sábado, 5 de febrero de 2022

El fugitivo

Stephen King es, por distintos motivos, uno de los autores más influyentes de último cuarto del siglo XX, aunque su estrella se haya difuminado en las últimas décadas. Sus obras más recordadas e influyentes tienen ya unos cuantos años a sus espaldas (It, Carrie, El misterio de Salem´s Lot, Misery, incluso obras menores como La tienda, han cumplido más de veinte años desde su publicación). Las adaptaciones de sus obras al cine se pueden contar por decenas, dejando verdaderas joyas como La milla verde o Cadena Perpetua, además de las películas homónimas de los grandes éxitos mencionados.

Con una desbordante imaginación, al inicio era un autor tan prolífico que decidió publicar varias novelas bajo el seudónimo de Richard Bachman, seguramente para no saturar el mercado y perjudicar a las ventas. 

Una de estas novelas es El fugitivo, protagonizada por un tal Ben Richards y ambientada en los Estados Unidos de 2025. Richards es uno de muchos ciudadanos que malviven en un mundo en el que la civilización y los valores democráticos se han convertido en poco más que un recuerdo, un mundo en el que la desigualdad social provoca tensiones que amenazan con romper a la sociedad. 

Esas tensiones y violencia acumulada llevan al gobierno a desarrollar métodos revolucionarios para mantener a la gente aletargada. Una de esos métodos es el concurso El fugitivo, en el que después de una selección entre los candidatos, se produce una caza del hombre televisada para todo el país. 

 


Es un concurso, así que hay una serie de reglas. Será perseguido por los cazadores del programa, con la ayuda de toda la sociedad, pero ganará cien dólares por cada hora que permanezca libre y otros cien por cada cazador que mate. Lo más probable, dadas las circunstancias en su contra, es que el concursante muera, pero lo bueno es que todo el dinero que logre recaudar le será entregado a su familia. 

Un premio y una promesa a las que alguien desesperado no podrá resistirse. 

Y Ben Richards está desesperado, con una hija enferma para la que no puede pagar los medicamentos que necesita y una mujer que se prostituye para rascar unos dólares. 

Así que, una vez superadas las pruebas de acceso, recibe unos cuantos miles de dólares para sus gastos, una cámara de video y varias cintas que tendrá que enviar periódicamente para no perder el dinero acumulado y doce horas de ventaja. A partir de entonces, está solo. 

El fugitivo es una historia frenética que Stephen King afirma haber escrito en una semana. La verdad es que a veces se nota esa acelerada actividad, mezclada con algo de filosofia protoecologista de los años ochenta del siglo pasado y quizá algo de ideología socialista (o lo más cercano al socialismo que puede estar un norteamericano de Nueva Inglaterra). 

 

Aunque algunas de las novelas de King son bastante buenas, muchas más son mediocres aunque se hayan vendido por centenares de miles. El fugitivo es una de estas últimas y a pesar de ello, confieso que pasé las páginas a un ritmo casi tan endiablado como el que usó el autor para escribirla. Un placer culpable, lo se, pero de vez en cuando un lector necesita incluso desconectar de la lectura pasando por encima de un libro que no exija mucho, intelectualmente hablando. 

Ni qué decir tiene que, en los años en los que King era tanto un autor superventas como un icono de la década de los ochenta, el libro tuvo una adaptación a la gran pantalla, con otro de los mitos de esa época, Arnold Schwarzenegger, como un hipervitaminado Ben Richards y un argumento y estética que nada tienen que ver con el libro.  

Cuidado cuando esta noche te levantes para ir al baño

 

Bueno, me gustó bastante, a pesar de un final algo previsible y todo lo que he comentado antes. Estoy seguro que a cualquiera que haya leido algo de King, también le gustará. Y a muchos que no lo han leído, también le gustará aunque no lo vayan a confesar. 

Es muy parecido a comer en un McDonald´s.

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