domingo, 13 de febrero de 2022

Bohemian Rapsody

Hace más de treinta años que el genio de Freddie Mercury nos dejó, privándonos de lo que todavía podrían haber sido muchos años de disfrute por delante. El SIDA acabó con él después de varios años de lucha secreta, puesto que solo la víspera de su muerte reconoció en público estar padeciéndolo. 

El grupo Queen se disgregó, con John Deacon expresando su deseo de no seguir adelante porque nadie podría sustituir a su amigo Freddie. Deacon dejó todos las decisiones futuras en manos de Roger Taylor y de Brian May, que desde entonces han seguido manteniendo vivo el legado de la banda y, por extensión, de su vocalista. 

En el marco de estas decisiones es en el que hay que entender que Bohemian Rapsody haya visto la luz, al amparo de cierto renacimiento de las películas musicales y biopics de personajes distintos a lo marcadamente histórico. 

 

La película cuenta la trayectoria de Queen desde sus inicios hasta el icónico megaconcierto Live Aid de 1985, siempre alrededor de la enorme figura de Freddie Mercury, haciendo hincapié en los enfrentamientos dentro del grupo que provocaba alguien de un talento desbocado en un grupo en el que lo que precisamente no escaseaba era el ego y el talento. 

Bohemian Rapsody nos introduce en los entresijos de la vida de Freddie, desde aquel joven zoroastrista que descubre que tiene un don hasta ese otro algo menos joven ya convencido de que ha nacido para ser una estrella, pero asustado por la soledad, al que las malas compañías y falsos amigos acaban llevando por un camino tortuoso que le hará enfrentarse a aquellos que en realidad son los que más le quieren, su familia, su novia de toda la vida y su grupo. 

 

Es, en definitiva, una historia que ya hemos visto en el cine decenas de veces antes y que volveremos a ver decenas de veces más. No falta la redención del héroe, cura de humildad incluida, hasta que asistimos a su apoteosis y eclosión como ídolo de masas durante el concierto y el ya mítico ejercicio vocal con el que Freddie, entre canción y canción, dirige el canto del público hasta donde quiere y más allá. 

A destacar el gran parecido que se logró con los actores respecto a su contrapartida real y, en especial, la actuación de Rami Malek, que junto a la caracterización conseguida, más parecía un clon de Freddie Mercury más que él mismo. Le valió el Oscar a la mejor interpretación protagonista masculina. 

 

Por supuesto también destaca la banda sonora. No puede ser de otra forma, cuando se trata de un grupo tan emblemático y con tantos grandes éxitos a sus espaldas. Sería imposible hacerlo mal, ni queriendo. 

El resultado en su conjunto es, sin embargo, un tanto típico y plagado de tópicos, con un metraje quizá un poco excesivo. Es muy probable que, de no tratar de quien trata, la película no hubiera tenido tanta repercusión y la gente no hubiera soportado tan bien los tramos aburridos. 

En imdb tiene hoy un 7,9, que me parece bastante excesivo. Un bien alto, estaría mejor. 




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