La2 de Televisión Española, el UHF, la segunda cadena de toda la vida, siempre ha mantenido un vínculo con el cine que para los aficionados es agradable mantener. Desde los tiempos de La Clave de Balbín y su película de la semana, pasando por temáticos como Con H de Humor, Qué grande es el cine de Garci y las críticas y comentarios mordaces de Antonio Gasset en Días de cine.
Recuerdos de cuando era poco más de un niño, mi hermano colocando los cuernos de una vieja televisión ELBE de 14 pulgadas, en blanco y negro (más tarde nos pusieron un cable coaxial para poder conectar directamente la televisión, y todavía más tarde fue nuestro primer monitor del Spectrum + hasta que la jubilamos por una pequeña tele a color).
Con mi hermano vi grandes clásicos. Planeta prohibido, Ultimátum a la Tierra, La invasión de los ladrones de cuerpos (la clásica), El increíble hombre menguante (y sus espeluznantes escens con el gato y la casita de muñecas, o la araña), las películas de Harold Lloyd o Buster Keaton... Gran parte de mi cultura de ahora se la debo a haber vivido con él durante toda mi niñez y gran parte de mi adolescencia.
Por fortuna, todavía hoy se mantiene ese compromiso y los lunes por la noche, a eso de las diez, podemos ver grandes joyas del cine clásico y sin publicidad.
Charada es una de esas películas que uno disfruta de principio a fin. Desde las escenas en la estación de esquí en las que Peter Joshua (Cary Grant) se encuentra con Regina Lampert (Audrey Hepburn, adorable como siempre) que marca el pistoletazo de salida a una historia que está repleta de giros y contragiros del guión.
Tantos, tan variados y tan bien llevados que a medida que nos vamos acercando hasta el final, aumentan las dudas de quiénes son buenos, quiénes son malos, quiénes son honestos o cuáles son los mentirosos. Estallarán cabezas varias veces cuando las hipótesis que el espectador va planteando salten por los aires con las nuevas revelaciones, hasta el brillante desenlace final.
No se puede hablar mucho más, para evitar destripar el placer de ir viendo todas estas idas y venidas.
La película se basa, además de en el guión, en la pareja Cary Grant - Audrey Hepburn y la química que muestran en pantalla, a pesar de la apreciable diferencia de edad ya que Cary Grant era un galán más que maduro a sus 59 años mientras que la dulce Audrey lucía brillante a sus esplendorosos 34 añitos. De hecho, el bueno de Cary Grant no estaba convencido de que fuera bueno que su personaje tuviera una relación. El qué dirán que acompañó al actor tanto en esta película como en su vida privada.
Aún así, como digo, lucen genial en pantalla. Vale, sobre todo ella, pero Cary Grant tenía un magnetismo que le hacía brillar aunque no quisiera.
Esta señora tenía algo especial |
Ambas estrellas están acompañadas por unos secundarios de lujo: Walter Matthau, James Coburn (siempre recordaré su fuga del campo de concentración y cómo llega en bicicleta a la frontera española en La gran evasión), o George Kennedy.
Un clasicazo de Stanley Donen, que lo firma antes de cumplir los cuarenta y que también nos legó otros grandes títulos como Saturno 3, Dos en la carretera, Siete novias para siete hermanos, o Cantando bajo la lluvia, antes de dejarnos en 2019 con 95 años.
Charada cotiza hoy alto en imdb, con un flamante 7,9.
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