domingo, 7 de noviembre de 2021

El hombre demolido

Tenía una cierta prevención a leer El hombre demolido, influido por la película de Sylvester Stallone. Por suerte, el parecido se queda en el título y nada más. 

El libro comienza con una guerra económica entre dos magnates, en un futuro incierto pero que se intuye relativamente cercano. Ambos magnates han estado echándose los trastos a la cabeza durante un tiempo y parecen estar cansados de ello. Una reunión en persona parece ser lo mejor para pasar página y olvidar, en la medida de lo posible. Pero esa reunión acabará con uno de ellos muerto y el otro perseguido por la policía como sospechoso de asesinato y posible candidato a la demolición. 

La sociedad de El hombre demolido es una sociedad en la que existen personas con capacidades extrasensoriales. Están divididos en castas, o niveles si se prefiere así, con diferentes aptitudes, deberes y privilegios dependiendo del nivel de su poder. Sin embargo, por norma general no aspira ni se encuentran en puestos dominantes de la sociedad, sino que sirven a sus conciudadanos en la medida que les es posible. Muchos de ellos se enrolan en la policía y luchan contra el crimen.

 

Hay que poner en contexto aquí que debe ser complicado ser autor de un crimen y que te persiga un telépata, como le ocurre al supuesto asesino. La presión de tratar de esconder tus pensamientos más íntimos a un interlocutor que, en el mejor de los casos puede leer tus pensamientos superficiales y en el peor de los casos es capaz de darle la vuelta a tu cerebro como un calcetín. 

Seguro que nos viene a la cabeza Minority report, pero aparte del recurso de los telépatas en ambos casos, no pueden ser más distintas.

El hombre demolido pasa después por diversas etapas, en las que el policía telépata persigue a su presa, siempre un paso por detrás de él y sin ser capaz de alcanzarle para poner a prueba sus defensas en un interrogatorio, mientras el sospechoso busca por todos los medios a su alcance protegerse de su perseguidor. 

Hasta que en el clímax de la novela se produce el encuentro final entre ambos, que solo puede tener un resultado. 

El hombre demolido, publicada originalmente en 1953, es una novela del período clásico de la ciencia ficción, con sus virtudes y defectos. 

 

El autor
 

Entre los segundos podemos contar que los personajes, en muchas ocasiones, no son más que esbozos de lo más superficiales, salvo quizá en el caso de los dos protagonistas. Por supuesto, hija de su tiempo, no vaya el lector en busca de un personaje femenino con peso en la trama, que no lo encontrará. No obstante, tampoco se debe demonizar a la novela ni al autor por ello, puesto que son hijas de su tiempo. 

La mayor virtud de la novela es, por supuesto, la historia que se construye en apenas doscientas cincuenta páginas. Como ya he comentado en varias ocasiones, admiro a los autores que son capaces de construir un planteamiento, un nudo y un desenlace más que satisfactorios en un espacio de papel reducido, en un mundo editorial en el que cada vez más proliferan los tochos que se acercan peligrosamente a las mil páginas. 

Recomendable, como clásico que es de la ciencia ficción. E imprescindible, si queremos saber en qué consiste la desasosegante demolición.

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