La flor del norte es la historia de Kristina Haakonasdottir, princesa Noruega que en el siglo XIII viajó a Castilla a desposarse con uno de los hijos de Alfonso X y es la primera novela que leo de su autora, Espido Freire.
Una novela histórica, narrada en primera persona, que comienza contando la infancia de Kristina en la helada Noruega y, a través de ella, algo de la historia de ese desconocido país. Kristina era el tesoro de la Casa de Noruega, por el que se buscaba conseguir las mejores condiciones. A una edad ya avanzada para la época, se decidió emparentar con Castilla en un período de pujanza de este reino cuyo rey incluso presentaba su candidatura a ceñir la corona imperial.
Al sur viajó Kristina acompañada de un séquito de principales de su país, atravesando Inglaterra, Francia y Aragón, donde enamoró a Jaime I. Llegó a Sevilla, lugar de la corte por aquel entonces, conoció a su marido y se casó.
Kristina intenta hacerse a unas costumbres y unas gentes muy diferentes a las que estaba acostumbrada y que la miraban por encima del hombro, aunque la llamaran doña Cristina o la flor del norte. Abandonada por sus compatriotas, de vuelta a su país, e ignorada por su marido, doña Cristina intentó llevar su casa de la mejor forma posible.
Pero Kristina enfermó de gravedad, tanto que no se podìa hacer nada por ella, muriendo en la capital andaluza a la edad de 28 años. La autora lanza la hipótesis del asesinato, aunque yo no he leído nada que la sustente, pero como hilo argumental resulta más que interesante.
Es en esta parte del libro donde cambia el tono y la autora nos descubre a una Kristina totalmente diferente a la que hemos visto hasta ese momento, explicando las motivaciones detrás de ciertos comportamientos de ella y los que la rodean. La cándida e ingenua, la siempre perfecta Kristina, se convierte en una manipuladora egoísta a la que no le importa demasiado lo que ocurra con los demás.
Un libro desigual, con un arranque lento y algo espeso pero que luego agiliza, aunque es difícil llevar la escasez de diálogo y la abundancia de descripciones. Lo mejor es el tratamiento de los personajes, muy ricos todos ellos y especialmente Kristina, con la que se empatiza hasta que descubrir cómo es en realidad es como un latigazo en la cara. Aunque, dicho sea de paso, no sabemos cuál de las dos visiones es la real.
Me apetecía leer algo de Espido Freire. Una autora de la que siempre me llamaron la atención su pelo y sus grandes ojos. Luego la conocí en su etapa de colaboradora de programas radiofónicos, con una voz pausada y suave que parecía ir mucho con sus ojos soñadores. Hace mucho que perdí su pista, así que me alegré mucho de poder leer algo suyo.
En cualto al libro, un seis.
Kristina intenta hacerse a unas costumbres y unas gentes muy diferentes a las que estaba acostumbrada y que la miraban por encima del hombro, aunque la llamaran doña Cristina o la flor del norte. Abandonada por sus compatriotas, de vuelta a su país, e ignorada por su marido, doña Cristina intentó llevar su casa de la mejor forma posible.
Pero Kristina enfermó de gravedad, tanto que no se podìa hacer nada por ella, muriendo en la capital andaluza a la edad de 28 años. La autora lanza la hipótesis del asesinato, aunque yo no he leído nada que la sustente, pero como hilo argumental resulta más que interesante.
Es en esta parte del libro donde cambia el tono y la autora nos descubre a una Kristina totalmente diferente a la que hemos visto hasta ese momento, explicando las motivaciones detrás de ciertos comportamientos de ella y los que la rodean. La cándida e ingenua, la siempre perfecta Kristina, se convierte en una manipuladora egoísta a la que no le importa demasiado lo que ocurra con los demás.
Un libro desigual, con un arranque lento y algo espeso pero que luego agiliza, aunque es difícil llevar la escasez de diálogo y la abundancia de descripciones. Lo mejor es el tratamiento de los personajes, muy ricos todos ellos y especialmente Kristina, con la que se empatiza hasta que descubrir cómo es en realidad es como un latigazo en la cara. Aunque, dicho sea de paso, no sabemos cuál de las dos visiones es la real.
Unos ojos para ahogarse en ellos |
Me apetecía leer algo de Espido Freire. Una autora de la que siempre me llamaron la atención su pelo y sus grandes ojos. Luego la conocí en su etapa de colaboradora de programas radiofónicos, con una voz pausada y suave que parecía ir mucho con sus ojos soñadores. Hace mucho que perdí su pista, así que me alegré mucho de poder leer algo suyo.
En cualto al libro, un seis.
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