La entrada de hoy es una excusa para desahogarme.
Mi país lleva dos años en crisis, una profunda crisis que algunos se negaron a aceptar y así nos va. Más de cuatro millones y medio de parados, un 20% de la población activa. Más de un millón de hogares en los que no entra ningún salario ni cobertura social. Un déficit público que crece de forma galopante. Seis trimestres con PIB negativo hasta el último en que se aprecia un pírrico aumento del 0,1% que nos permite, alegres, pregonar a los cuatro vientos que hemos salido de la recesión.
Un país con grandes deficiencias estructurales, donde la inversión en I+D+I no llega a la media comunitaria. Un país que ha crecido gracias al ladrillo y al pelotazo. Un país cuya clase política está a años luz de lo que sería necesario. En suma, un país deprimido y pesimista. A no ser, claro, que ganemos el mundial de Sudáfrica. Entonces se habrá arreglado todo.
¿Dónde han estado los sindicatos hasta ahora?
Basta que se anuncie que se va a tocar el sueldo de los funcionarios, a la baja por supuesto, para que se monte la de Dios es Cristo en unas horas. Amenazas de huelga, declaraciones populistas y demagogas... No olvidemos que el funcionario tiene su puesto garantizado de por vida. Porque han sacado una oposición. ¿Y luego? ¿Y si su empresa tiene problemas? Porque su empresa es la Administración, cualquiera de ellas. ¿Dónde está el fomento de la productividad? ¿No es más el fomento de la covachuela, la camarilla y la sopa boba?
¿Dónde estábais vosotros sindicalistas, desgraciados, cuando la gente ha ido perdiendo su empleo? ¿Cómo podéis enarbolar la bandera del progresismo y la lucha por el trabajador sin que se os caiga la cara de vergüenza? No sois más que fariseos.
¿Olvidáis que los trabajadores del sector privado también ven congelados o recortados sus sueldos, en muchos casos aún menores que el del más mísero funcionario? ¿Olvidáis además que éstos, a diferencia de aquellos, pueden verse en la calle en cualquier momento? ¿No pasamos acaso todos un "concurso oposición" todos los días?
Me da asco. Parece que hay trabajadores de primera y trabajadores de segunda, que tienen que cargar todo a sus espaldas.
Y, además, el FC Barcelona paga 40 millones de euros por Villa. Por supuesto, los aficionados están encantados cual borregos. No tendrán para comer, pero sí para el abono de temporada.
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