, viviendo en pensiones de mala muerte para, poco a poco, ir hacia arriba como en los viejos tiempos cuando eran el dúo cómico más famoso del mundo. 

Original...

 

Pero lo más atrayente de la película es la forma en la que cuenta las relaciones personales entre ambos, cómo Hardy se embarca en esta gira "engañado" por su socio Stan a cambio de la supuesta producción de una nueva película, mientras asistimos a diversos flashbacks de tiempos mejores en los que surgieron dificultades que dañaron su amistad. Se nos presentan también a sus respectivas esposas, de caracteres tan diferentes como ellos mismos, como un factor más a considerar para comprender por completo su relación

El punto de inflexión es el infarto que Oliver Hardy sufre debido al ritmo de trabajo y sus excesos vitales. Es a partir de ese momento cuando ambos vuelven a valorar como se merece al otro, al compañero con el que han compartido vida y experiencias durante muchas décadas, a pesar de todos los elementos que los han separado hasta un punto de casi ruptura, pese a lo cual Stan Laurel nunca dejó de escribir gags para los dos, incluso durante los tiempos más duros en los que la reconciliación estaba más lejos que cerca.

... y copia. Impresionante

 

La película es muy amable con los personajes y se basa en las magníficas actuaciones de sus protagonistas que, apoyados en el trabajo de maquillaje, llegan a identificarse con los protagonistas reales y consiguiendo un parecido físico que resulta asombroso. 

La duración de la película, tan ajustada, ayuda en gran medida a no pasarse y pecar de pesada. Siempre sucede algo en pantalla. 

Hoy cotiza a 7,2 en imdb, nota con la que estoy de acuerdo. Deja un buen recuerdo y ayuda a pasar una tarde.

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