Pues sí,
otro día de salir con la toalla a la calle y enorgullecernos de ser frikis.
Porque tenemos derecho a ser diferentes y, sobre todo, a sentirnos diferentes. El friki, al contrario que otras minorías, no ansía ser parte del todo, integrarse en la comunidad. Más bien quiere diferenciarse todo lo posible en su subuniverso friki, centro geométrico de éste nuestro universo n-dimensional, practicar el frikiracismo con aquellos cuyas aficiones considera indignas del más mínimo frikismo ("mira tú el friki éste, lo colgao que va con las nuevas cartas de Magic") fagocitar a la sociedad si puede ser lavando el cerebro de los nofrikis y, en último término pero no menos importante, DOMINAR EL MUNDO. ¡MUAHAHAHAHAHAHAHA!
Por mí, por ti, por los altos, por los bajos, por los guapos, por los feos, por los optimistas, por los pesimistas... por todos.
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