La guerra del mañana es una cinta de ciencia ficción producida por Amazon. Hay que ver cómo es cada vez más habitual que las plataformas produzcan cine de mayor o menor calidad, aumentando una oferta que ya de por sí es inabarcable para la mayoría de los aficionados.
Habría que estudiar en profundidad el caso, porque no puede ser que las decenas de títulos que salen a la luz sean rentables más que en una pequeña cantidad muy selecta. El resto pasará al limbo de los justos, en este caso a las profundidades de un catálogo cada vez más amplio, a la espera de que alguien la descubra, seguramente por casualidad mientras navega por su menú personalizado con aire distraido.
La premisa de La guerra del mañana es bastante interesante: en un momento dado cambia la historia de la Humanidad cuando un grupo de viajeros del tiempo viene desde nuestro futuro. El sueño húmedo de los físicos teóricos y de los frikis de la ciencia ficción, la conformación de que el viaje en el tiempo es posible.
Pero el suceso está lejos de ser una fiesta y resulta ser más bien un funeral: resulta que en el futuro del que vienen se está librando una guerra en nuestro planeta. Y la estamos perdiendo.
A qué vienen entonces nuestros descendientes, nos preguntamos. No vienen a huir de nuestro futuro, no. Vienen a buscar carne de cañón, soldados de reemplazo que repongan las bajas y refuercen los mermados ejércitos que luchan por la supervivencia de nuestra especie. Poco más que eso, porque lo que sucede a continuación es la consolidación de un sistema de relevos al más puro estilo de la Primera Guerra Mundial: después de una somera instrucción militar, los ciudadanos que se presentan voluntarios o son elegidos por sorteo, viajan al futuro por un corto período de tiempo y luchan contra la despiadada raza alienígena que nos está masacrando.
El problema, que el porcentaje de bajas es escandalosamente alto y la mayor parte de los que se van, ya no vuelven.
La carne de cañón |
Hasta que llega Dan Forester (Chris Pratt, en un papel típico repleto de tópicos), hoy profesor de instituto y antiguo miembro del cuerpo de marines de los Estados Unidos de América. Un USA boy de libro, vamos, al que le toca la lotería y debe prestar su período de servicio y será con el que veremos el futuro, no demasiado lejano, que nos espera si no somos capaces de vencer en la guerra que se libra ahí.
Compliquemos la historia con alguna que otra paradoja temporal. Compliquémosla aún más, con el descubrimiento de la raíz del problema en el accidente fatal de una nave espacial en una remota región polar, que llevará al reconocimiento de que estamos luchando contra lo que resulta ser poco más que una jauría de bestias que se encuentran lejos de ser la especie inteligente que construyó la nave estelar.
Cómo no, busquemos la épica de enviar a un pequeño grupo de combatientes a erradicar ese germen de la guerra en una misión cuyo éxito estará permanentemente en el fiel de la balanza, amenazando con caer por el precipicio del fracaso.
Por último, añadamos unas gotas de conflicto personal y familiar y tendremos el cuadro completo de La guerra del mañana.
La premisa de inicio es de lo más interesante que he podido ver que se haya propuesto en los últimos años. La pena es que todo lo demás a su alrededor hace que la cinta sea poco más que una película de acción como las que hay a montones, que hacen pasar un par de horas agradables y entrentenidas y que luego son perfectamente olvidables. De hecho, hasta que no he empezado a buscar imágenes con las que ilustrar la entrada y he pensado un poco en ello, había olvidado casi la totalidad del argumento.
Poco a poco he ido recordando y añadiendo capas al cuadro, haciéndolo algo más atractivo, pero sin que destaque demasiado contra el resto de la exposición.
Entretiene, que no es poco. Y cotiza hoy a un digno 6,5 en imdb.
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